Colectivos vulnerables

Barcelona orientará a las personas sin techo a encontrar habitaciones realquiladas

En 16 años, las personas sin hogar se han duplicado en Barcelona, así como la inversión municipal

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Imagen de archivo de dos personas sin techo en Barcelona

Imagen de archivo de dos personas sin techo en Barcelona / MANU MITRU

Elisenda Colell

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Barcelona
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El Ayuntamiento de Barcelona estrena una nueva unidad de atención a las personas sin hogar, que les ayudará a encontrar una habitación de realquiler para dejar de dormir en la calle. Estos profesionales públicos, que también les ayudaran a pagar estas estancias, deberán evitar abusos y estafas. Es un equilibrio, reconocen fuentes municipales, que asumen para tratar de reducir el número de personas que viven al raso. Según fuentes del servicio, la lista de espera para acceder a los distintos albergues y equipamientos municipales puede superar los tres meses.

Según los últimos datos que ha hecho públicos el Ayuntamiento de Barcelona, en 2024 había 4.105 personas sin hogar atendidas por los distintos servicios municipales. El 30% de ellas (1.245) dormía en la calle y el 70% estaban alojados en servicios públicos, recursos de entidades sociales o habitaciones realquiladas. Aquí también se cuentan las familias con menores que viven en solares, naves industriales o locales abandonados. En los últimos 16 años, la cifra se ha duplicado y los perfiles van cambiando. Aunque mayoritario, hay menos hombres (55%) y más mujeres (29%) y menores de edad (17%) en estas circunstancias.

El consistorio recuerda que en diez años la inversión también se ha doblado, llegando a los 51 millones de euros, como también lo han hecho las plazas públicas para atenderlas, superando las 1.500. Recuerdan, también, que Barcelona es una de las ciudades europeas con menor proporción de personas que duermen al raso. Bilbao, con 350.000 habitantes, cuenta con 600 personas sin hogar y París, con dos millones de habitantes, tiene 3.500 personas durmiendo al raso, de las cuales la mitad son menores de edad. Aun así, fuentes municipales asumen que están lejos del optimismo, especialmente por la larga espera que deben acatar las personas que duermen en la calle y quieren salir de allí. Parte del problema se debe a la baja rotación: muchos de los que viven en los albergues no tienen forma de salir de ellos, especialmente por el elevado precio del alquiler convencional.

Pros y contras

El nuevo plan municipal de atención al sinhogarismo, que el gobierno presenta este martes en comisión, cambia la forma de atender a estas personas. Por un lado, se mantiene el Servicio de Atención Social al Sinhogarismo en el Espacio Público (SASSEP), externalizado a la empresa Progess. Sin embargo, se limitará a atender a las personas que habitan al raso. Cuando una de estas personas pida ayuda y verbalice que quiere dejar la calle, se hará cargo de él o ella el nuevo Servicio de Orientación y Atención Social al Sinhogarismo (SOASS). Con este servicio desaparecen unidades especializadas como el Sisfam, que se dedicaba a las familias que viven en asentamientos. Todos ellos se dedicarán a hacer posible que quienes lo pidan sí logren salir de la calle y harán un seguimiento de sus necesidades.

El equipo se ha reforzado con 18 profesionales, hasta llegar a 61, y la empresa que lo gestionará es la cooperativa Suara. Una parte de estos trabajadores se dedicarán a ayudar a estas personas o familias a buscar habitaciones de realquiler a través de redes informales, además de ayudarles a pagar la renta. Recientemente, un estudio de Cáritas y Esade alertaban del auge de este tipo de viviendas compartidas. El consistorio justifica su apuesta porque, a corto plazo, es una fórmula para que estas personas logren al menos un techo rápido y, además, los trabajadores municipales del SOASS traten de evitar que caigan en lugares donde se cometen abusos o estafas, ya que tendrán un seguimiento posterior.

Más coordinación y recursos

El plan de atención al sinhogarismo 2024-2027 también se fija en la parte preventiva. En este sentido, Barcelona busca mayor colaboración con los servicios de la Generalitat. Específicamente nombra a Justicia Juvenil, instituciones penitenciarias, ambulatorios, hospitales y centros psiquiátricos, ya que es habitual que cuando un preso cumple la pena acuda a estos servicios sociales especializados de Barcelona. También ocurre que hay personas sin hogar que deben regresar a la calle cuando les dan el alta tras una hospitalización, o que durante una convalecencia incapacitante pierden su residencia habitual porque dejan de poder pagarla, en especial si residen en habitaciones alquiladas.

El plan también prevé otras medidas concretas, por ejemplo formar a los agentes de la Guardia Urbana para evitar que les requisen sus pertinencias, aumentar las plazas de albergues para mujeres (hoy son 206) y crecer en 40 cenas al día hasta llegar a las 700 en toda la ciudad. El documento también contempla duplicar las duchas municipales para estas personas, llegando a las 285, y crear un servicio para personas mayores de 50 años, con 20 plazas.