Entre la Ciutadella y Arc de Triomf
Una acumulación insólita de pipas ensucia el paseo Lluís Companys
Media docena de personas usan estas semillas de girasol para controlar a palomas y cotorras y propiciar que los turistas jueguen con ellas
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El parterre de Lluís Companys más próximo al parque de la Ciutadella, con una manzana y lleno de cáscaras de pipas / Zowy Voeten


Pau Lizana Manuel
Pau Lizana ManuelPeriodista
Están por todas partes. Los parterres centrales del paseo de Lluís Companys están repletos de cáscaras de pipas, especialmente los del lado Besòs. Este curioso fenómeno es más visible en las jardineras más cercanas al parque de la Ciutadella, donde queda poca hierba y el grisáceo de las semillas de girasol contrasta con el color de la tierra. En las más cercanas al Arc de Triomf cuesta más verlas, pero también están.

Otro parterre, también ensuciado con una manzana y cáscaras de pipas / Zowy Voeten
No se trata de un compulsivo grupo de adolescentes que se haya propuesto afear el verde de esta arteria barcelonesa, sino de unas cuantas personas que han hecho de este paseo su zoológico particular. Cada día se adentran en estos parterres cinco o seis hombres, la mayoría inmigrantes o personas sin hogar, que atraen a palomas y cotorras para que turistas y curiosos puedan sostenerlas y tomarse fotos y vídeos con ellas.
Para ello, estos improvisados colombófilos usan un curioso sistema. En un primer momento, lanzan al parterre una manzana que parece atraer especialmente a las cotorras y que muchas veces se queda olvidada en el parterre durante varios días. A su vez, arrojan alguna migaja de pan y unas cuantas pipas al suelo, consiguiendo que se forme un gran corrillo de aves. Una vez los animales ya han picado este anzuelo, estos particulares adiestradores se ayudan de silbidos continuos, gestos y pipas para conseguir que palomas y cotorras suban a sus manos y a la de los curiosos.
Aziz lleva ganándose la vida de esta manera desde hace un año, cuando dormía en el mismo paseo, a pocos metros del palacio del Tribunal Superior de Justicia de Catalunya. Desde entonces, se coloca en uno de estos parterres y reúne a su grupo de palomas y cotorras cada día. Exhibe a estas aves con mucho control y un cierto orgullo ante curiosos y turistas que se acercan, especialmente atraídos por el color llamativo de las cotorras. "Son demasiado cucas", exclama encantada una turista francesa, que tarda pocos segundos en sacar su teléfono móvil para fotografiarse con ellas.

Aziz, enseñando una cotorra a un turista / P.L.
Entre dos y tres kilos de pipas al día
Muchos de los que juegan con las aves controladas por Aziz le dejan algo de calderilla al marchar, aunque lo que recauda no da para vivir en condiciones. "Saco unos 20 euros al día", explica este marroquí, que asegura que lanza entre dos y tres kilos de pipas por jornada a las aves.
Antes de llegar a Barcelona, Aziz ya había pasado por Alemania, Italia y Francia. Aunque ya no duerme en el mismo paseo, sigue sin hogar. Pasa las noches en una cabaña que él mismo ha levantado en Mataró, pero asegura que quiere establecerse en Catalunya. "Mi novia es catalana, del Clot, y me gustaría encontrar un trabajo y un piso", asegura.

Otro de los adiestradores de palomas del paseo Lluís Companys / P.L.
De momento, sin embargo, Aziz sigue con su particular espectáculo en el paseo Lluís Companys. Asegura que, pese a las campañas de información que el ayuntamiento ha llevado a cabo en varias ocasiones, nunca ha tenido ningún problema con el consistorio. "Aquí no hacemos daño a nadie", afirma.
Como Aziz, casi todos los parterres del paseo suelen estar ocupados por palomas, cotorras y los curiosos que las rodean. Aziz explica que no tiene ninguna relación con el resto de adiestradores de aves, y que cada uno usa sus propias técnicas para atraer a los animales. "Somos cinco, creo, pero yo soy el más profesional", bromea. Lo cierto es que es difícil ver alguna jardinera con más animales, o más cáscaras de pipas, que la de Aziz.
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