“Potencial riesgo”
Quioscos de Barcelona aprovechan una grieta legal para almacenar y cargar baterías eléctricas
El ayuntamiento endurecerá la normativa que aprobó en octubre tras las advertencias de Bomberos y vecinos
La venta de café y de comida para llevar llega a los quioscos de Barcelona
Barcelona amplía los productos y servicios que pueden ofrecer los quioscos

El quiosco de la calle Rosselló 184 de Barcelona. / Jordi Otix


Judith Cutrona
Judith CutronaPeriodista especializada en información local. Con la mirada puesta en el Ayuntamiento de Barcelona y en las calles de la ciudad. He estado siete años escribiendo noticias en Europa Press. Antes, colaboré con La Vanguardia y Público.
La reinvención de los quioscos en Barcelona, que ahora pueden vender nuevos productos como café y comida para llevar, ha abierto la veda a que algunos de ellos aprovechen una grieta legal para almacenar y cargar baterías eléctricas de bicis, motos y patinetes. Esta actividad no está permitida actualmente en la nueva regulación, que el ayuntamiento aprobó en octubre y que fija los nuevos usos, así como la flexibilidad horaria y el límite de espacio público que pueden ocupar.
El caso de un quiosco en el Eixample que almacenaba y cargaba baterías, advertido por los vecinos, ha destapado una práctica que choca con medidas preventivas como la prohibición de acceder en el transporte público en patinete. El consistorio ha decidido revisar y endurecer la normativa tras las advertencias de Bomberos, que alertan del “potencial riesgo” que supone tener este material en un quiosco, a pie de calle y cerca de edificios y comercios.
Cinco años atrás, en 2020, el ayuntamiento sí autorizó a los quioscos a prestar este servicio de recarga de baterías de vehículos eléctricos de movilidad urbana, una autorización que ahora ya no está vigente tras la actualización de la norma, según informan fuentes municipales a EL PERIÓDICO. Con la revisión que se hará ahora de la normativa, el consistorio quiere aclarar que este uso ya está eliminado y que la actividad no puede seguir desarrollándose.
La empresa que gestiona este servicio es Urban Service Point, que se dedica a dotar de nuevos usos a los quioscos, como taquillas de Amazon o cajeros multimarca. Según consta en su web, entre las funcionalidades que facilitan están las 'battery stations', que definen como una "red en varias ciudades de estacionamientos y hubs de carga de baterías de vehículos eléctricos de micromovilidad". En declaraciones a este diario, asegura que la actividad es completamente legal y que está autorizada, teniendo en cuenta el decreto de alcaldía de 2020.
La normativa actual
El actual pliego de cláusulas para el funcionamiento de los quioscos especifica que estos pueden dedicar un espacio limitado de su instalación para la “recarga de móviles y servicios análogos”. Un adjetivo final, "análogos", que ha dado pie a interpretar que se podían seguir vendiendo e intercambiando baterías eléctricas, explican las mismas fuentes a EL PERIÓDICO.
La revisión de la normativa ha aflorado a raíz de un quiosco en la calle Rosselló número 184, que moviliza desde mayo del año pasado a un grupo de vecinos de la manzana situada en la calle Rosselló entre las calles Enric Granados y Balmes. Descubrieron que este establecimiento tenía un cajón frontal en la parte inferior para baterías eléctricas. Alarmados por el peligro que podía suponerles, decidieron denunciar al quiosco.

Extracto del informe del detective que investigó el almacenaje de baterías en el quiosco de la calle Rosselló 183. / Cedida
“Manipuladas a diario”
La denuncia administrativa, consultada por EL PERIÓDICO, adjunta el informe de un detective privado contratado ex profeso para demostrar la actividad. Sostiene que estas baterías eran “manipuladas a diario por el personal de dicha empresa que dispone de llave del quiosco” y avisa que tener “un depósito y distribución de baterías eléctricas” incurre en una infracción muy grave que “debería sancionarse con una multa de entre 3.000 y 15.000 euros”. Concluye que la actividad no está autorizada y que es “extremadamente peligrosa”, más si se considera que “gran parte de la instalación del quiosco es de madera y otros productos inflamables”.
“El incendio de una sola batería podría arrastrar a las demás, quemar el quiosco e incluso afectar a los edificios colindantes al mismo”, se afirma en el texto, que alerta de hasta 20 baterías eléctricas guardadas en este espacio de Rosselló. También pone el foco en la “insuficiente amplitud” de la acera, de 2,11 metros, que “genera molestias entre los vecinos siendo un “cuello de botella” que obliga a la gente a pararse, dada la imposibilidad de que circulen dos personas al mismo tiempo.

Quiosco en el paseo de Gràcia con nuevos usos. / Jordi Otix
Rectificar la ordenanza
Ante esta constatación, la denuncia exigía al ayuntamiento incoar un procedimiento sancionador al titular del quiosco y adoptar las medidas oportunas para retirar las baterías eléctricas, además de inspeccionar si el mismo quiosquero es propietario de otro quiosco por si existe el riesgo de que la actividad se de también en más establecimientos. Tras meses sin respuesta, según explica el abogado de los vecinos a este diario, se interpuso un escrito de reiteración de denuncia en septiembre.
Sobre las mismas fechas, después del verano, el ayuntamiento decidió solicitar un informe a los Bomberos de Barcelona sobre “la viabilidad” de esta actividad. Este concluyó que no era viable por los peligros que puede conllevar. Por este motivo, el consistorio trabaja actualmente con sus servicios jurídicos en la revisión de la joven regulación “para aclarar que esta actividad no está permitida por su potencial riesgo”, precisan portavoces municipales.
El quiosco renunció a almacenar baterías
Tras conocer el informe, el quiosco renunció a almacenar y cargar baterías eléctricas y, según comprobó el ayuntamiento con una inspección, actualmente ya no cuenta con este servicio. Las baterías del quiosco de la calle Rosselló eran de la empresa Cooltra, dedicada al alquiler de motos eléctricas y bicicletas. Ambas empresas, Urban Service Point y Cooltra, confirman a EL PERIÓDICO que el contrato que tenían para desplegar la actividad terminó en diciembre de 2024. Ambas subrayan a este mismo diario que la actividad, que se prolongó un año y medio, es completamente legal.

Un quiosco en el paseo de Gràcia de Barcelona con nuevos usos. / Jordi Otix
Es más, Urban Service Point busca ahora una nueva empresa para seguir llevando a cabo la actividad, que reitera que está autorizada en la ciudad, aunque matiza que “tiene que cumplir los requisitos de los Bomberos”. Luis Sancho Mañas, el cofundador de la compañía, defiende la "eficiencia" del servicio, que permite a empresas de micromovilidad no tener que desplazarse a las naves donde almacenan sus baterías y que suelen estar en la periferia. De este modo, el quiosco se convierte en un punto de carga e intercambio. “No hay nada más seguro que cargar en un quiosco”, reivindica.
Urban Service Point trabaja con unos 450 quioscos entre Barcelona, Madrid, Málaga y Granada. Declina precisar en cuántos quioscos de la capital catalana tiene o ha tenido 'battery stations'. Al ayuntamiento no le consta por ahora que esta actividad se de en otros quioscos y si la detectara, "actuaría". Los vecinos, por el contrario, siguen convencidos de que debe haber más "con el mismo juego”.
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