Modelo de ciudad
Barcelona señala, sin poner fecha, el "horizonte natural" de echar a todas las motos de las aceras
Laia Bonet admite que hará falta un "cambio de cultura" para romper con la filosofía del transporte "puerta a puerta", pero avanza que no habrá veto sin antes haber garantizado las plazas suficientes en calzada
Barcelona aspira a reducir el uso del vehículo privado un 25% en solo cinco años
Barcelona, una ciudad de motos mal aparcadas

Motos mal aparcadas, en la calle de Balmes / Ferran Nadeu


Carlos Márquez Daniel
Carlos Márquez DanielPeriodista
Periodista especializado en Barcelona. En 'El Periódico' desde principios de siglo. Los últimos 17 años, dedicados a la información local: movilidad, urbanismo, infraestructuras, política municipal, barrios, área metropolitana y medio ambiente. Colaborador habitual en los programas de televisión 'Bàsics' (Betevé) y 'La Selva' (TV3).
Es habitual, en el Congreso o en el Parlament, que cuando un político quiere decir que la oposición miente, utilice la menos doliente expresión "faltar a la verdad". Los gestores públicos son artistas de la palabra, también cuando se ven venir algo que no va a gustar a buena parte de la ciudadanía, como, en el caso de Barcelona, echar a las motos de las aceras. No va a suceder de manera inmediata. Ni tan siquiera hay calendario. Pero la teniente de alcalde de Urbanismo, Laia Bonet, ha compartido este lunes que ese objetivo es un "horizonte natural para cualquier ciudad". Decir sin querer decir. Tratándose de la urbe europea con mayor densidad de motocicletas (cerca de 275.000 en 100 km2), la decisión no sería cosa menor.

Una moto circula, este lunes, junto a unos aparcamientos en calzada recién pintados junto a una escuela del Poblenou / Carlos Márquez Daniel
La concejala socialista hacía balance de la aplicación de la modificación de la ordenanza de Circulación de Peatones y Vehículos, sin duda, una de las normativas más mancilladas desde su primera aprobación, a finales del siglo pasado. En febrero entraron en vigor importantes novedades para los usuarios de patinete (casco obligatorio) y también para los motoristas, para los que se restringe un poco más el estacionamiento en las aceras: prohibido dejar las motos en los entornos escolares y en las cercanías de los centros sanitarios. El 2025 terminará con 4.300 tramos de acera señalizados con la prohibición de aparcar motos. En los próximos meses, de hecho, se llegará a 296 escuelas y 29 hospitales con el poste de 'no motos en acera'.
"Cambio cultural"
"Las aceras serán cada vez más un espacio de uso único y propio por parte de los peatones", ha señalado Bonet, que ha admitido que el "cambio cultural" será complicado para un colectivo tan habituado a un transporte que ha ido siempre "de puerta a puerta". Teniendo en cuenta que la movilidad se concentra básicamente en el Eixample y que las aceras en los barrios de Ildefons Cerdà son de cinco metros, la moto ha encontrado siempre acomodo en destino, aunque sea a base de incumplir la norma: la inmensa mayoría aparcan en batería cuando deberían estar en paralelo a la calzada al medir menos de seis metros.

Motos aparcadas en calzada, en la calle Aragó de Barcelona / Zowy Voeten
Antes de llegar a ese "horizonte natural" al que hacía referencia la responsable municipal de Urbanismo, a esa ciudad sin motos aparcadas en los lugares reservados a los viandantes, la ciudad tendrá que "generar las condiciones que permitan ese cambio de hábitos". Es decir, que se tendrán que pintar muchas más plazas en calzada para que puedan estacionar, amén de los aparcamientos subterráneos de pago a los que también ha hecho referencia. Aunque eso de pagar por aparcar una moto, si le preguntan a muchos motoristas, es algo que trasciende a ese "cambio cultural" al que hace referencia el consistorio. Porque una cosa es estacionar más lejos de los previsto y otra, muy distinta, tener que sacar la cartera.
Como las bicis
Recuerda el debate de las bicis y su expulsión definitiva de las aceras. El gobierno de Ada Colau solía repetir siempre lo mismo: no las echaremos hasta que la ciudad disponga de una red de carriles bici segura y suficiente como para que los ciclistas puedan circular con seguridad por la calzada.
A día de hoy, según datos municipales, Barcelona dispone de 91.334 plazas de moto en calzada, por 2.748 en aparcamientos subterráneos. Sería tramposo aplicar esa cifra a las 275.000 motos matriculadas, puesto que no todas circulan ni mucho menos, pero sí es una cifra que parece escasa ante la potencial demanda. Para ello, el plan de movilidad urbana 2025-2030 contempla pintar otros 40.000 huecos más. ¿Significa eso que en 2030 se podría modificar de nuevo la ordenanza para echar definitivamente a todas las motos de todas las aceras? Bonet se ha dado unos segundos para pensar: por ahora, ni sí ni no, sino todo lo contrario.
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