Modelo de ciudad
Tres bicis robadas cada día en Barcelona o por qué el ciclismo urbano se estanca
La falta de aparcamientos seguros, además de una red de carriles segregados, son, según los expertos, la base de una política eficaz para promover la movilidad sostenible a pedales
La Escola Industrial proyecta el primer gran párking de bicis de Barcelona: más de 300 plazas, taller y duchas
Los hombres triplican a las mujeres que apuestan por la bici para moverse por Barcelona

Bicicletas aparcadas en una calle del Eixample / Ferran Sendra


Carlos Márquez Daniel
Carlos Márquez DanielPeriodista
Periodista especializado en Barcelona. En 'El Periódico' desde principios de siglo. Los últimos 17 años, dedicados a la información local: movilidad, urbanismo, infraestructuras, política municipal, barrios, área metropolitana y medio ambiente. Colaborador habitual en los programas de televisión 'Bàsics' (Betevé) y 'La Selva' (TV3).
Antes de medianoche, tres barceloneses se habrán desplazado a alguna comisaría de los Mossos d'Esquadra para denunciar el robo de su bicicleta. Puede que fuera un hierro de 50 euros, pero puede que valiera 4.000. El caso es que bien podría tratarse del vehículo habitual del afectado, con lo que eso implica para su rutina de movilidad diaria. Son distintas las razones que frenan el crecimiento del ciclismo urbano en la ciudad. Primero está la seguridad, el deseo de disponer de una red de carriles bici segregada del tráfico motorizado, con trazados que tengan continuidad y que cubran todos los barrios y que conecten con otros municipios. Y luego está precisamente el robo, que es la punta del iceberg de un problema mucho más grande: la carencia de aparcamientos seguros. Dejarla en la calle es temerario, los parkings públicos y privados no terminan de seducir y las plazas son escasas, y en casa no caben. Una tormenta perfecta.

Bicicletas circulando arriba y abajo por el paseo de Sant Joan / Manu Mitru
Algunos datos más antes de entrar en materia. Según un estudio hecho público el pasado mes de septiembre por el Instituto de Investigación de Ciencia y Tecnología Ambientales de la Universitat Autònoma de Barcelona, en 2023 aumentaron un 34% las sustracciones de bicicletas en la ciudad respecto a la cifra registrada dos años antes. Fueron un total de 1.167 denuncias, por 870 en 2021. Datos marcados por la pandemia, pero aún así llamativos.
El templo de la Brompton
Los distritos de Sant Martí, Ciutat Vella, Eixample y Sarrià-Sant Gervasi concentran el 69% del total de usurpaciones denunciadas. Enero y octubre son los peores meses, y el lugar preferido por los ladrones es la vía pública. La hora, entre las ocho de la tarde y la medianoche. Una última cifra sacada de una encuesta realizada por el Bicicleta Club de Catalunya (Bacc): el 39,8% de las mujeres y el 46,6% de los hombres han experimentado, al menos en una ocasión, el robo de su bicicleta. Con todo, se entiende mejor que Barcelona sea, probablemente, la ciudad del mundo con más Brompton, la plegable de la que uno nunca se separa.

Bicicletas aparcadas en la calle del Hospital, en Ciutat Vella / Albert Bertran
¿Ha tocado techo la bici en Barcelona con el 3% del total de desplazamientos diarios? ¿Hasta qué punto el miedo al robo es un freno para el ciclismo urbano? Para lo primero, lo mejor es echar una ojeada a las estadísticas. Desde 2015, el uso de la bici se ha doblado, de los 120.000 hasta los 230.000 viajes diarios, que ahora deben ser algo más porque el último dato corresponde a 2023. Pero abunda la sensación de que la cosa no despega y avanza al ralentí tras el estirón posterior a la pandemia. De nuevo hay que mirar los datos: la capital catalana es una de las grandes ciudades en las que más se camina (42,1% del total de desplazamientos) y el uso del coche ha bajado por primera vez en muchos años del 20% del total de movimientos (19,9%). Es decir, quizás la bici no se dispara, pero tampoco lo hace el vehículo privado. Al contrario. Seguro que en todo ello también su influencia las bonificaciones del transporte público.
"Valentía política"
Adrià Arenas, portavoz del Bacc, comulga con la percepción de que se está produciendo "un cierto estancamiento" del ciclismo urbano en la capital catalana. "Siempre defendemos la necesidad de tener más carriles seguros, pero la promoción de la bici pasa por garantizar el aparcamiento seguro", sostiene. Achaca el problema "a la falta de sensibilidad y valentía política". Un problema, añade, que no es de ahora: "En los ocho años de Colau tampoco se hizo nada". Arenas considera alarmante que las políticas urbanísticas "no contemplen grandes aparcamientos para bicicletas", como sucede, sobre todo, en el norte de Europa. "Nos lo prometieron para las nuevas estaciones de Sants y la Sagrera, fundamentales para la intermodalidad, pero no tenemos ninguna garantía de que se vayan a construir".

La silueta de un coche emerge entre un mar de bicicletas en el aparcamiento de la estación central de trenes de Amsterdam / Archivo
La ciudad cuenta con cerca de 260 kilómetros de carriles ciclables y tiene otros 12 programados para este mandato. El Bicing ya dispone de 7.600 bicicletas (unas 4.600 son eléctricas) y hay que sumar el contrato de 'sharing', con siete empresas que este año tendrán desplegadas otras cerca de 3.500 bicis destinadas, sobre todo, a los turistas. En 2024 batió su récord de usos con un crecimiento del 7% respecto al ejercicio anterior y con un 10,5% más de usuarios que en 2023. A día de hoy tiene 164.000 abonados.
En la vía pública hay cerca de 40.000 anclajes en forma de 'U' invertida, con dos plazas en cada uno. Si echan una ojeada, difícilmente verán ahí una bicicleta que supere los 200 euros, sobre todo de noche. Abundan, sobre todo de noche, las bicis abandonadas (mucho más difíciles de retirar que las motos, por la dificultad de asociarlas a un propietario) y las de segunda mano. Dice la leyenda que un mecánico de Barcelona se dedicaba a envejecer bicicletas nuevas para que resultaran menos suculentas para los amigos de lo ajeno. Según el Bacc, la cifra "es insuficiente y están mal repartidos".
En casa, complicado
Descartada la calle, podría pensarse en dejarla a casa, pero con pisos con una superficie media de unos 70m2, y no siempre con ascensor, no es fácil encontrar un hueco para dejarla o que sea práctico subirla y bajarla cada día varias veces. La solución está bajo tierra, por ejemplo, en los aparcamientos de la empresa pública BSM. Una docena de ellos disponen del denominado Bicipark, parkings cerrados y seguros en los que poder dejar la bici sin que consten robos. Suman 578 plazas y, según BSM, tienen 390 abonados. Hay otras 500 plazas en los otros 30 aparcamientos, pero no ofrecen las mismas garantías de espacio reservado y resguardado. En cualquier caso, mil plazas para una ciudad de 1,7 millones de habitantes en la que se realizan más de 230.000 viajes diarios en bici, no parece que vayan a resolver gran cosa.

Contenedor de Bicibox, en Sant Joan Despí / Elisenda Pons
Se habló del tema en la comisión de Movilidad y Urbanismo celebrada la semana pasada en el Ayuntamiento de Barcelona. El grupo municipal de Esquerra rogó al gobierno de Jaume Collboni una tarifa plana de 9,90 euros mensuales y la posibilidad de poder aparcar en cualquiera de los Bicipark. El precio es ahora de 21,44 euros y hay que reservar un aparcamiento concreto, sin opción, a no ser que sea pagando otro montante (1,50 euros por día), de ir a otro parking de BSM. El ruego no prosperó: de momento, las cosas se quedan como están.
Tareas pendientes
Podría ayudar el Bicibox, los contenedores seguros para bicis que ya funcionan en una quincena de ciudades del Área Metropolitana de Barcelona (AMB). La gran urbe, sin embargo, siempre los ha rechazado, alegando problemas estéticos y de ocupación del espacio público. Desde el Bacc, Arenas lamenta esta negativa: "Si no te gusta el diseño, convoca un concurso público y establece un modelo con el que estés cómodo. La ciudad está llena de coches por la vía pública que son casi chatarra; ¿eso sí gusta?".
Que la bici atraviesa por un momento delicado lo demuestra la evolución de las ventas. La Asociación de Marcas y Bicicletas de Espana (AMBE) presentó la semana pasada su informe relativo a 2024: se comercializaron un 13% menos de bicis, con unos números que se asimilan a los de 2017. Barcelona no ha quedado al margen de este bajón. La bici no va marcha atrás, però si avanza al ralentí.
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