Cuentas municipales
Collboni esquivará la falta de acuerdos presupuestarios en Barcelona con retoques puntuales
La aproximación a las elecciones municipales de 2027 y la fragmentación política dificultan las negociaciones en el consistorio
El gobierno Collboni se “planta” con los Comuns y cierra la negociación del presupuesto 2025
"Tendremos que encontrar 178 millones": Los entresijos de la prórroga presupuestaria de Barcelona para 2025

El alcalde de Barcelona, Jaume Collboni, durante el pleno municipal, celebrado este viernes. / Marta Pérez


Judith Cutrona
Judith CutronaPeriodista especializada en información local. Con la mirada puesta en el Ayuntamiento de Barcelona y en las calles de la ciudad. He estado siete años escribiendo noticias en Europa Press. Antes, colaboré con La Vanguardia y Público.
El alcalde Jaume Collboni cumplirá este junio dos años al frente del Ayuntamiento de Barcelona, 24 meses en los que ha ido encarrilando en solitario sus proyectos para los retos de la ciudad. El socialista asegura que "este gobierno gobierna" desde el primer momento, aunque se le resistan los acuerdos para articular mayorías en el pleno. No ha logrado pactar dos presupuestos con la oposición y no le ha quedado otra que recurrir a una cuestión de confianza en su primer año y a una prórroga la semana pasada. Estos mecanismos, que por ley todo consistorio puede activar si no logra un consenso, le obligan a ir haciendo retoques puntuales a las cuentas -normalmente mediante modificaciones de crédito- para garantizar los fondos de cada nueva actuación y cumplir con los calendarios fijados.
A las puertas del ecuador de mandato, a dos años vista de las próximas elecciones municipales de 2027, la improbabilidad de acuerdos presupuestarios es más que evidente. La dificultad para articular una alianza estable en el inicio del cuatrienio sienta un precedente importante para la segunda mitad. Su gobierno es consciente de que la fragmentación política no ayudará a alcanzar acuerdos y todavía menos cuando se acerque la próxima campaña electoral. En política el reloj empieza a correr mucho más rápido un año antes de los comicios.
Un camino plácido con ERC
Desde que asumió la alcaldía en 2023, Collboni fijó como socios prioritarios a ERC y Comuns para negociar las cuentas. Los tres partidos -que él mismo bautizó como “las fuerzas progresistas”- suman una mayoría holgada de 24 concejales y se convirtió en la aritmética más probable en el consistorio al quedar descartada la mayoría de 21 concejales de Junts y el PSC.
Los socialistas sembraron pronto el camino con los republicanos y lograron su apoyo para el presupuesto de 2024, que era insuficiente para aprobarlo. Ante el 'no' de los Comuns, el alcalde terminó sometiéndose a una cuestión de confianza. La buena relación entre ERC y el PSC se ha mantenido en este segundo año y su negociación de las cuentas de 2025 ha sido relativamente plácida: los socialistas incorporaron gran parte de las medidas propuestas por los republicanos y estos anunciaron su voto a favor.
La enésima ruptura con BComú
Sin embargo, con BComú la senda fue más complicada. Las diferencias que ya se constataban cuando compartían ejecutivo se agrandaron todavía más cuando el PSC tomó las riendas de la ciudad y los de Ada Colau pasaron a la oposición. En el primer año, los Comuns requerían su entrada en el gobierno para dar el voto favorable a los números, dos tipos de pacto distintos que el PSC no quiso nunca vincular. Liderados ahora por Janet Sanz, el escenario cambió a finales de este año, cuando se produjo un deshielo entre ambos y acercaron posturas que auguraban un acuerdo casi inminente para enero.
Los exsocios de gobierno llegaron a unos primeros compromisos, como una mesa técnica sobre cruceros o la regulación de alquileres de temporada. Pero cuando todo parecía encarrilado, se rompió ese nuevo clima de sintonía y confianza. Los Comuns lanzaron nuevas exigencias y el PSC decidió plantarse y zanjar las conversaciones por lo que denominó “exigencias innegociables”. De este modo, el gobierno de Collboni apostó por la prórroga de las cuentas de 2024, que técnicamente ya había tenido que dictar en diciembre para poder explorar un acuerdo más allá de Fin de Año.
La búsqueda de 178 millones
Ahora, al gobierno no le queda otra que gestionar esta prórroga usando todos los instrumentos legales que permiten introducir modificaciones y partidas. Prevé garantizar así proyectos como la unión del tranvía por la Diagonal. Para el ejecutivo socialista, tener una prórroga -que parte con 178 millones de euros menos respecto al presupuesto de 2025- complica la gestión municipal, pero asegura que no cambia el plan de inversión.
Desde 2010, en el ayuntamiento se han aprobado los presupuestos mediante prórrogas o cuestiones de confianza ocho veces. Según la ley, en un mismo mandato puede recurrirse dos veces a una prórroga y dos más a una cuestión de confianza, para sobrellevar el veto a los adelantos electorales a nivel municipal. Así pues, Collboni podría sobrevivir todo el mandato esquivando la falta de acuerdos si esta dinámica se mantiene. Todavía le queda otra prórroga y otra cuestión de confianza.
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