Plaga urbana

Estas son las razones para no alimentar a las palomas en Barcelona

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Una mujer alimenta a las palomas en Barcelona.

Una mujer alimenta a las palomas en Barcelona. / ELISENDA PONS

Gabriel Roncero

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Alimentar a las palomas en la plaza de Catalunya de Barcelona es una de esas costumbres que ha ido perdiendo popularidad con el paso del tiempo.

Sin embargo, a diferencia de otras tradiciones, en este caso, no debería preocuparnos que desaparezca.

Si alguna vez os habéis preguntado si es recomendable darles comida a las palomas, la respuesta es no. A continuación, os explicamos los motivos:

Las razones

Sobrepoblación

En primer lugar, hay que tener en cuenta que Barcelona tiene sobrepoblación de palomas, y alimentarlas solo contribuye a que su número aumente. La ciudad cuenta con unas 85.000 palomas, según los últimos datos proporcionados por el Ayuntamiento de Barcelona, cuando debería haber solo una cuarta parte de esa cantidad.

Se estima que más de 300-400 palomas por kilómetro cuadrado es un número ya excesivo, pero en algunas zonas de la ciudad la densidad llega hasta las 1.300 o 1.700 por kilómetro cuadrado, según el Ayuntamiento.

Enfermedades

En segundo lugar, el exceso de palomas genera el hacinamiento de estas aves, lo que incrementa la cantidad de excrementos y, con ello, el riesgo de transmisión de enfermedades, como la histoplasmosis, la psitacosis y la salmonelosis.

Suciedad

En tercer lugar, hay que hablar de la suciedad. Además de los excrementos, los restos de comida que las palomas dejan cuando comen se quedan en el suelo, y las ratas no tardan en aprovecharse de ello.

De hecho, desde el consistorio barcelonés aseguran que las palomas degradan el patrimonio arquitectónico, el mobiliario urbano y la vegetación.

Estrés

En cuarto y último lugar, el aumento de la población de palomas genera estrés entre ellas, lo que acaba derivando en peleas frecuentes entre estas aves.

Pero, ¿está prohibido alimentarlas?

La respuesta es no. Las ordenanzas municipales permiten la alimentación de animales en la vía pública siempre que no se ensucien los espacios. Este último caso puede acarrear multas de hasta 600 euros.

Sin embargo, aunque no es ilegal, el Ayuntamiento recomienda no hacerlo, y en 2018 ya prohibió las paradas de venta de garrobillas -las semillas que se les daban de comer- en la plaza de Catalunya.

Actualmente, hay identificadas 236 personas que alimentan a las palomas, según el Ayuntamiento, y les dan más de dos kilos de comida al día. Desde el consistorio están promoviendo campañas para evitar esta práctica.

La plaza de Catalunya es uno de los lugares más comunes para alimentar a las palomas, pero también es frecuente en otros espacios como la plaza de la Bella Dorita (Poble-Sec, Sants-Montjüic), la plaza de Josep M. Folch i Torres (Raval, Ciutat Vella) y el parque de la Ciutadella (Ciutat Vella).

Así pues, si alguna vez pensáis en dar de comer a las palomas, reconsideradlo. Estas aves, conocidas por algunos como ratas con alas, se han ganado ese apodo por una razón.