Al no renovarse el alquiler

Protesta ante el geriátrico obligado a cerrar en el Eixample: "Aún no sé dónde me van a llevar"

Familiares de residentes con plaza concertada reciben propuestas para realojarse en otros centros, pero afirman que tienen que asumir el traslado y desconocen cuándo se efectuará

Barcelona se compromete a mediar en el caso del geriátrico obligado a cerrar a fin de mes

Juan, residente del geriátrico Tàber, que está a punto de cerrar en Barcelona.

Juan, residente del geriátrico Tàber, que está a punto de cerrar en Barcelona. / ELISENDA PONS

Jordi Ribalaygue

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Barcelona
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Juan lleva tres años viviendo en la residencia Tàber, en pleno Eixample de Barcelona. A diferencia de otros ancianos que no pueden valerse por sí mismos, aún baja a la calle con ayuda de un andador y se pasea por las inmediaciones del geriátrico, en el 625 de la Gran Via, donde sabe que tendrá que marcharse el próximo 28 de febrero, al igual que el resto de residentes. Este miércoles se ha unido a los familiares y los miembros de diferentes entidades que se han congregado contra el cierre de la residencia, forzado porque el edificio donde se halla se está remodelando para que las viviendas se comercien con alquileres de temporada, más elevados que los convencionales. Aunque el desalojo obligado de los 24 habitantes del centro está próximo porque el nuevo propietario del inmueble no renueva el alquiler, Juan asegura que todavía no sabe dónde se alojará de aquí a solo nueve días.

“Aún es hora de que la dirección de la residencia se ponga en contacto conmigo para saber dónde voy o dónde dejo de ir”, se queja. Juan es uno de los 21 mayores con plaza concertada por la Generalitat en Tàber, que es de titularidad privada. “Estamos trabajando para que los 21 residentes que están en plazas públicas tengan todos sitio en otras residencias de Barcelona”, afirma el Departament de Drets Socials. El Ayuntamiento de Barcelona se ha comprometido a mediar en el caso. “Me tienen que colocar en otra residencia, eso lo tengo asegurado, pero la dirección se está portando fatal: dijeron que hablarían conmigo, pero aún no lo han hecho”, lamenta Juan. 

Antonio Martí es hijo de una residente de 87 años. “Nos han dado solución de reubicarla en una plaza pública, pero el traslado corre a cargo nuestro”, explica. La madre de Antonio padece alzhéimer, llegó a Tàber en agosto de 2023 y la Generalitat cubre parte del coste de la plaza desde enero. Le ofrecen dos geriátricos donde mudarse: uno en la calle Sant Antoni Maria Claret y otro en la avenida del Paral·lel. “No supimos nada del cierre hasta un correo que nos enviaron el 7 de febrero, pero un residente llegó el 14 de enero y no le avisaron de nada. Eso es mala intención”, critica Antonio.

Los familiares están convocados este sábado. Confían despejar dudas entonces. Antonio no sabe siquiera cuándo su madre será realojada. Su estado cognitivo la mantiene aislada y desconoce el cambio que se avecina. “Es una situación estresante. Nuestros familiares son muy mayores, muchos tienen movilidad reducida y algunos están muy mal de salud. No son conscientes, pero al final se darán cuenta de lo que está pasando”, teme.

Enfado e incertidumbre

A diferencia de otros residentes, a Juan aún no le han ofrecido dónde reubicarse. “Estoy más que enfadado”, admite. Se declara inquieto por la incertidumbre: “Cuando hablen conmigo, a ver dónde voy a ir. Como sea una residencia que está un poco más abajo, me va a parecer fatal… Estamos acostumbrados a este ecosistema. No es lo mismo aquí, en el centro de Barcelona, que te envíen fuera. Veremos qué pasa”.

Manifestantes concentrados contra el cierre de la residencia Tàber, en Barcelona.

Manifestantes concentrados contra el cierre de la residencia Tàber, en Barcelona. / ELISENDA PONS

La presidenta de la coordinadora de familiares de residencias 5+1, María José Carcelén, advierte de que la mudanza es “perjudicial” para los ancianos: “Cuando los reubicas, pierden sus referencias, porque se han adaptado a un espacio y a los gerocultores que los atienden. Un cambio de este tipo es traumático, se los desarraiga de lo que conocen, máxime si tienen problemas cognitivos”. 

Carcelén alerta del potencial perjuicio de la compra de edificios enteros en el Eixample para reconvertirlos en apartamentos de lujo o de corta estancia, en que los arrendamientos se revalorizan. No solo ha aflorado en casos como el de la Casa Orsola, que se repite en 232 fincas del céntrico distrito barcelonés según las asociaciones de vecinos, sino que amenaza con hacer desaparecer al menos cinco residencias. “Es inaceptable que los fondos de inversión hayan aterrizado para hacer negocio rápido, no solo echando a residentes, sino también a muchos vecinos mayores del Eixample que difícilmente van a acceder a una vivienda con los precios que se piden en Barcelona”, protesta Carcelén. 

Agrega que las tres personas con plaza privada en Tàber tendrán que buscar una solución por su cuenta, sin auxilio de la administración. “Se debería haber trabajado con previsión para poner soluciones, pero no se ha hecho bien y veremos más casos. En Catalunya tenemos las mayores listas de espera para acceder a plazas públicas de toda España”, recalca Carcelén.

"En estado de 'shock'"

Elisa Díaz pertenece a una fundación que acude a Tàber a hacer compañía a los ancianos y salir a pasear con ellos. Da fe de que, de puertas adentro, los trabajadores están "en estado de 'shock'". "El problema es la especulación que nos está echando de Barcelona. Se lo quedan con todo para sacar pasta y que la ciudad sea para ellos. Tendremos que marcharnos a vivir a los pueblos", espeta.

“Si hubiera una red pública de residencias, la gente no estaría en riesgo de quedarse en la calle y no estaría en pisos del Eixample, sino en espacios abiertos y amplios”, sostiene Carles Feliu, de la Assemblea Nacional Catalana, presente para respaldar a las familias de los residentes. Montse, sanitaria, también ha acudido a la protesta: “Es un despropósito. Hay que tener muy poco corazón para actuar así con personas vulnerables. Aunque sea propiedad de un privado, las administraciones deberían ejercer su responsabilidad para no permitir casos así”.