El futuro del litoral
Barcelona busca fórmulas para “preservar” el ocio nocturno del Front Marítim de la Barceloneta
El ayuntamiento ya ha comunicado a representantes de los cinco locales afectados, cuya prórroga finaliza este año, que su voluntad es mantener la actividad
Las discotecas 'sentenciadas' del Front Marítim de Barcelona enfilan su último año de contrato sin saber si desaparecerán
Los locales de ocio ya vendidos del Front Marítim de Barcelona podrían mantener la oferta nocturna
La noche del Front Marítim exhibe millones, premios y seguridad contra su cierre en Barcelona

Ambiente en el eje de ocio del Front Marítim, el pasado verano. / JORDI COTRINA


Patricia Castán
Patricia CastánPeriodista
Periodista en El Periódico de Catalunya desde 1996. Ha ejercido de redactora y jefa de sección en Gran Barcelona. Especializada en los ámbitos de economía local, comercio, turismo, vivienda, ocio, gastronomía y tendencias urbanas.
El eje de locales de restauración y ocio nocturno del Front Marítim de la Barcelona, con negocios como Opium, Shoko y Carpe Diem, cuya prórroga de contratos finalizaba este año, no desaparecerá. El ayuntamiento de Jaume Collboni tiene la voluntad de “preservar los usos” y está analizando todas las opciones para atar su continuidad. Los espacios afectados son titularidad del Ministerio de Hacienda, que los había tenido alquilados junto a otros inmuebles en el litoral, pero en 2020 tras la finalización de las concesiones de 30 años optó por sacar a subasta una parte, y mantener estos un máximo de cinco años hasta que el ayuntamiento moviera ficha sobre su futuro. Ese momento ha llegado.
Ada Colau se propuso erradicarlo durante su mandato y darle otra actividad, pese a la dificultad de optimizar esos singulares espacios, bajo el paseo Marítim, a pie de playa y con el frente de las terrazas como única entrada de luz. Pero el proyecto original de los Comuns para ampliar instalaciones del Centro Superior de Investigaciones Científicas (CSIC) --en una primera fase-- a costa del espacio que ocupa la discoteca Opium ya es historia, después de que el consistorio de Jaume Collboni encontrase otro emplazamiento mejor, como anunció a finales del año pasado. El centro Barcelona Mar de Ciencia, impulsado por el CSIC, se empezará a construir en el muelle de Marina del Port Olímpico en 2026, con una inversión prevista de 30 millones de euros para sus 3.000 metros cuadrados.
Así que tras años de debate, los datos y la realidad del mapa del ocio hacen que cobre fuerza la tesis de que sería peor el remedio que la enfermedad, es decir, que el reto de pacificar la zona por la noche tendría el efecto de dejar la ciudad con más déficit de espacios de ocio de los ya que sufre, y de entrada empujaría a muchos miles de usuarios a otras zonas ya saturadas, como el centro, el Poblenou o el eje de Tuset, entre otras. Las patronales del sector llevan varios años reivindicando más flexibilidad para abrir locales de ocio, incluso de la mano de la FAVB, ya que la ciudad no solo absorbe a noctámbulos barceloneses, sino a turistas a muchos jóvenes de otros municipios cercanos.
En una reciente reunión con representantes de los locales afectados, el consistorio les notificó su intención de mantener el eje de ocio del Front Marítim, según ha podido sabe este diario. También la nueva ‘alcaldesa’ de la noche de Barcelona, Carmen Zapata, les ha transmitido la misma voluntad municipal, de que los restaurantes club puedan seguir allí enclavados, lo que supone casi 3.000 puestos de trabajo directos e indirectos, un impacto económico de 165 millones anuales y un volumen de 1,7 millones de usuarios al año, según distintos estudios económicos que el colectivo ha presentado durante estos años.
Compra municipal de los locales
Fuentes municipales confirman a EL PERIÓDICO que “el ayuntamiento está analizando las opciones para que se puedan preservar los usos de los locales y así se les ha comunicado”. No quieren dar más detalles hasta que las negociaciones al respecto avancen. Pero según relata alguno de los empresarios implicados, sobre la mesa figura la opción de que el consistorio adquiera los locales y ejerza de arrendador, pero garantizando su continuidad. El Ministerio no se ha pronunciado aún, aunque hace unos meses dijo a este diario estar pendiente de las propuestas que plantee el gobierno municipal de Collboni.
Otro escenario posible es que los locales en el aire, los cotizados restaurantes-discoteca Opium (la mayor de la ciudad), Shôko y Carpe Diem, el restaurante agua Agua y el Ice Bar, salgan también a subasta, dado que han pasado a ser bienes de gran interés económico para el Estado.. Pero esta opción supondría el riesgo de que el fondo Archer Capital Group, propietario del hotel Arts, que ya se hizo buena con buena parte de las piezas a subasta hace cinco años por más de 90 millones de euros (como la discoteca latina --antes Catwolk-- a los pies del hotel y el Bestial, ahora cerrado y desmantelado a falta de que avance la reforma en marcha en el hotel) adquiera la totalidad de los espacios a golpe de talonario. Así que los afectados desearían tener opción preferente de compra para proseguir con su actividad de forma estable. De ese modo, se comprometen tanto a una reforma millonaria tanto de los locales –en los que no se atreven a invertir desde hace unos años— como a invertir en mejoras en el entorno.

Colas para entrar a uno de los locales de ocio del Front Marítim de la Barceloneta. / JORDI COTRINA / EPC
De nuevo, desde la asociación Front Marítim de la Barceloneta reivindican su función social, premios que les sitúan entre los mejores clubs del mundo, impacto económico y avances en seguridad para consolidar su uso, trabajando de la mano de la Administración para velar por la convivencia con las áreas vecinales más próximas, en la Barceloneta y la Vila Olímpica.
Los reiterados problemas de incivismo y molestias que abrieron la ofensiva de Colau contra el ocio en la zona se han ido apaciguando estos últimos años, con la extinción de los conflictivos pubs del antiguo Port Olímpic y una mayor dotación policial (antes casi inexistente) que garantice el orden a la salida de los locales. La asociación de locales ha financiado más vigilantes privados y ha ido de la mano de los vecinos del barrio marinero, que llegaron a rechazar el plan de reconversión de los locales.
Equilibrio y modelo
En juego está el modelo de ocio de ciudad, que debe cumplir el difícil equilibrio de convivencia de usos, pero que también tiene una función social, como se vio en la pandemia y ha subrayado la propia Zapata. El ayuntamiento es consciente de que erradicarlo de una zona no solo afectaría de pleno a otros barrios, sino que pondría en pie de guerra a un sector necesario y a una parte de los barceloneses que disfrutan de su vida nocturna. Pero quiere velar porque Barcelona sea una ciudad donde se pueda descansar. Así que el litoral parece a priori una fórmula más asumible, con control, que la trama más urbana.
Tras llegar al la alcaldía, el socialista Jaume Collboni inicialmente ya dio a entender que su prioridad no era erradicar el ocio en una zona que el propio PSC había afianzado durante la etapa del alcalde Hereu. En ese momento se otorgaron licencias de 'disco' a locales que entonces eran restaurantes o bares musicales, para sacar presión de otras zonas y evitar el trasiego de noctámbulos. El nuevo alcalde también es partidario de descomprimir la saturación del corazón de Ciutat Vella y otras áreas de mayor densidad vecinal.
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