Movilidad
El 'bicisharing' privado de Barcelona inicia el nuevo contrato con retraso y un octavo operador en suspense
Tras una primera concesión de cuatro años en la que cayeron tres operadores, el consistorio vuelve a atomizar la oferta en siete empresas distintas que gestionarán casi 4.000 licencias
El 'bicisharing' privado, territorio turista: "Hay un montón de bicis disponibles y es muy barato"
La moto compartida metropolitana arranca con la incógnita de la rentabilidad más allá de Barcelona

Una de las bicicletas de Ride, junto a la Sagrada Família, este martes / Marc Asensio Clupés


Carlos Márquez Daniel
Carlos Márquez DanielPeriodista
Periodista especializado en Barcelona. En 'El Periódico' desde principios de siglo. Los últimos 17 años, dedicados a la información local: movilidad, urbanismo, infraestructuras, política municipal, barrios, área metropolitana y medio ambiente. Colaborador habitual en los programas de televisión 'Bàsics' (Betevé) y 'La Selva' (TV3).
Si algo quedó claro en el primer concurso de licencias de bicis y motos compartidas en Barcelona es que la atomización de la oferta no ayuda a ordenar y fomentar la demanda. En el caso de las bicicletas, fueron siete las empresas que se repartieron casi 4.000 credenciales en mayo de 2020. Para que puedan comparar, el Bicing controla 7.000 máquinas, y solo TMB gestionó en 2024 un total de 684 millones de viajes. Cuatro años después de que se fallara ese concurso habían caído tres compañías y un 50% de permisos ya no estaban operativos. El mercado se regula solo, suele decirse; en este caso, muy a la baja. El pasado diciembre se renovó la concesión, y de nuevo son siete las firmas (puede que terminen siendo ocho) destinadas a explotar el mismo número de licencias.
Más allá de tropezar dos veces con la misma piedra, el arranque ya va con retraso: ha vencido, de largo, el mes que se dio de plazo para que las bicis estén en la calle. Hay un par de compañías que todavía no han hecho los deberes y tampoco el ayuntamiento tiene lista la plataforma tecnológica para tenerlas geolocalizadas.

Bicicletas de Cooltra, en el paseo Marítim de la Barceloneta / Marc Asensio Clupes
En la comunicación municipal del 23 de diciembre se decía muy claro que las adjudicatarias disponían "de un periodo de un mes para desplegar las flotas en el espacio público". "El incumplimiento de los requisitos y/o despliegue de las flotas -proseguía el consistorio en su nota de prensa- comportará la retirada de las licencias a aquellas empresas que no cumplan". Dos de las ganadoras, Lime y Voi, todavía no tienen sus bicicletas disponibles en la aplicación y ya ha pasado mes y medio desde aquel anuncio. Sí están dispuestas y en funcionamiento las de Ride, Bolt, Bird, Cooltra y Smart Cycles (bajo la marca Donkey Republic), aunque se hace difícil comprobar si ya las han sacado todas a la calle o solo una parte de ellas.
Todas, en la 'app' Smou
Según fuentes municipales, el retraso se debe a la "conexión tecnológica con la plataforma municipal que tiene que permitir geolocalizar todos los vehículos". "Esta conexión requiere realizar distintas pruebas por parte municipal para comprobar el correcto funcionamiento y es imprescindible para culminar el proceso de despliegue de las bicicletas", prosigue esta misma voz.
Esta aplicación es la que facilita, además, que todas las licencias, sean de la empresa que sean, aparezcan en la 'app' de movilidad Smou, a través de la cual se puede saltar directamente a la empresa elegida. Es decir, cada bici tiene que reservarse desde su propia aplicación, pero la localización de todas ellas podrá verse en Smou.
En la app compartida ya pueden verse las bicis de Ride, Bolt, Cooltra y Donkey, las cuatro empresas que pudieron llegar al ocaso de la anterior concesión. No así las de Bird, nueva en la oficina. Tampoco las de Lime: un portavoz de la firma concreta a este diario que dar de alta las motos en la plataforma es precisamente la razón por la cual su despliegue de sus motos todavía no se ha producido.

Bicicletas de Bolt, en el parque de la Ciutadella, este martes / Marc Asensio Clupés
El tipo de compañías y el hecho de que el Bicing sea un coto vetado de facto a los turistas --el alta requiere de DNI y se envía la tarjeta al cabo de unos días a una dirección postal-- deja claro que estas licencias de 'bicisharing' están más pensadas para forasteros que para barceloneses. Ride está presente, además de en Barcelona, en ciudades como Lisboa, Florencia, Estocolmo, Salónica o Milán. Cooltra también tiene bicis en Madrid, Sevilla, Valencia, París, Bruselas o Roma.
Y así la mayoría de adjudicatarias, que apostaron por Barcelona como parte de su estrategia de fidelizar al visitante en su periplo por Europa, sin renunciar al público joven local, que también es un 'heavy user'. Si lo han probado alguna vez, el invento es ciertamente cómodo: poder llegar a Lisboa, y con la misma 'app' de la capital catalana, dar una vuelta con una moto eléctrica o una bici sin descargar nada nuevo. Por el Barrio Alto portugués igual que por el Eixample: mismo procedimiento.
El octavo pasajero
Para ser exactos, el nuevo reparto de licencias incluye un total de 3.975 permisos, de los que se adjudicaron en firme hace mes y medio 3.478. Cada una de las siete adjudicatarias debería haber desplegado 497 licencias (496, en el caso de Voi). Una octava postulante estaba en diciembre en proceso de presentar la documentación para poder sumarse a la fiesta y, según el consistorio, mes y medio después se sigue estudiando su valía.
Es la china Hello Bike, con presencia en Singapur y Australia. Si entra en el juego, serían ocho las contendientes, una más que en la anterior concesión. En caso de caer su candidatura, las 497 bicis que se le reservan se repartirían entre el resto: 71 más para cada empresa actual.

Bicicletas de Donkey Republic, junto al mar, este martes / Marc Asensio Clupés
Las licencias tienen una vigencia de dos años, prorrogables otros dos a criterio del consistorio y previa petición de las compañías. El número total de bicicletas será revisado cada año en función de la "capacidad del espacio público de absorber esta tipología de movilidad". Para que se entienda mejor, en función de los problemas de convivencia que generen y del volumen de bicis mal estacionadas, se procederá en un sentido o en otro. Si se repite la historia de los cuatro años anteriores -también es cierto que el covid se puso de por medio- quizás no haga falta ni abrir el debate sobre si molestan o encajan, puesto que al cabo de cuatro años habían lanzado la toalla tres operadores con casi la mitad de las bicicletas.
El día de mañana
El final de esta concesión, si se prorroga dos años hasta 2029, coincidirá con el cierre del actual contrato del Bicing. El servicio público tiene su propio dilema: fusionarse con la red metropolitana AMBici o mantener la doble red actual. Será el momento de decidir si sigue la senda de la moto compartida, que tras cuatro años en los que también cayeron más de la mitad de los operadores (de nuevo, un exceso de oferta) ha pasado al ámbito metropolitano, o si Barcelona mantiene su coto ciclista particular, aislado de su continuo urbano.

Una moto de Cooltra, en el paseo de Gràcia / Zowy Voeten
Las licencias de moto compartida entregadas también en mayo de 2020 corrieron incluso peor suerte que las bicicletas. La licitación terminó con 12 operadores que se repartieron 7.000 licencias. De nuevo, un problema de excesiva atomización, pues no existía ni existe una aplicación única para reservar y pagar por el servicio.
El plan metroplitano
Años después, en 2024 solo sobrevivían cuatro empresas con un total de 2.500 motos, un 65% menos. Ahora el concurso público convocado por el Área Metopolitana de Barcelona (AMB) ha desplegado 10.000 credenciales en ocho municipios, incluida la capital catalana. Son solo cinco los operadores que han logrado pasar el corte, gracias a unas bases de licitación que pusieron mucho más complicado el acceso a un trozo del pastel.
Una de las compañías, Cooltra, es la única que ahora tiene presencia en los dos mundos: bici y moto compartida. A diferencia de las bicicletas, el uso de las motos no es un territorio tan acotado a los turistas, pero sí a un público joven, sobre todo hombres de entre 25 y 45 años, con un cierto poder adquisitivo.
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