Gremio en guerra
Manifestación de conductores de VTC en Barcelona: "Tendríamos que haber salido a la calle hace mucho tiempo"
Los trabajadores del sector lamentan no haber reaccionado antes y sostienen, sobre el conflicto con el taxi, que hay demanda de sobra para todos
Los VTC sacan músculo en Barcelona con casi 700 coches en la calle contra la nueva ley del Govern "dictada por los taxistas"
Territori abre la puerta a incrementar el número de licencias de taxi en Barcelona
El Govern prepara una nueva ley de transportes que englobe taxis, VTC y empresas intermediarias

EFE


Carlos Márquez Daniel
Carlos Márquez DanielPeriodista
Periodista especializado en Barcelona. En 'El Periódico' desde principios de siglo. Los últimos 17 años, dedicados a la información local: movilidad, urbanismo, infraestructuras, política municipal, barrios, área metropolitana y medio ambiente. Colaborador habitual en los programas de televisión 'Bàsics' (Betevé) y 'La Selva' (TV3).
Ya habían salido antes a la calle, pero no con tanto ruido y vehemencia como este martes, cuando casi 700 vehículos con licencia VTC han marchado por Barcelona para protestar por una legislación que hasta la fecha no les ha sido favorable y que en el futuro no parece que vaya a ser mejor. Entre los asistentes, tanto asalariados de flotas de empresarios con varias licencias como autónomos con una sola credencial que explotan con su propio vehículo. Todos, con el yugo del permiso municipal, muy restringido, que es el que le da sentido de negocio a la cosa, ya que todo el Área Metropolitana de Barcelona se considera un solo núcleo y es ahí donde está el 95% del pastel de Catalunya.

Sucaina, una de las conductoras de VTC que este martes se ha manifestado en Barcelona / Jordi Otix
Los conductores consultados por este diario durante la manifestación de este martes han coincidido en un mismo mensaje: "Deberíamos haber salido a la calle mucho antes". Es una declaración que esconde distintos hilos conductores. Por un lado, el hecho de que el taxi les lleve 10 años de ventaja, que son los que el gremio negro y amarillo lleva saliendo a la calle contra los VTC, a los que siempre han considerado una competencia desleal e ilegal. Por el otro hay una suerte de catarsis por el hecho de sentirse escuchados. Por ser el centro de atención.
Nunca sabes...
Ammar trabajó como segundo 'maître' del restaurante Àbac de Barcelona, hasta que hace dos años decidió dar el salto a los VTC. Paquistaní, de 32 años, tiene su propia licencia y su coche, un estupendo BMW que mantiene impecable. No tiene licencia urbana, así que, en teoría, su ámbito de actuación está muy limitado. "El problema es que nunca sabes si vas a poder salir. A mí no me ha ido mal, pero siempre estamos con la incertidumbre de cómo va a ir la cosa, de qué te vas a encontrar". Se refiere a los controles policiales, a los centenares de compañeros que han tenido que pagar 4.001 euros por sacar el coche del depósito al ser pillados en un servicio que, en teoría, con la legislación vigente, no pueden realizar.

Ammar, de traje y al volante de su propio coche y su propia licencia de VTC, este martes / Jordi Otix
Sucaina, marroquí de 29 años, estuvo dos meses en una empresa que opera con Cabify y ahora lleva unos meses bajo el paraguas de Uber. Había sido conductora de autobuses, aunque su formación nada tenga que ver con el sector transportes: auxiliar de enfermería. Admite que ha trabajado con miedo, aunque lo peor que le ha pasado es un tomatazo en el vehículo. Se la ve satisfecha de la manifestación y también cree que se ha tardado mucho en reaccionar. Ahora piensa en comprar una licencia y así independizarse profesionalmente. "Pero ya veremos qué pasa con la nueva ley, no entiendo por qué tanta manía a los VTC".
Menos mal...
Hassan tiene 23 años, paquistaní, unos seis meses al volante. "Nunca he tenido ningún problema con los taxistas, y por la demanda que hay, creo que hay trabajo para todos". Tiene familiares y amigos en el sector y también tiene en tareas pendientes comprar una licencia propia. Taqqi, de la misma nacionalidad y de 28 años, sí tiene credencial propia y lleva dos años con la furgoneta. "Menos mal que hemos salido muchos. Esto demuestra que había ganas. Entiendo el miedo de los taxistas, pero hay trabajo para todos. De sobras". Admite que el taxi ha jugado muy bien sus cartas. "Ahora es nuestro momento", concluye.
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