Crisis vecinal
La FAVB no reconoce la asamblea en la que la presidenta de la Asociación de Vecinos del Carmel fue reelegida
Montserrat Montero reedita el cargo en una votación en la que participaron menos de 10 personas y de la que sus detractores preparan la impugnación
Crisis en la Asociación de Vecinos del Carmel: la FAVB insta a su presidenta a dejar el cargo

El Carmel, en enero pasado. / Zowy Voeten


Toni Sust
Toni SustPeriodista
Escribo sobre Barcelona desde 2016. Antes lo hice sobre Política social (2011-2016) y sobre Política catalana y española (2001-2011).
Profesor asociado de Periodismo en la UPF.
Montserrat Montero está contenta, se siente reivindicada y se muestra con fuerzas para seguir al frente de la Asociación de Vecinos del Carmel, que preside desde hace cinco años. Explica que fue reelegida como presidenta en una asamblea celebrada por la entidad el pasado 6 de abril. Y dice que así se cerró la crisis abierta hace ya tiempo en la asociación de este barrio de Horta-Guinardó.
Pero sus detractores, antiguos excompañeros de junta, y la Federació d'Associacions de Veïns i Veïnes de Barcelona (FAVB), no lo ven como ella. Consideran que la asamblea del 6 de abril no fue convocada correctamente, subrayan que la advirtieron de ello con suficiente antelación y consideran que no les queda otro camino que impugnar la elección.
La gestora
El desencuentro no empezó ayer. El tesorero de la asociación dejó el cargo en febrero y el secretario se fue en mayo, según el relato de Montero. La presidenta creó una gestora en una asamblea celebrada el 2 de marzo, per la FAVB considera que esa gestora nunca ha llegado a existir legalmente.
La gestora convocó la asamblea del 6 de abril, y la federación insiste: no puede ser válida una asamblea convocada por una gestora que no es legal, y por lo tanto no lo es tampoco la elección de la presidenta.
Pago de cuotas
El 6 de abril, relata Montero, muy pocas personas acudieron a la asamblea que convocó, algo de lo que culpa a uno de sus adversarios, del que dice que se presentó a la reunión y quien, según ella, llegó a jactarse de haberla boicoteada, pero más allá de esos dimes y diretes, allí se votó. Para poder hacerlo, los presentes procedieron a pagar la cuota anual, algo obligatorio para poder emitir el sufragio, además de llevar un año como mínimo de socio. Son ocho euros para parados y pensionistas y 12 euros para el resto.
Los detractores de Montero se abstuvieron (fuentes de la FAVB dicen que se fueron), y el resto, ocho personas (siete según la FAVB), ella incluida, votaron a su favor. Es decir, ganó por unanimidad. Una unanimidad de seis votantes, pero unanimidad al fin.
Nuevos compañeros
La presidenta no solo se da por reelegida, sino que se muestra satisfecha de haber encontrado nuevos compañeros de junta. “Vinieron los de siempre a crucificarme, pero también acudieron antiguas socias a cuidarme”. Ahora, añade Montero, la junta la forman ella misma, un vicepresidente, una tesorera y un secretario.
Fuentes de la FAVB, que destacan que Montero ha tenido un papel importante en momentos difíciles en el Carmel, agregan que pese a ese reconocimiento nada evita el hecho de que para reelegir una presidenta debe celebrarse una asamblea que cumpla con las normas previstas en sus estatutos. Añaden que ella tiene todo el derecho a presentarse, pero cuando la junta la convoque debidamente.
La reunión del 27 de marzo
La FAVB citó a los representantes de la asociación del Carmel a una reunión el 27 de marzo para analizar la situación. Montero no acudió, algo que ella justifica por una lesión que se hizo en una rodilla. La federación la instó a dejar la presidenta para encontrar una salida al conflicto, y ella, que dice que llevaba tiempo planteándose dejar el cargo, se negó a obedecer y decidió optar a la continuidad como presidenta.
En todo momento, indican las mismas fuentes, los servicios jurídicos de la FAVB la avisaron de que estaba incumpliendo sus estatutos. Ahora está por ver cómo y cuándo se concreta la impugnación y cuál es el siguiente paso en el conflicto, que tiene como consecuencia que los vecinos del Carmel ven cuestionada la representación que debe ejercer la entidad por el pulso abierto entre unos y otros.
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