FOTOS | Así avanza la espectacular transformación de la Misericòria en nueva sede del CAP Raval Nord

La transformación de la capilla de la Misericòrdia avanza poco a poco para convertir este templo desacralizado del siglo XIX en el futuro CAP Raval Nord. Los vecinos del barrio y los sanitarios del estrecho ambulatorio actual libraron una batalla sin precedentes para conquistar este espacio, al que también aspiraba el MACBA para una ampliación que finalmente tiene lugar en la propia plaza dels Àngels. Ambas obras están ahora en marcha a pocos metros distancia y abren un nuevo capítulo para esta bisagra clave de Ciutat Vella.

El trajín de operarios dentro de la capilla y las vallas de la calle Montalegre advierten que hay en marcha un proyecto de gran envergadura. La edificación prevista es un encaje de volúmenes nuevos y antiguos que trata de resolver un buen reto paisajístico y patrimonial, sin renunciar al confort de los futuros usuarios y profesionales del equipamiento. EL PERIÓDICO ha podido comprobarlo 'in situ' este abril en una visita exclusiva a las obras, que ya van por la segunda fase y terminarían a inicios de 2028 si no hay contratiempos.

Así avanzan las obras para convertir la capilla de la Misericordia en el nuevo CAP Raval Nord

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“Queríamos que nuestro edificio fuera parte de un paisaje”, explica a pie de calle Txema Onzain de ONL Arquitectura, el estudio que ganó el concurso público del departamento de Salut. Él, Joan Nogué y Xavier Vilaragut encabezan una propuesta que no deja indiferente. Prevé una construcción moderna en Montalegre, que decrece de forma escalonada de seis a cuatro plantas para maridar las alturas dispares de la facultad de Geografía e Historia de la UB situada a su izquierda y de la escuela Vedruna Àngels que hay a su derecha.

La reducción de altura en un lateral deja visible la coronación del ábside, que así se podrá ver desde la plaza dels Ángels y no solo desde el bucólico patio de naranjos catalogado que hay detrás de la capilla. Los metros cuadrados que se pierden en esta concesión al paisaje se repescan mediante una planta subterránea, a la que llegará luz natural gracias a una apertura estratégica bajo la escalera monumental de la fachada trasera.

El templo formaba parte del extenso recinto de la Casa de la Caritat, que se expandía desde la calle Ramelleres hasta la plaza Joan Corominas. Por ello, la nave central estaba situada en una primera planta, sobre unos bajos donde había salas variopintas. Esta inusual cota permitió al ayuntamiento, ya hace años, abrir un pasaje peatonal bajo el transepto para que se pudiera llegar al patio de naranjos desde Montalegre. Este paso público se mantendrá y albergará la entrada de urgencias del futuro CAP, independiente del acceso principal desde el patio, que tendrá un horario más limitado.

Mitad iglesia, mitad consultas

Pero lo más llamativo con diferencia es el encaje entre el edificio moderno y el viejo. Solo se conserva la mitad de la iglesia, como si una espada gigante la cortara de forma longitudinal. Así lo preveían las bases del concurso. El inmueble data de 1888 y, aunque su valor artístico es escaso, tiene un aspecto pintoresco. Estaba condenado al derribo total, pero un largo encierro de vecinos forzó una amnistía parcial.

La fusión busca aprovechar al máximo un solar que en realidad es bastante reducido: 7 por 30 metros de base. “Solo 210 m², apenas dos pisitos”, remarca el arquitecto. El ayuntamiento cedió el terreno al CatSalut para levantar el equipamiento, que consigue reunir 2.500 m² en total. Costará 11,2 millones de euros según se anunció hace dos años, cuando la fecha prevista de estreno era 2026.

Dos balcones flotantes

El nuevo CAP contará con hasta 24 consultas fijas para medicina y enfermería. Estarán mayoritariamente en el volumen de nueva construcción, más diáfano. Se adentrarán en la nave principal del templo mediante salas de espera frontales, cuya yuxtaposición formará un vistoso balcón interior en el primer piso y otro en el segundo. Parecen suspendidos en medio del vestíbulo a toda altura, gracias a unos pilares que en realidad serán los antiguos contrafuertes recortados.

La hilera de consultas llega hasta el presbiterio para aprovechar cada rincón: “Incluso hemos puesto una consulta en la curva del ábside, ¡será la más rara que se haya visto en un CAP!”, dice entre risas Onzain mientras la señala en un plano. Además habrá dos aulas de educación sanitaria y una zona polivalente con espacios para odontología, ginecología y salud mental. Las urgencias contarán con cuatro box, un espacio de tratamiento y otro de observación.

Oasis verde al fin completado

La Misericordia rehabilitada rematará por fin el jardín de naranjos trasero, un reducto de paz y silencio al que solo le quedaba este lateral por dignificar. Actualmente a este oasis solo se puede acceder en horario diurno y desde la calle Elisabets número 7. Contiene las aulas del Instituto Escuela Elisabets (hasta 2021, colegio Labouré) y la fundación cultural Institut Confuci de Barcelona.

Las obras solo afectan a un naranjo, que será trasplantado ya esta misma primavera, y dos nísperos silvestres que no están catalogados y se talarán. Hoy su denso ramaje tapa buena parte de la fachada trasera de la capilla, que se retocará para agregar una cenefa de pequeñas aperturas en forma de rombo, a conjunto con el escudo situado sobre la puerta y el dibujo geométrico en sus arquivoltas.

Además de alegrar la extrema sobriedad del muro, Onzain busca con esta decoración facilitar la ventilación cruzada del ambulatorios mediante unas ventanas disimuladas. El conjunto, por cierto, estará dotado de un sistema bioclimático en la cubierta pensado para reducir el gasto energético: “Hasta julio no debería hacer falta que enciendan la climatización”, pronostica el diseñador.

A la espera de los arqueólogos

Ramon Pérez, jefe de obra, reparte cascos de seguridad a la comitiva visitante mientra orquesta a los operarios. Pertenece a la UTE que ganó la segunda fase de obras y que integran tres empresas (Constructora d'Aro, Bosch Pascual y Rècop). Prevén tener acabados este abril los muros de contención del futuro sótano, mientras lidian con contratiempos como un armario eléctrico de Endesa pendiente de retirar y una tasa municipal imprevista. En paralelo avanza también la retirada de las piedras de Montjuïc de dos muros del siglo XVIII que la iglesia integró en la parte posterior y que se suprimirán. El consistorio las recolecta para su aprovechamiento.

A partir de mayo toca prospección arqueológica. Los especialistas examinarán las tierras a extraer, hasta una profundidad de cuatro metros, para verificar que no haya restos de valor amenazados. Sería una sorpresa que los hubiera, puesto que las ocho calas arqueológicas de la primera fase de obras solo hallaron trozos de cerámica de la Casa de la Caritat. Eran básicamente vajilla rota, un vestigio que para los académicos tiene mucho interés y además es fácilmente trasladable al almacén del museo de historia para su estudio minucioso.

En agosto de 2026 debería terminar la segunda fase tras haber completado de 21 meses de obras. La tercera y última fase corresponde a la arquitectura interior y las instalaciones sanitarias y se alargará otros 18 meses. El proyecto ejecutivo ya está terminado, apuntan fuentes de la Generalitat, pero no saldrá a concurso hasta el invierno de 2026 para facilitar el encadenamiento de los trabajos. Si todo va bien, en menos de dos años llega la inauguración.

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