Pendiente desde 2002
El derribo del bloque Venus para simbolizar el cambio en La Mina se retrasa a 2030
La Generalitat aplaza dos años más el fin del desalojo y la demolición del edificio degradado, mientras prevé que al menos medio centenar de viviendas estén deshabitadas y tapiadas antes del próximo verano
La Mina albergará la sede de una conselleria de la Generalitat dentro de cinco años

Un piso tapiado tras ser deshabitado en el bloque Venus, pendiente de derribo en el barrio de La Mina. / MARC ASENSIO CLUPÉS


Jordi Ribalaygue
Jordi RibalayguePeriodista
Periodista especializado en información local de Barcelona y el área metropolitana. Ha trabajado en El Mundo, EFE, Público, Ara, Tot Barcelona y medios locales de Sant Adrià de Besòs y Badalona. Ha colaborado en la redacción del libro 'Objectiu Venus', sobre el barrio de La Mina.
Las tareas pendientes para dignificar las condiciones de vida en las calles más pobres de La Mina han vuelto a hacerse patentes tras el tiroteo de primeros de enero entre dos familias en mitad del barrio, situado en Sant Adrià de Besòs y a las puertas de Barcelona. El bloque de la calle Venus se vio en medio de la trifulca a tiros que aterró a los vecinos y sintetiza los problemas persistentes de penurias, infravivienda y tráfico de droga que castigan a parte del vecindario. Como en otras ocasiones, las instituciones han prometido afrontar carencias tras el altercado. Políticas sociales y policiales al margen, la medida que simboliza el cambio en el barrio es el derribo de Venus, previsto desde hace 23 años y que encadena retrasos para desalojar, indemnizar y trasladar a quienes viven en sus 244 viviendas.
La última previsión fijaba que el edificio se echaría abajo en 2028, pero la Generalitat la pospone una vez más. Ahora atisba el derribo en 2030, casi tres décadas después de que se planificara. Hace cuatro años, aseguró que se acometería en 2026 y, hace un par, especuló con que sería posible en 2027. A la demora va parejo que los últimos vecinos en dejar Venus tendrán que esperar más tiempo en el inmueble, que arrastra un grave deterioro endémico.
“La voluntad del Govern es acelerar la transformación de La Mina y pondremos todo el detalle para que sea así lo más pronto posible pero, ahora bien, hay unas promociones que debemos hacer y los procedimientos son complejos”, sostiene el secretario general de Drets Socials i Inclusió, Raúl Moreno. El Consorcio de La Mina -participado por la Generalitat, los ayuntamientos de Barcelona y Sant Adrià y la Diputación- espera que dos bloques con 66 pisos donde asentar a afectados por el derribo empiecen a construirse a principios de 2026 y estén listos en 2028.

El bloque pendiente de derribo en la calle Venus, en el barrio de La Mina, en Sant Adrià de Besòs. / MARC ASENSIO CLUPÉS
Además, cuenta con alzar un bloque más que tendría que acabarse entre finales de 2029 o, más bien, 2030, para dar salida a los últimos moradores de Venus. Moreno opina que es un plazo “razonable” para “una transformación como la de La Mina”. “Estamos en una fase avanzada, porque se ha hecho un trabajo brutal en estos años”, defiende.
El edificio previsto para dentro de cinco años será de alojamiento dotacional. Podría albergar en torno a 50 pisos -tan solo una aproximación preliminar que deberá precisarse- y se reserva para realojos sociales, la opción para familias en situación de vulnerabilidad que no vivan sin interrupción en Venus desde diciembre de 2001 o no dispongan de un título de propiedad o alquiler. Hay 105 familias que reúnen los requisitos para trasladarse con la condición de propietarios, algo menos de la mitad del inmueble.
Domicilios tapiados
Al margen de las viviendas por levantar, la operación para vaciar el bloque debía arrancar con cierto vigor en 2024, tras aprobarse el plan de expropiación. Así lo auguró el Govern en abril pasado, aún en manos de ERC. Aseguró entonces que estaba en disposición de indemnizar a 31 familias que preferían marcharse cobrando el importe de tasación de los pisos -97.450 euros en caso de tres habitaciones y 121.514 euros para los de cuatro- y desplazar a otras 30 a viviendas facilitadas por la administración.

Un piso tapiado en el bloque pendiente de derribo en la calle Venus, en el barrio de La Mina, en Sant Adrià de Besòs. / MARC ASENSIO CLUPÉS
Sin embargo, los resultados han quedado lejos de las expectativas. Desde el año pasado, 15 domicilios se han tapiado tras ser abandonados a cambio de una indemnización, además de otros dos que son de la administración y también se han blindado. Al margen, aún no se ha producido ningún realojo, pese a que se anunció que comenzarían entre septiembre y octubre pasados.
Ahora, la Generalitat gobernada por el PSC confía en que, por lo bajo, 47 pisos estén deshabitados en Venus antes del verano. El ejecutivo estima que cerrará acuerdos con 30 familias más para que reciban una compensación, de forma que sus viviendas se tabicarán del mismo modo que las 17 que han revestido la puerta con 800 kilos de hormigón armado para prevenir ocupaciones. También se han sellado dos locales.
Entrega de llaves
Aparte, el Consorcio de La Mina calcula que durante este primer trimestre de 2025 se entregarán las primeras llaves para que los afectados de Venus se reubiquen en otras escaleras del barrio. El órgano encargado del proyecto dispone de 24 domicilios para las mudanzas. Son 19 adquiridos por el Consorcio y otros cinco de titularidad pública. Además, ha iniciado otra ronda para procurarse de 35 viviendas más y ha recibido 49 ofertas, todas en La Mina.
Cauto tras los precedentes frustrados, el Consorcio de La Mina prefiere no pronosticar cuántos traslados se producirán en los próximos meses. Por ahora, 14 familias han elegido vivienda del surtido disponible y otras 14 lo han rechazado, al preferir aguardar a las futuras promociones en vez de acceder a un piso de segunda mano. Al menos siete casos están encauzados para firmar los contratos en febrero.

Un piso tapiado en el bloque pendiente de derribo en la calle Venus, en el barrio de La Mina, en Sant Adrià de Besòs. / MARC ASENSIO CLUPÉS
Los pisos de nueva construcción y los que la administración compra tienen los mismos metros cuadrados que los de Venus. Es decir, 61,80 metros justos, la dimensión común en gran parte del barrio. Resulta clave para canjear un piso por otro de idénticas dimensiones sin coste añadido para los residentes del bloque a demoler, enclavado en una de las secciones censales donde se declaran menos ingresos en Catalunya.
La administración denegó ese intercambio de metro por metro en 2010, cuando el gran desalojo programado en Venus fracasó. La mayoría de vecinos no pudo costear los 34.800 euros más impuestos que se les exigió para huir entonces de la podredumbre del edificio erigido en el tardofranquismo y abonar la diferencia de valor con unos pisos entonces recién construidos. Esas viviendas acabaron sorteándose para demandantes de vivienda de protección oficial y asaltadas para ser ocupadas ilegalmente.
- La okupa de Badalona cede ante la presión de Albiol y los vecinos tras renunciar a seguir pidiendo 3.000 euros
- Un vecino de Sant Andreu exige el traslado de una parada del bus H6 porque los conductores no apagan los motores
- Albiol se atrinchera para abortar una ocupación en Badalona y se encara con la usurpadora
- Más de 30 comunidades de vecinos de Rubí denuncian una estafa de 300.000 euros de un administrador de fincas
- La primera rampa mecánica para peatones de Barcelona empezará a construirse en octubre en Montbau
- Maratón de Barcelona 2025: recorrido, mapa y calles cortadas
- Los dueños de Etnia compran un edificio en el paseo de Gràcia por cerca de 15 millones de euros
- La pastelería más antigua de Barcelona celebra 200 años de historia