Trabajo de final de carrera
Cómo explicarle a un ciego lo que siente al subirse al barco ‘Piratta’ del Tibidabo
Un experimento permite a invidentes entender el funcionamiento de la atracción y que el tiempo que tarda en hacer el recorrido depende de la longitud del péndulo y no de la distancia o el peso que lleve
Ciencia atractiva y próxima para incentivar nuevas vocaciones

Pardo, Fernández y Sola, este viernes en el parque de atracciones del Tibidabo. / Jordi Otix


Toni Sust
Toni SustPeriodista
Escribo sobre Barcelona desde 2016. Antes lo hice sobre Política social (2011-2016) y sobre Política catalana y española (2001-2011).
Profesor asociado de Periodismo en la UPF.
Esta historia empieza con una asignatura suspendida y acaba, por ahora, con un excelente que opta a matrícula de honor. Aunque de hecho se inició cuando Jordi Fernández Forteza, mallorquín de Sóller, vino a Barcelona estudiar Ingeniería mecánica a la Escola d'Enginyeria de Barcelona Est (EEBE), de la UPC.
Corría 2020 y Fernández empezó con un pequeño traspié: “Suspendí Física 1 con un 4,7. Y le envié un mensaje al profesor, explicándole que quería aprobar. Le pasé mi canal de Youtube”. Fernández no tiene un canal cualquiera: allí se puede ver, por ejemplo, la montaña rusa que construyó en su casa de Sóller. Aunque hizo, dice, más de una.
'Fisidabo'
El que le suspendió es Luis Carlos Pardo, profesor de Física de la EEBE y del grado de Ingeniería Física. “Yo no suspendo a nadie, son los alumnos los que suspenden si no estudian”, se defiende con retranca. A la vista está que Pardo es uno de esos profesores que se convierten en un estímulo para muchos estudiantes, aunque sea con suspensos. Cuando recibió el mensaje del alumno y vio ese canal de Youtube, le contestó algo así como lo que sigue: “No te apruebo, pero ¿quieres trabajar con nosotros?”.
Ese nosotros es el 'Fisidabo', proyecto que coordina Pardo y que se inició en 2013, con experimentos físicos hechos a partir de las atracciones del Tibidabo. En 2018 se extendió a otros equipamientos que dependen de la empresa del Ayuntamiento de Barcelona Barcelona de Serveis Municipals (BSM): el Park Güell, el Zoo, el Palau Sant Jordi, el Fòrum.
La ONCE
Cada año se celebra una jornada en el parque de atracciones que reúne a 2.700 estudiantes de 4º de ESO, primer y segundo de bachillerato, que en 2025 tendrá lugar el 14 de mayo. Hay una lista de espera de 8.000 alumnos. La mayoría viene de Barcelona, pero también de centros del resto de Catalunya. Y como en el parque, hay jornadas en los otros equipamientos citados.

Fernández Forteza con la maqueta del barco. / Jordi Otix
En el caso que afecta a Fernández Forteza influyó otra variable: la ONCE. Una antigua alumna de Pardo que trabaja en la organización le instó a hacer experimentos vinculados con invidentes, y al profesor la idea le pareció buenísima.
En 2024, Fernández, hizo prácticas curriculares en el Tibidabo: “Soy muy fan de los parques de atracciones”. En ese trayecto se cruzaron el barco y la ONCE. Y Pardo y Marc Sola, ingeniero electrónico y profesor de la EEBE, bajo cuya guía navegó el estudiante. Pardo recuerda cómo le instó a ello: “Le dije: ‘¿tienes un tema para el TFG? ¡Pues ya lo tienes!”. El estudiante dedicó el trabajo final de grado a un doble fin. Por un lado, con una maqueta y barcos copia a escala pequeña del ‘Piratta’ se enseñó a invidentes cómo es la atracción en la que se montan y cómo el movimiento de péndulo que hace la embarcación.
Los barquitos y Peppa Pig
Recuerda Sola, jocoso, que Pardo apareció con un barco de Peppa Pig para emplearlo en el experimento y cómo se vio obligado a construir réplicas bien hechas de la embarcación para evitar ese “ridículo”. Sola, por cierto, tuvo a Pardo como primer profesor de la carrera, y contó con la beca que luego correspondió a Fernández. Para completar la comparación entre ambos recorridos, a él le pasó algo similar que al mallorquín. “Suspendí el primer examen parcial de Física 1. Vi a Pardo en la cafetería y hablé con él. Y me dijo: ‘¿Quieres venir y fabricar cosas?”.
Sola, que con el tiempo logró una plaza y hoy es técnico y profesor asociado, construyó ocho barcos pequeños. Y finalmente se llegó al pasado 26 de junio. Ese día, en dependencias de la ONCE en la plaza de Espanya, unos 20 alumnos invidentes se familiarizaron con las réplicas de los barcos, los tocaron e hicieron el experimento con una maqueta que reproduce el movimiento del Piratta. El día 27 fueron al parque a subirse a la atracción.
Fernández explica la aportación del experimento: hay una parte de Física en este asunto. La de demostrar que el tiempo que tarda el barco en ir de un lado al otro depende únicamente de la longitud del péndulo, y no del recorrido ni del peso que lleve. Esta constación, descuberta por Galileo y desarrollada posteriormente, sirvió para mejorar la navegación oceánica.

Maqueta que permite replicar el movimiento del 'Piratta'' / Jordi Otix
Y luego había una parte vivencial: que los invidentes supieran con los barcos y la maqueta qué pasa en cada momento cuando están subidos en la atracción. “Relacionar las sensaciones con el movimiento”, resume Pardo, que agrega: “Fue muy bestia, la mejor experiencia didáctica que he tenido”. Los invidentes demostraron capacidades que no tiene gente que lo puede ver todo. “Apreciaban mas el detalle de las maquetas que la gente con visión, se quejaban de que faltaban cosas a las que normalmente no les prestas atención”, recuerda Marc Sola.
La nota
“Si no hubiera suspendido aquel examen de Física 1, no estaría trabajando en el Tibidabo”, subraya Fernández Forteza, que obtuvo un 9,5 por su trabajo de final de grado, un excelente con opción de matrícula de honor. Ahora, desde septiembre, sigue haciendo prácticas extracurriculares en el Tibidabo. Pero el verdadero premio sería que el parque de atracciones le contratara de forma estable.
Por ahora tiene también la satisfacción de haber logrado que personas que no pueden ver el contexto en el que les pasa, hallen una explicación técnica a por qué en esta parte de la atracción pesan menos y en otra pesan más, mientras sienten ese escalofrío en el estómago, cuando el barco pirata sube y baja.
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