El apagón causa cerca de 50 kilómetros de retenciones en el entorno viario de Barcelona

Era un efecto previsible después de que el transporte público ferroviario dejara de funcionar a las 12.30 horas. Sin metro, sin Rodalies y sin Tram, los ciudadanos que entran y salen de Barcelona han tenido que echar mano del vehículo privado. Y de esos barros, estos lodos: sobre las cinco de la tarde, cerca de 40 kilómetros de colas en la red viaria asida a la capital catalana. Y no, no es lo habitual a esta hora de cualquier lunes. Comparado con otra semana, la situación es infinitamente peor.

La vía más afectada es la B-10, con 21 kilómetros de retención en distintos puntos y en ambos sentidos. Problemas también en la B-20, con otros 10 kilómetros de vehículos parados, cinco kilómetros de problemas en la B-23 y otros 15 kilómetros en otras vías cercanas a la gran ciudad, como la A-2, la C-31 o la C-245.

Las autopistas cercanas a Barcelona también están marchando un tráfico más propio de una salida de viernes por la tarde. Hay cuatro kilómetros de retención en la C-58 entre Ripollet y Montcada en sentido norte; 12 kilómetros en la AP-7 a su paso por el Vallès; 12 kilómetros en el tramo sur de la C-32.

El reparto modal

Los desplazamientos de conexión (de entradas y salida de Barcelona) de este lunes han hecho saltar por los aires la estadística. La media del reparto modal es la siguiente: 52,7% de transporte público, 41,5% de vehículo privado, 3,8% a pie y 2,1% en bici o patinete eléctrico. Como es obvio, no hay datos sobre lo sucedido a consecuencia del apagón, pero sin Rodalies, sin el metro que salta a algunos de los municipios del entorno y sin el Tram que ya conecta nueve municipios, es más que probable que el porcentaje del coche y la moto se haya disparado.