Memoria del activismo vecinal
CCOO ‘secuestra’ otra vez el bus 47 para denunciar que la película sobre Manolo Vital oculta que era del sindicato
Compañeros de lucha critican el relato de Marcel Barrena por soslayar que el conductor de Torre Baró era miembro de Comisiones y del PSUC
Belén López reúne los avales necesarios para ser la nueva líder de CCOO de Catalunya
Crítica de 'El 47': Cine de denuncia amable y eficaz

El bus el '47', que CCOO recupera para llevarlo dentro de su congreso / Jordi Otix


Toni Sust
Toni SustPeriodista
Escribo sobre Barcelona desde 2016. Antes lo hice sobre Política social (2011-2016) y sobre Política catalana y española (2001-2011).
Profesor asociado de Periodismo en la UPF.
CCOO ha sacado este miércoles a pasear un autobús idéntico al que Manolo Vital secuestró el 7 de mayo de 1978 para conducirlo a Torre Baró y demostrar con ese ejercicio de rebeldía que el transporte público podía llegar a esta parte de Nou Barris.
Vital (Valencia de Alcántara, Cáceres, 1923 - Barcelona 2010), conductor de autobús, abrió la puerta a que el Ayuntamiento de Barcelona, que argumentaba que los vehículos no podían llegar hasta esa zona de Barcelona, rectificara. Y de esta forma se ganó una de las guerras clave de un barrio que antes ya había tenido que combatir para lograr el acceso al agua y a la electricidad.
La película
La historia ha sido reflejada en la película ‘El 47’, de Marcel Barrena, que relata la vida dura de los inmigrantes que llegaron a Barcelona desde el resto de España y tuvieron que improvisar viviendas en barrios precarios, que fueron mejorando mediante protestas vecinales. El relato de Barrena resulta especialmente ilustrativo en estos momentos en los que la ultraderecha –la españolista y la independentista– cuestiona a los extranjeros que llegan a Catalunya, mientras algunos partidos en teoría nada extremistas se suman a esa crítica con el peregrino argumento de que para que evitar que triunfe el fascismo hay que defender sus tesis.
La película ha emocionado y ha sido un éxito de púbico, pero no ha contentado completamente a los compañeros de lucha vecinal y política de Vital, que creen que el relato es sesgado, sobre todo porque oculta que el conductor era miembro de Comisiones Obreras y del PSUC.
Majísimo y apolítico
Critican que se presente como un héroe solitario a Manolo Vital, una especie de activista aislado, muy majo y determinado, pero prácticamente apolítico. Para ser más concretos: en la película no se comenta que fue crucial que Vital estuviera en CCOO y el PSUC para que su lucha tuviera efecto. Elementos como los despidos arbitrarios de conductores de bus que aparecen en la película sublevaron a los sindicalistas. Desde dentro del autobús lo cuenta Mercè Claramunt, abogada, que fue administrativa e informática de la empresa de transportes de Barcelona que a partir de 1979 ya era Transports Metropolitans de Barcelona (TMB).
El cabreo por esta parte en concreto llevó a una reunión de CCOO del bus en enero, y allí se fraguó este paseo en el 47, que ha coincidido con el congreso que el sindicato celebra estos días en Barcelona. Culminará en la elección como secretaria general de Belén López, que relevará a Javier Pacheco al frente del sindicato en Catalunya.

Antonio Quijada, vecino de Vital en Torre Baró, y miembro de CCOO y PSUC, su mujer, Aurora Rocha, este miércoles en el bus. / Jordi Otix
Un Pegaso con cambio semiautomático
López se ha subido al bus, que ha salido de Fabra i Puig y ha finalizado su trayecto a los pies de Montjuïc, junto al recinto de la Fira en el que CCOO celebra su congreso. El vehículo, verde, es un 6038 articulado con cambio semiautomático de Pegaso, igual –salvo el color– que el 47 que Vital llevó a Torre Baró, del que no está muy claro su paradero. El que se empleó en la película es un articulado Pegaso 6035 propiedad de la Associació per a la Recuperació i Conservació d’Autobusos (ARCA), que lo compró a Transports Metropolitans de Barcelona.
En el bus viajaban algunos de los vecinos y compañeros de Vital en el sindicato y el PSUC. Uno de ellos es Antonio Quijada, 76 años, vecino de Vital, que recuerda que antes del transporte público hubo que luchar para que el barrio contara con agua y con electricidad. Cuando aún no había luz allí, él hacía los deberes con un candil: “Del candil pasamos a un quinqué; del quinqué, a una luz de carburo; y del carburo, a la eléctrica”.
Estado de excepción
“Yo llegué a Torre Baró en 1955”, explica. Por su activismo –era de CCOO y del PSUC– le detuvieron varias veces, fue torturado y estuvo en la cárcel. En alguno de los casos fue durante el Estado de excepción de 1969, que permitía a las autoridades detener durante 90 días sin mayor garantía, en una España en la que ya de ordinario no había muchas para los arrestados. En uno de los interrogatorios a los que fue sometido, el policía de turno le dijo en un momento dado a Quijada: “Tranquilo, que tenemos tres meses”.

Belén López, que será designada nueva secretaria general de CCOO en Catalunya en este congreso, en el viaje del otro 47, este miércoles. / Jordi Otix
“Se podría haber hecho una buena película”, lamenta Quijada, que vivió en el número 45 de la calle de Guixà. En ‘El 47’ echa de menos una explicación más detallada de cómo fue emigrar en esa época a Torre Baró, a Barcelona. “Si almenos hubieran dicho en la película que Manolo Vital era del PSUC...”, se lamenta el hombre otra vez.
El ayuntamiento, amnistiado
“Que aparezca Pasqual, con todos mis respetos...”, critica Quijada, en alusión a la aparición en la película de un Maragall joven, un personaje que llega a viajar en el autobús durante el viaje del 47 secuestrado a Torre Baró y que muestra mucho interés por arreglar el problema desde una posición municipal de escaso poder. Un personaje fabulado por el director que no ha hecho especialmente felices a los verdaderos protagonistas de la lucha vecinal del momento.
Porque ese es otro elemento de la película: apenas hay malos. Si acaso, el agente del orden, un policía, que acude a demoler las chabolas de los inmigrantes si no tienen el techo ya hecho al amanecer. El malo es un inmigrante que actúa contra un inmigrante que llegó después.
En cambio, en el ayuntamiento más que mala gente que ignoró al barrio se aprecia solo indiferencia, un ‘no podemos hacerlo todo’, un poco de desidia sin maldad excesiva. Y ese Maragall recreado que da una pátina de amabilidad a una clase consistorial que quizá no merezca.

El autobús, de camino a la plaza de Espanya. / Jordi Otix
El héroe solitario
Todo indica que sin el PSUC y CCOO Vital no hubiera triunfado en su empeño, que sin la ayuda de otros muchos integrantes del movimiento vecinal el transporte hubiera llegado más tarde a Torre Baró. Pero se optó por un héroe un poco solitario, majísimo y un tanto apolítico. Y ahora sus compañeros de lucha sindical y política han tenido que secuestrar de nuevo el autobús para recordar cómo fueron las cosas realmente.
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