Crisis en el transporte público
Arc de Triomf, ejemplo clamoroso del centenar de ascensores y escaleras parados en Rodalies
La acumulación de elevadores parados por averías y pendientes de revisión colman el malestar de los viajeros de la red ferroviaria
La empresa de mantenimiento de Renfe tiene un centenar de escaleras mecánicas y ascensores fuera de servicio en Rodalies

Dioni Delgado sube cargado por las escaleras mecánicas fuera de servicio en la estación de Rodalies de Arc de Triomf, en Barcelona. / ZOWY VOETEN


Jordi Ribalaygue
Jordi RibalayguePeriodista
Periodista especializado en información local de Barcelona y el área metropolitana. Ha trabajado en El Mundo, EFE, Público, Ara, Tot Barcelona y medios locales de Sant Adrià de Besòs y Badalona. Ha colaborado en la redacción del libro 'Objectiu Venus', sobre el barrio de La Mina.
Dioni Delgado carga con unos maletones a pulso mientras sube del andén al vestíbulo de Rodalies en la parada de Arc de Triomf. Remonta los escalones con pesadez, resoplando y algo doblado por el empeño. “Es que son 23 kilos de equipaje...”, se excusa, mientras toma aire tras superar una prueba inesperada de esfuerzo. Acaba de dejar el tren que lo ha traído desde Manresa junto a otros parientes, todos en dirección a Madrid para reencontrarse con el resto de la familia, procedente de Venezuela. A las puertas del viaje hasta la capital, no esperaban topar en el transbordo en Barcelona con los ascensores y las escaleras mecánicas fuera de servicio.
“Me lo encontré por sorpresa, me parece supermal”, resuelve. Su hermana, Juletsi, lo dice a las claras. “Menudo asco”, espeta. “Vamos a buscar a mis padres, tienen 70 años y ellos también vienen cargados. No sé cómo lo haremos a la vuelta”, deja caer Dioni, antes de retomar el camino.
La escena, vista el pasado viernes, es tan solo una de las estampas que menudean a lo largo de la red de corta distancia de Renfe en Catalunya, de nuevo en el foco por el goteo de incidencias y retrasos en los convoyes que han reavivado la irritación por los endémicos fallos del servicio. Hasta la semana pasada, las estaciones de las rutas de cercanías acumulaban un centenar de elevadores sin funcionar, como informó EL PERIÓDICO. De todos los aparatos detenidos por averías o por motivos de seguridad a la espera de revisión, Arc de Triomf contabilizaba tres ascensores y dos escaleras mecánicas que, hasta el viernes, llevaban parados unos dos meses y medio.
No obstante, uno de los ascensores que estaba pendiente de reparación vuelve a estar operativo desde este pasado fin de semana. Concede un cierto respiro a los pasajeros que, durante más de 60 días, han carecido de cualquier elevador en caso de acceder por la boca que da a la estación del Nord.
Estorbo por duplicado
“No solo pasa en esta parada: tampoco funcionan en plaza Catalunya, ni en Pineda de Mar ni en muchas otras”, recuenta Esther Sanchís, que sufre el inconveniente por duplicado. En su caso, tropieza con ascensores y escaleras encallados tanto en la estación de origen, en el Maresme, como en la de destino, en Barcelona. El asunto se agrava por las circunstancias de Esther, que anda con una muleta. “Me afecta tanto que a veces renuncio a coger el tren”, confiesa.
Un acompañante asiste a Esther de regreso a Pineda, exasperado porque el elevador no responda al apretar el botón ni se muevan las mecánicas. Una vez más, no le queda otra a la chica que descender apoyándose en el bastón y la barandilla para tomar el Rodalies. “Más de una vez me ha pasado que faltan cinco minutos para que llegue pero, cuando he acabado de recorrer todas las escaleras, el tren ya ha pasado y tengo que esperar al siguiente”, lamenta.

Esther Sanchís bajando con la ayuda de un muleta al andén de Rodalies en Arc de Triomf, en Barcelona. / ZOWY VOETEN
Con cierta frecuencia, algún trabajador de Renfe se apiada de Esther y la cuela por una taquilla para que use el ascensor del metro, que sí suele tirar. Así puede bajar al andén de la Línea 1 y atravesar desde ahí al apeadero de Rodalies por una puerta de emergencia, que acostumbra a estar abierta de par en par.
El atajo es improvisado y no está exento de riesgo de multa, porque comporta transitar por las instalaciones del metro sin portar un título validado. En todo caso, se ha convertido en rutina en la estación para ahorrar el suplicio a clientes que, de otro modo, a duras penas serían capaces de alcanzar la zona de vías, ya sea por desplazarse en silla de ruedas, padecer de movilidad reducida o arrastrar una multitud de maletas, habituales en el trasiego de un intercambiador tan próximo al centro de Barcelona.
Carrera de obstáculos
A Hanane El Amry se le ve apurada tras percatarse de que el ascensor no funciona un día más en la parada. Empuja un carrito con su hijo y se las tiene que apañar sola para superar el obstáculo de la escalera. “Me ha pasado también en Premià, en Vilassar, en Mataró… Hay ascensores que llevan un año y medio sin funcionar”, atestigua. La joven se encamina escalones abajo sosteniendo el carrito y echando un ojo a su pequeño, sin ayuda, hasta que una pasajera se presta a auxiliarla.
Las deficiencias que han frenado en seco a los elevadores ceban aún más la indignación de los asiduos de Rodalies, ya rebosante. “Tendríamos que salir a la calle a protestar”, piensan Merche y Francesc. Para evitarse un transbordo más largo por la calle a causa de las obras en el Clot, han preferido apearse en Arc de Triomf, sin escaleras mecánicas en marcha. “Hace tiempo que están así”, señala Merche, operada de cadera: “Llevo una prótesis y subir escaleras me cuesta… No sé si es que los técnicos están mal dirigidos, pero me sorprende que pase y no se piense más en las personas”.

Hanane El Amry carga con un carrito, acompañada de su hijo, en la estación de Rodalies en Arc de Triomf, en Barcelona. / ZOWY VOETEN
“Cada semana me encuentro con el mismo problema”, se queja Cinta, junto a su hijo Alain, que le echa una mano con la maleta hasta el andén. “Estoy muy mal de la espalda y me intervinieron del fémur, pero no hay nadie que nos ayude”, critica.
Jaume, de edad avanzada, asciende solo por la escalera de Arc de Triomf, muy lento, descolgado del resto del pasaje. “Me perjudica especialmente que no vaya el ascensor ni la escalera mecánica, porque estos días tengo mucho dolor de rodilla”, admite. Da fe de que ha presentado varias reclamaciones: “En Renfe dicen que no depende de ellos, que es asunto de otra empresa, que no es de su responsabilidad… Es una vergüenza, pero ya no me sorprende”.
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