Futurista
Así es el perro robot que pasea por las calles de Barcelona
La peculiar mascota puede saltar, sentarse e incluso dar la patita
Así funciona la "Alexa" de la limpieza: el robot humanoide que limpia toda la casa por ti

Un perro robot pasea por el centro de Barcelona / Atlas News
El futuro ya ha llegado a Barcelona y, aunque no tengamos coches voladores como se predecía en la mítica película 'Regreso al futuro' -del año 1989-, es cierto que la tecnología ha avanzado considerablemente y, con ella, los robots.
Las novedades en la ciencia bélica -Cuando se estrenó el filme, habían pasado más de 40 años desde la Segunda Guerra Mundial-, la invención de los ordenadores y la llegada del hombre a la luna hicieron que muchas personas creyeran que el siglo XXI estaría dominado por las ciudades inteligentes, los coches voladores, los robots y una vida casi sacada de una novela de ciencia ficción.
No obstante, aunque los vehículos sigan circulando por carreteras, el mundo de los androides ha avanzado considerablemente. En China, por ejemplo, ya podemos ver robots haciendo trabajos cotidianos e incluso colaborando con la policía.
Barcelona futurista
Y Barcelona no quiere ser menos: entre sus objetivos, se encuentra dotar a la ciudad de tecnología para mejorar la calidad de vida de los ciudadanos.
De momento, entre las concurridas calles del Eixample nos podemos encontrar paseando a Khlipper, un nuevo perro robot que ha captado la atención de los vecinos y turistas.
La finalidad de este can metálico es, en un futuro, ser utilizado para fines sociales y asistenciales y mejorar, así, la calidad de vida de personas con diversidad funcional y de la tercera edad.
Ayudar a las personas
Enrique Lucea es el propietario de esta particular mascota. Lucea es un apasionado de la innovación y la tecnología y empezó el proyecto para acercar los robots a las personas. Y lo que pretende es personalizar cada robot según las necesidades individuales de cada individuo.
En un futuro, Lucea quiere incluirle la capacidad de mantener conversaciones, recordar horarios de medicación y citas médicas e, incluso, asistir en tareas como recoger objetos o ayudar a una persona a vestirse.
Hoy por hoy, el autómata imita con mucho realismo los movimientos de un perro real, llegando a saltar, sentarse e incluso dar la patita. Pero no realiza ninguna otra tarea de asistencia.
Miradas curiosas
Pese a ello, su presencia no ha dejado indiferente a ningún transeúnte ni a ningún perro de carne y hueso, que no están acostumbrados a su presencia y actúan con cautela y miedo al interactuar con él.
"Hay gente que se piensa que es un perro normal", explica Lucea en una entrevista a la Cope. Además, añade que está trabajando para ponerle voz y que pueda expresarse.
No obstante, las modificaciones que pretende hacer requieren de mucha capacidad económica, por lo que está pensando en conseguir el mecenazgo de alguna empresa o particular.
De momento, Lucea coopera con fundaciones como Disgrup, asociación que trabaja para la integración en la sociedad de las personas con discapacidad, pero necesita más recursos que le ayuden a llevar a cabo su proyecto.
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