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Tierno Galván, entre la colaboración y la rivalidad con Barcelona
Un libro repasa la figura del ‘viejo profesor’ y la relación que cultivó mientras fue alcalde de Madrid con la capital catalana
Carmena y Collboni piden que la democracia demuestre de nuevo que es el sistema más útil

Enrique Tierno Galván.


Daniel G. Sastre
Daniel G. SastrePeriodista
Periodista. Profesor asociado en la UB.
Pasqual Maragall sospechaba que Enrique Tierno Galván nunca llegó a comprender del todo a Catalunya. Pero su hijo, una vez muerto el viejo profesor, que fuera alcalde de Madrid entre 1979 y 1986, decidió ceder su archivo personal a la biblioteca pública Arús de Barcelona. Son dos indicios que explican la relación que mantuvo Tierno con la capital catalana, de rivalidad y al mismo tiempo de lealtad, según recoge un libro recién publicado, 'Los papeles de Tierno Galván', escrito por Àlex Masllorens y auspiciado por el Ayundamiento de Barcelona y la Fundació Catalunya Europa.
Masllorens bucea en esos valiosos documentos que Enrique Tierno Pérez-Relaño, el hijo de Tierno Galván, decidió encomendar a la biblioteca Arús, para construir un retrato ameno tanto de la personalidad del exalcalde de Madrid como de su tiempo histórico y político. Pero, además de por las reproducciones de cartas, expedientes, discursos y certificados de identidad de Tierno, el libro es valioso como testigo de ese particular vínculo que tejió con Barcelona y con sus dos primeros alcaldes democráticos tras la muerte de Franco, Narcís Serra y Maragall.
La primera colaboración fue casi obligada. Cuando Serra y Tierno llegaron a sus respectivos ayuntamientos en 1979, tras ganar las elecciones el primero y tras pactar con el PCE el segundo, se los encontraron prácticamente en ruinas. El entendimiento entre las dos grandes ciudades de España fue capital para que el Gobierno entendiera que debía implicarse más en su financiación, y así lo hizo. Tierno también quiso invitar en varias ocasiones a los alcaldes de Barcelona a las fiestas de San Isidro, o al carnaval de Madrid. Además, se prodigó en conferencias y en congresos en la capital catalana. Pero, solventados los apuros iniciales, enseguida se manifestó la rivalidad.
Un veterano junto a "chiquillos"
"Con Tierno Galván yo mantuve más y mejor relación que otros alcaldes y dirigentes, pero no fue fluida. Para él, los otros alcaldes éramos chiquillos a quienes nos tocaba trabajar", recordaba Serra. El exalcalde de Madrid era de una generación anterior, y por edad, había hecho la guerra y se las había tenido con la dictadura más que sus homólogos. Esa etapa, la de la fundación y el fracaso del PSP, la de su decepción al quedar excluido de la ponencia constitucional y la de su posterior reencuentro con el PSOE se recoge con detalle en el libro.
Aunque la relación de Tierno con Maragall fue mejor que con Serra, cuando ambos coincidieron al frente de sus respectivas ciudades continuó la guerra soterrada por la hegemonía. Se vio, por ejemplo, en la lucha por la organización de ferias y congresos, en la que Barcelona siempre había despuntado y que Madrid le quiso disputar con la creación de Ifema. Maragall, además, sintió que la capital de España "tuvo celos" cuando Barcelona fue designada sede de los Juegos Olímpicos de 1992, y lo consignó entre quejas del trato preferencial que el Estado siempre ha otorgado a Madrid.
Durante la presentación del libro, que tuvo lugar el pasado miércoles en el Ayuntamiento de Barcelona, el autor explicó por qué Tierno tuvo esa dificultad para relacionarse con muchos dirigentes políticos de su etapa en el poder. "A algunos les parecía soberbio. No tenía un discurso fácil ni hacía concesiones populistas, y era dado a lo que hoy llamaríamos 'zascas'", dijo Masllorens.
La utilidad de la democracia
En un acto en el que también intervinieron una exalcaldesa de Madrid, Manuela Carmena, y el actual alcalde de Barcelona, Jaume Collboni, el autor de Los papeles de Tierno Galván se preguntó si una figura como la del exalcalde de Madrid tendría cabida en la política actual. "Tendría problemas sobre todo con las redes sociales, aunque siempre podría tener a alguien que se las gestionase. Pero indudablemente creo que necesitaríamos volver a tener figuras de este tipo". La presidenta de la Fundació Catalunya Europa, que custodia el legado de Maragall, comparó el tiempo que les tocó vivir a esos dos dirigentes políticos con el actual, y encontró alguna similitud. "Tierno y Maragall fueron dos figuras con una responsabilidad muy importante. En aquel momento había que construir la democracia, demostrar que los ayuntamientos democráticos resolvían mejor las necesidades de la gente que la dictadura. Ahora estamos en otro momento en el que demostrar eso, que nada resuelve mejor que la democracia las necesidades de la gente", sostuvo Dolors Camats.

Jaume Collboni y Manuela Carmena, este miércoles, en el Saló de Cent. / Carla Duran / Fundació Catalunya Europa
Un momento en el que, como dijo Tierno en su primer discurso como alcalde, hay que volver a recordar para qué se vota a los políticos: "Para que administremos mejor lo que tenemos y consigamos antes y mejor lo que necesitamos".
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