Entrevista
Ramon Espel, jefe de obra de la Sagrada Família: "Las columnas gaudinianas solo se han podido hacer bien con robots"
Sin haberlo planeado, ha terminado dedicando toda su vida a Gaudí. Estudiar su obra en el Berguedà le abrió la puerta para encargarse de la restauración de los Jardines Artigas y, posteriormente, ser contratado como jefe de obra de la gran basílica. Gran parte de su trabajo consiste en resolver desafíos que Gaudí dejó en manos de los constructores del futuro.
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La Sagrada Família abre con joyas inéditas un museo que retrata al Gaudí creyente más allá de la arquitectura

Ramon Espel / Marc Marcè
El berguedano Ramon Espel es la persona que, materialmente, está construyendo la Sagrada Família. La gloria es para el arquitecto, pero quien lleva directamente desde hace 32 años la materialización de uno de los edificios más famosos del mundo es él. Lo construye en el terreno en Barcelona y también en Navàs (Bages), donde está el complejo donde se fabrica, modela, decora y esculpe un templo que se levanta como un Lego y que muestra prodigios de ingeniería en cada pieza. Curiosamente, cuando lo contrataron como jefe de obra no tuvo la sensación de estar vinculándose a un proyecto de sueño y de alcance mundial. Se fue dando cuenta poco a poco.
¿Cuál es su primer recuerdo de la Sagrada Família?
Es un recuerdo de niño, cuando iba a visitar a una tía en Barcelona que vivía en un piso desde donde se veía. Durante esas estancias vi subir las torres de la fachada de la Pasión. Pero la primera vez que estuve cerca fue cuando ya estudiaba en Barcelona. Un día salí del metro y me la encontré de golpe enfrente. Y la primera vez que entré fue durante las Olimpiadas: se me ocurrió pagar la entrada para ir al puente de la fachada del nacimiento a ver pasar el maratón. Poco pensaba que pronto trabajaría allí. Yo había hecho el trabajo de fin de carrera sobre Gaudí en el Clot del Moro, y participaba en la restauración de los jardines Artigas. Fui a ver al arquitecto del templo, Jordi Bonet, por si ellos tenían alguna información sobre el tema, y de esa conversación salió la posibilidad de entrar como jefe de obra.
No parece que, al principio, fuera un edificio por el que tuviera una gran devoción.
No, solo era un trabajo, y aún te diré más: no lo veía claro del todo. En aquella época el presupuesto era pequeño y todo era un poco viejo y muy limitado. Comprar un simple camión de tablones era complicado. Si hubiera surgido otra cosa quizás me habría ido. Pero en pocos años todo cambió mucho. El efecto olímpico empezó a atraer turistas y, hacia 1995, los ingresos comenzaron a subir con fuerza. Eso permitió comprar máquinas, montar la grúa más alta de España, contratar más gente... entonces sí que hacía ilusión. Y desde entonces ha sido imparable.
Su manera de trabajar y la de Gaudí deben tener poco que ver.
Sí, Gaudí inventó cosas que él mismo decía que en su época no se podían hacer y que se resolverían en el futuro. Algunas no se han podido hacer hasta hace cuatro días. La columna gaudiniana, que solo se encuentra en la Sagrada Família, no se ha podido hacer bien hasta que han aparecido los primeros robots. De hecho, yo creo que ha habido suerte que el dinero ha empezado a llegar cuando hacía falta, no antes. Por ejemplo, los cimientos: la fachada del nacimiento llegó a bajar diez centímetros. Sin la tecnología de cimentación profunda que aparece en los ochenta el edificio tendría problemas de sustentación, porque el suelo es arcilloso y hay que llegar a veinte metros de profundidad. Si se hubiera hecho en los cincuenta tendríamos problemas.
¿Trabajan sin unos planos detallados y con maquetas destruidas. Es verdad que se han tenido que inventar cosas?
Hay más información de la que parece. Gaudí hacía pocos planos, y de la Sagrada Família hizo, sobre todo, maquetas. Al empezar la guerra en 1936, los revolucionarios prenden fuego a la cripta y a su estudio, pero sus discípulos se la juegan y entierran todo lo que quedó en unos grandes agujeros donde ahora está la fachada de la Pasión. El dinero que había, que debía ser poco, lo ingresan en Londres. Cuando acaba la guerra, desentierran los trozos de maqueta y empiezan a hacer un puzle con los fragmentos, las fotos de que disponen, lo que él les había explicado, y guiados por el hecho que Gaudí había concebido una obra naturalista pero geometrizada, que permite completar las partes que faltan por deducción lógica, sobre todo desde que hay los nuevos programas informáticos, que en la Sagrada Família se utilizan de forma muy pionera. O sea que no hace falta inventar.
¿Usted ha acabado teniendo una relación personal con Gaudí? ¿Qué admira más?
Hombre, en cierta manera sí, lo he estudiado, lo he trabajado desde que tenía 20 años y lo quiero. Lo que más me impresiona es su simplicidad, su capacidad para conseguir grandes resultados con materiales que otros habrían menospreciado. Y también valoro mucho su capacidad para incorporar innovaciones. Por ejemplo, la fachada del nacimiento, la original, resume la historia de la construcción del siglo pasado. Las partes más bajas están hechas con piedra y cal. Pero su amigo y protector Güell crea la fábrica de cemento del Clot del Moro, y por tanto, él tiene de primera mano un material revolucionario y lo incorpora. A medida que va subiendo va mezclando más cemento, para ir probando. Los terminales del cimborrio de las torres ya los monta completamente con cemento, y eso le permite colocar allí aquellas esculturas que serían imposibles de sostener si el material no estuviera armado.
¿Qué es lo que hace únicos a Gaudí en general y la Sagrada Familia en particular?
La Sagrada Família es un templo único en el mundo porque lo diseñó una persona única que no copia nada. Gaudí está enmarcado en el modernismo, pero es tan especial que, en realidad, no es modernista, se sale de todo. Hay una veintena de obras importantes de Gaudí y no hay dos iguales.
A pesar de todo, la Sagrada Família no gusta a todo el mundo. Sobre todo, las partes nuevas, y muy especialmente la escultura de Subirachs.
Como se suele decir, "sobre gustos no hay nada escrito". Gaudí era consciente que él dejaba un templo que se convertiría en un museo porque la obra duraría siglos y se irían incorporando los nuevos estilos de cada momento. Subirachs, con quien nos apreciamos mucho, fue muy respetuoso con Gaudí, que dejó dicho que la de la Pasión debía ser una fachada fría y que debía asustar. Subirachs trabaja teniéndolo muy presente. Por ejemplo, todos los cascos de los soldados que él esculpe son los cascos de la Pedrera. Lógicamente, sin embargo, el estilo que le pone es el suyo.
¿Cómo convive con las masas de turistas? ¿Si pudiera, los enviaría todos a casa?
Si pudiera, sí (ríe). Ahora está más regulado. Desde que tenemos la nave acabada y cerrada los visitantes están dentro de la caja y solo vamos trabajando por encima. Pero, aún y así, tenemos que hacer ciertas cosas a deshoras por la presencia de la gente y de vecinos. El premontaje en Galera nos ha aportado muchas soluciones.
¿Se puede decir que donde se fabrica realmente la Sagrada Família es en Galera, en Navàs?
Sí, trabajar en las instalaciones del Bages nos permite no tener que hacerlo en las alturas, donde hay viento que crea muchos problemas, no tenemos limitaciones para mover las piezas como tendríamos a pie de obra, y podemos funcionar como si hiciéramos un Lego. En Galera se han hecho zonas enteras de la Sagrada Família. Si Gaudí lo pudiera ver, seguro que le encantaría ver que la hacemos por piezas. El Empire State también lo construyeron así. De hecho, nosotros la limitación que tenemos, en cuanto al tamaño de lo que podemos montar, es el límite de lo que puede pasar por los puentes de la Meridiana.
¿Qué sería lo que le gustaría más si usted fuera un 'guiri' y la viera por primera vez?
La sensación de estar en un bosque que tienes en la nave principal. Gaudí consiguió transmitir que estás en la naturaleza. Y, cuando ves las caras de la gente que entra, te das cuenta de que eso es lo que más les impresiona.
¿Hay un cálculo de cuándo se acabará?
No. Pero mi padre tiene 88 años, o sea que yo espero verla acabada. Los próximos pasos serán colocar la cruz y empezar la fachada de la Glòria. Me gustaría jubilarme dejando hechas todas las torres, que son como un Manhattan, todas juntas hacen dos kilómetros. ¡La más baja hace 90 metros!
¿Puede ser que cuando esté acabada pierda un poco de leyenda?
Puede ser. Subirachs decía que era fascinante ver la construcción, porque era como haber visto cómo hacían Notre Dame. Pero en las encuestas siempre sale entre los cinco o diez edificios que más gustan del mundo, y no creo que deje de serlo.
Una vida haciendo realidad el sueño de Gaudí
Ramon Espel Rosell nació en Puig-reig (Berguedà) el 14 de octubre de 1968, hijo único de Josep y Elvira, propietarios de una tienda de comestibles. Está casado con la soprano y profesora de música bergadana Araceli Esquerra, con quien tiene un hijo, Ernest. Estudió Arquitectura Técnica en Barcelona y dedicó su trabajo de fin de carrera a la intervención de Gaudí en el Clot del Moro, cosa que le llevó a ser contratado por el Ayuntamiento de la Pobla para hacerse cargo de la restauración de los Jardines Artigas, que dirigía Joan Basegoda.
Una consulta al arquitecto de la Sagrada Familia, Jordi Bonet, sobre el trabajo de Gaudí en el Berguedà, propició que fuera contratado para trabajar en el templo barcelonés. Se incorporó en octubre de 1993 al lado del entonces jefe de obra, y asumió el cargo en 1995. Actualmente es jefe de construcción y responsable de la ejecución de los planes constructivos. Ha sido uno de los impulsores del centro de trabajo de Galera, que se ha ido convirtiendo en la fábrica de donde salen los elementos que después se montan en la Sagrada Familia.
Después de 30 años viviendo en Barcelona, la pandemia le acabó de decidir a volver a Puig-reig. En su tiempo libre, le gusta dedicarse a la cooperativa vitivinícola que ha montado con unos amigos, e ir al cine.
¿Todo el mundo tiene lo que se merece? A veces.
Mejor cualidad y peor defecto. Persistencia y la tozudez.
¿Cuánto es un buen sueldo? El que permite ser feliz, entendiendo que el dinero no hace la felicidad.
¿Percibe presión estética social? No.
¿Libro que le gustaría escribir? "Los pilares de la tierra", de Ken Follett.
¿Una obra de arte? La Victoria de Samotracia.
¿En qué es experto? En construir.
¿Qué se debería inventar? Un sistema para garantizar alimento a toda la población mundial.
¿Dios existe? Creo que hay una inteligencia superior.
¿Con qué personaje histórico o de ficción le gustaría cenar? Salvador Dalí.
¿Un mito erótico? Jane Birkin.
Acabe la frase: La vida es... La demostración de la existencia.
¿La gente, por naturaleza, es buena, mala o regular? Buena.
Tres ingredientes para hacer un paraíso. Buenos amigos, tranquilidad y mar.
Un lema para su vida. No dejes para mañana lo que puedas hacer hoy.
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