Gastronomía
Sin 3 Soles: el restaurante de Barcelona que pierde la máxima distinción de Repsol
Lista completa de los nuevos Soles Repsol 2025

La entrada del restaurante Via Veneto / Pau Arenós
La escena gastronómica catalana, habitualmente vibrante y celebrada, experimentó un matiz agridulce durante la última edición de la Guía Repsol, un evento de renombre que tuvo lugar en Tenerife. Si bien la noche fue propicia para el reconocimiento de nuevos talentos y la ascensión de restaurantes emergentes, como el celebrado Esperit Roca, que irrumpió con fuerza obteniendo Dos Soles directamente, un revés inesperado ensombreció la velada: la pérdida de la prestigiosa distinción de Tres Soles por parte de Vía Veneto, un restaurante emblemático de Barcelona.
Este hecho, aunque no proclamado a bombo y platillo por la guía, resuena con fuerza en el sector. Al igual que las codiciadas estrellas Michelin, los Soles Repsol son un termómetro de la excelencia culinaria, y su pérdida, ya sea por decisiones de los inspectores o por el cierre del establecimiento, siempre genera un impacto significativo. En esta ocasión, Vía Veneto, un bastión de la gastronomía catalana con más de medio siglo de historia, ha visto rebajada su calificación a Dos Soles, un golpe inesperado que marca un hito en la trayectoria de la guía. La única otra pérdida similar este año fue la del restaurante Ramón Freixa en Madrid, pero en ese caso se debió al cierre del establecimiento, lo que hace que la situación de Vía Veneto sea aún más singular y sujeta a debate dentro del exigente mundo de la alta cocina.
Vía Veneto no es un restaurante cualquiera; es una institución arraigada en el corazón de Barcelona, un testigo privilegiado de su evolución social y cultural. Fundado en 1967 por el visionario Oriol Regàs, también responsable de la legendaria discoteca Bocaccio, el restaurante encontró en Josep Monje Canut y posteriormente en su hijo, Pere Monje, a los sucesores que consolidaron su legado. Desde sus inicios, Vía Veneto se propuso ofrecer una experiencia culinaria excepcional, elevando la cocina catalana a un nivel de sofisticación y elegancia sin precedentes.
Primera estrella Michelin
La confirmación de su excelencia no tardó en llegar. En 1974, Vía Veneto obtuvo su primera estrella Michelin, un reconocimiento que ha mantenido ininterrumpidamente hasta el día de hoy, un testimonio de su compromiso constante con la calidad y la innovación. Este medio siglo de brillo Michelin contrasta ahora con la pérdida de uno de sus Soles Repsol, creando una dicotomía que invita a la reflexión sobre los criterios de evaluación y las dinámicas cambiantes en el panorama gastronómico.
A lo largo de sus 58 años de historia, las mesas de Vía Veneto han acogido a personalidades ilustres de diversos ámbitos, desde la literatura y el arte hasta la política y la alta sociedad. Escritores de la talla de Mario Vargas Llosa y Gabriel García Márquez, el expresidente estadounidense Richard Nixon y el excéntrico Salvador Dalí, quien era un cliente asiduo, han disfrutado de la atmósfera única y la cocina impecable del restaurante. Vía Veneto también fue escenario de importantes reuniones de la burguesía catalana, tanto por placer como por negocios, consolidándose como un punto de encuentro clave en la vida social de la ciudad.
El ambiente Belle Époque que envuelve el restaurante transporta a los comensales a una época dorada, donde la elegancia y el refinamiento eran la norma. En sus fogones, el joven chef David Andrés se encarga actualmente de preservar la esencia culinaria que ha definido a Vía Veneto durante décadas: una combinación de clasicismo y vanguardia que se refleja en platos icónicos como la liebre a la Royal, la reconfortante escudella o los delicados canelones de pollo. La carta, cuidadosamente elaborada, ofrece un recorrido por los sabores más auténticos de la cocina catalana, mientras que el menú degustación, con un precio de 165 euros (sin maridaje) y 225 euros (con vinos), invita a descubrir nuevas creaciones como el solomillo de cerdo Wellington, el sorprendente "aspic" de carabineros con crema de erizos de mar o el exquisito salmonete de roca.
La pérdida de uno de sus Soles Repsol representa un desafío para Vía Veneto, una oportunidad para reinventarse y reafirmar su compromiso con la excelencia. La familia Monje, que ha estado al frente del restaurante durante generaciones, se enfrenta ahora a la tarea de recuperar el brillo perdido y demostrar que Vía Veneto sigue siendo un referente indiscutible de la gastronomía barcelonesa. Más allá de las guías y los premios, lo que realmente importa es la pasión por la cocina, el respeto por los ingredientes y la dedicación al cliente, valores que han convertido a Vía Veneto en un icono perdurable. El tiempo dirá si este revés se convertirá en un nuevo impulso para alcanzar cotas aún más altas, pero lo que es innegable es que Vía Veneto seguirá siendo parte esencial de la historia culinaria de Barcelona, independientemente de las estrellas que luzcan en su puerta. La tradición, la calidad y la experiencia son los pilares que sostienen este templo gastronómico, y son esos atributos los que continuarán atrayendo a los amantes de la buena mesa de todo el mundo.
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