Carta de Albert Ollé

El propietario de la Casa Orsola, harto de las críticas: "Acabaré vendiendo la finca"

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Acto contra el primer intento desalojo de la Casa Orsola

Acto contra el primer intento desalojo de la Casa Orsola / Jordi Otix

Gisela Macedo

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Albert Ollé, empresario barcelonés y propietario de Lioness Inversiones, ha roto su silencio este lunes con una carta abierta y escrita en primera persona, titulada 'Carta del propietario de Casa Orsola'. En ella, denuncia haber sido víctima de "insultos y ataques" a raíz de la compra del inmueble en 2021, con el objetivo de transformarlo en viviendas de alquiler de corta duración. Asimismo, Ollé asegura que la "campaña de desprestigio" contra su persona lo ha llevado a considerar la venta del edificio.

Asimismo, en su carta, el empresario se dirige directamente al profesor Josep Torrent, primer inquilino al que intenta desahuciar, cuestionando su decisión de recurrir al Sindicat de Llogateres en lugar de dialogar directamente con él.

Ollé defiende su versión sobre el conflicto en el siguiente escrito:

"En los últimos días, mi nombre ha aparecido en más de un millar de publicaciones. Sin embargo, tengo serias dudas de que esta carta reciba la misma difusión por parte de los medios. Tal vez porque mi versión no encaja en el relato dominante, pero es importante situar el conflicto en su verdadero contexto.

Quiero comenzar agradeciendo al Síndic de Greuges y al Ayuntamiento su intento —aunque quizás un poco tardío— de propiciar un diálogo para encontrar soluciones. Hace meses que lo buscábamos, pero mejor tarde que nunca.

"Los propios inquilinos se dirigieron a nosotros"

Lo que la mayoría de publicaciones no explican es que fueron los propios inquilinos quienes se dirigieron a nosotros directamente para buscar una solución. Por ejemplo, la Sra. Josefa (en paz descanse) iba a renovar su contrato por 450 € mensuales, pero de esto no se habla. Tampoco se dice que otro vecino, tras haber sido sorprendido introduciendo okupas en la finca, recibió una renovación del contrato cuando su padre, avergonzado, intercedió por él.

Pero lo que realmente quiero poner sobre la mesa es una cuestión de valores.

El Sr. Josep Torrent nunca quiso hablar conmigo directamente. Siempre lo hizo a través de una plataforma que se hace llamar Sindicat de Llogateres. Ahora, después de más de tres años de confrontación, ha logrado que él sea el héroe y yo, según parece, el criminal. O mejor dicho, el "buitre criminal", como le gusta llamarme a la portavoz de esta plataforma.

Josep, el primer inquilino de la Casa Orsola en vías de desahucio, junto a la comitiva judicial este viernes

Josep, el primer inquilino de la Casa Orsola en vías de desahucio, junto a la comitiva judicial. / Zowy Voeten

Durante tres años, el edificio de Casa Orsola ha sido objeto de campañas de desprestigio, ocupaciones ilegales e incluso actos vandálicos que han dañado un patrimonio modernista que yo quería preservar. Las puertas rotas, las paredes pintadas y los espacios comunes abandonados no son símbolos de justicia social, sino de la incapacidad para conciliar derechos y deberes. ¿Este es el modelo de lucha que se quiere legitimar?

Me pregunto, Sr. Torrent, ¿qué valores transmite a sus alumnos cuando defiende valores como el alquiler y la ocupación? ¿Cuando justifica que no se puedan pagar menos de 700 € por un ático con 60 metros de terraza en Consell de Cent con Calabria? ¿O cuando otro vecino, que pudo seguir trabajando para no perder su condición de vulnerable, sabe que ese mismo trabajo le impide acceder a un alquiler si lo quiere? El esfuerzo y el trabajo son valores que deberían ser pilares fundamentales de nuestra sociedad, pero parece que cada vez tienen menos importancia.

"Monopoliza el relato de la pobreza"

Se ha hablado mucho de vulnerabilidad, pero cabe diferenciar entre quienes la padecen y quienes la instrumentalizan. Otro vecino no explica que le ofrecimos dos viviendas, una fuera y otra dentro de Casa Orsola, y las rechazó. En los últimos días se nos ha exigido un alquiler de 700 € sin subidas durante 7 años. En cambio, el Sr. Torrent, en su relato, se presenta como una víctima, disfrutando de una estabilidad que muchos otros inquilinos de Barcelona no pueden permitirse. Desde esta posición, monopoliza el relato de la pobreza mientras menosprecia el derecho a la propiedad responsable.

El sábado volví al barrio en el que crecí, a la Ronda de Sant Pau, a ver al Síndic. Allí, mis padres me enseñaron esos valores que hoy veo pisoteados por una parte de la sociedad que prefiere señalar, criminalizar y exigir sin asumir ninguna responsabilidad.

"Insultos y ataques"

Después de recibir toda clase de insultos y ataques, supongo que finalmente acabaré vendiendo la finca. Paradójicamente, cuando esto ocurra, es posible que se encuentren con un auténtico buitre que no tendrá ningún interés en preservar el patrimonio ni en llegar a acuerdos. Yo, en cambio, solo quería mantener de forma sostenible un edificio modernista que forma parte de la historia de Barcelona.

Murales en la cárcel Modelo, algo inimaginable cuando aún era prisión.

Murales en la cárcel Modelo, algo inimaginable cuando aún era prisión. / Ferran Nadeu

Sr. Torrent, no sé si mañana o la semana que viene dejará Casa Orsola, pero en su reciente carta culpaba al Sr. Collboni, al presidente Illa o al Sr. Sánchez de su situación. Quizás, en lugar de buscar culpables, debería reflexionar si su situación no es consecuencia de haber confiado en aquellos que prometieron miles de viviendas sociales y no construyeron casi ninguna, o de haber votado por quienes impusieron la obligación del 30% de protección oficial, paralizando así la construcción de nueva vivienda en Barcelona. Ahora todos pagamos las consecuencias.

En una sociedad donde los valores fundamentales se diluyen, cabe preguntarnos: ¿quiénes son los verdaderos buitres?

Hasta la vista, y mucha salud."