La nueva movilidad

La Escola Industrial proyecta el primer gran párking de bicis de Barcelona: más de 300 plazas, taller y duchas

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Recreación virtual del futuro párking de bicicletas de la Escola Industrial

Recreación virtual del futuro párking de bicicletas de la Escola Industrial / DIPUTACIÓ DE BARCELONA

Carlos Márquez Daniel
Carles Cols
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Un párking cubierto para 300 bicicletas, quizá más, con vestidores y 12 duchas por si es necesario, o sea, lo nunca visto en Barcelona y que es del todo común en las ciudades más ciclistas de los Países Bajos, será una de las guindas más dulces del proyecto de modernización que la Diputación llevará a cabo los próximos años en el recinto de la Escola Industrial (Urgell, 173-215). Está previsto que las obras comiencen durante el último trimestre de este año y que finalicen en 2028.

Será un aparcamiento de uso preferente para los aproximadamente 800 investigadores altamente cualificados que, dentro de este mismo recinto con medio siglo de historia, trabajarán en el Centro Internacional para la Innovación en los Servicios Públicos, un ‘clúster’ de I+D que contará en uno de sus edificios más icónicos con una residencia para unos 100 estudiantes y profesionales. Además, la insólita capilla que ocupa la última planta será reconvertida en una sala polivalente.

En una ciudad, Barcelona, donde el crecimiento de la red de carriles bici ha sido casi exponencial, las soluciones ofrecidas a sus usuarios a la hora de aparcar los vehículos han sido, hasta ahora, poco más que tímidas. Lo que la Diputación de Barcelona se propone llevar adelante es un salto ‘beamonesco’, pasar de unos récords existentes de unas pocas decenas de plazas, en el mejor de los casos, a más de 300.

Para ello se han reservado 350 metros cuadrados de uno de los primeros edificios que se encuentran junto al acceso de la Escola Industrial por la calle de Rosselló. La solución elegida para sacar el máximo provecho de la superficie disponible se ha ido a buscar a Holanda, donde los aparcamientos a doble nivel son cada vez más comunes. Son, dicho de un modo rudimentario, dos bandejas para encajar las bicicletas, una a ras de suelo y otra justo por encima del manillar de los vehículos que allí se estacionarán. A la bandeja superior se accede a través de una rampa de muy suave desnivel. Se encajan las ruedas en unos soportes y fin de la maniobra.

Lo interesante del plan, sin embargo, no es solo el número de plazas disponibles, sino el hecho de concebir que ese será un punto de llegada y partida de viajeros, es decir, darle el adecuado tratamiento de nudo de comunicaciones. De ahí el hecho de que haya a disposición de los usuarios un pequeño taller de reparación y una batería de duchas para quienes lleguen de rutas alejadas, sobre todo en los meses de calor.

La transformación de la Escola Industrial es un plan de largo recorrido y prometedor final, pues en la práctica se convertirá en un espacio muchos más abierto a la ciudad, como una suerte de sobrevenido nuevo eje verde del Eixample que conectará las calles de Rosselló y París a través de un paseo central. Y será un nuevo punto neurálgico de la ciudad también por las obras que se llevan a cabo en los alrededores. Justo frente a su puerta principal estará una de las estaciones de la prolongación de los Ferrocarrils procedentes del Baix Llobregat (hoy con estación término en plaza de Espanya), que tendrá un potente intercambiador de pasajeros con la L5 del metro.

Tal y como explica Eloi Juvillà, director de Servicios de Edificación y Logística de la Diputación de Barcelona, solo tiene sentido encarrilar la nueva etapa de la Escola Industrial desde la perspectiva de que la movilidad tiene que ser sostenible. No hay que dar margen a las sorpresas, viene a decir, como la que ocurrió hace dos años junto a la plaza de Catalunya. Se acometió allí, en los números 2 y 4 del paseo de Gràcia, una profunda reforma de la Casa Pascual i Pons. Uno de los trabajos que más presupuesto y horas de trabajo se comió fue la perforación de un párking subterráneo para coches, inexistente hasta entonces. Fue una obra de ingeniería faraónica. Cuando las primeras empresas comenzaron a ocupar las oficinas ya remozadas, Apple, entre ellas, muchos de sus trabajadores explicaron que no necesitaban ninguna plaza para aparcar el coche, que lo que les era más urgente era estaciona la bicicleta.

Obras de apertura de un nuevo carril bici en Barcelona, en 2023.

Obras de apertura de un nuevo carril bici en Barcelona, en 2023. / Ángel García Martos

Para ponderar el valor de este proyecto de la Escola Industrial se pueden hacer dos cosas: la dolorosa y un punto injusta comparación con los aparcamientos de bicis sitos las ciudades punteras en materia de ciclismo urbano o el chequeo a la situación actual de Barcelona. En lo primero no hay nada que hacer: pasillos enterrados de acceso y entrada en edificios destinados solo a este fin, miles de plazas en distintas plantas y equipamientos instalados al lado de grandes estaciones de tren para fomentar la multimodalidad. En lo segundo, lo que está por venir en el Eixample es un halo de esperanza, ya que será el primer gran punto de almacenaje de bicicletas de la capital catalana.

Bicibox, descartado

No es que no se haya hecho nada. Es más un tema de exclusividad. Después de que la ciudad descartara implantar el Bicibox (los párkings seguros en la vía pública instalados en una veintena de ciudades del entorno metropolitano) por cuestiones de densidad de espacio público, todo ha ido de la mano de los párkings para coches subterráneos. Es lo que con toda la buena intención ha llevado a cabo la empresa municipal BSM, que en sus 42 aparcamientos dispone de un total de 1.064 plazas para bicicletas.

Aparcamiento de bicicletas subterráneo, en una céntrica plaza de Estocolmo

Aparcamiento de bicicletas subterráneo, en una céntrica plaza de Estocolmo en la que también hay una estación de tren / Carlos Márquez Daniel

Cerca de la mitad de las plazas están en los 12 Biciparks instalados en párkings de BSM, lugares mejor acondicionados y seguros para las bicicletas, con espacio exclusivo y un kit básico de reparación de bicis. Son, sin embargo, aparcamientos que no concentran un número de plazas muy significativas: el que más tiene es el de la Boqueria, con 74 huecos ciclistas. La media de los 42 es, de hecho, de 25 plazas cada uno.

¿Y en la calle?

No consta, a día de hoy, que el consistorio tenga previsto un gran aparcamiento exclusivo para bicicletas, aunque sí se espera que tengan su lugar reservado, por ejemplo, en la nueva estación de Sants. Otro cantar es la calle, donde ya hay cerca de 40.000 aparcamientos en 'U' invertida en los que es difícil ver una bici que cueste más de 200 euros. Lo saben bien los propietarios de bici en Barcelona: ¿a quién no le han robado o sabe de alguien al que le han birlado como mínimo una?

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