Seguridad vial
Más radares de tramo en las rondas y atajar la velocidad excesiva, la receta de Barcelona para reducir la siniestralidad
La ciudad cerró 2024 con la cifra más baja de fallecidos en siniestros de la era moderna, pero los heridos graves escalaron un 6%
Objetivos de Trànsit para 2025: contener la AP-7, controlar a los conductores mayores y atajar el exceso de velocidad
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Accidente de moto en Gran Via con Roger de Flor, en Barcelona / Ferran Nadeu


Carlos Márquez Daniel
Carlos Márquez DanielPeriodista
Periodista especializado en Barcelona. En 'El Periódico' desde principios de siglo. Los últimos 17 años, dedicados a la información local: movilidad, urbanismo, infraestructuras, política municipal, barrios, área metropolitana y medio ambiente. Colaborador habitual en los programas de televisión 'Bàsics' (Betevé) y 'La Selva' (TV3).
La buena noticia es que 2024 fue el año con menos muertos en siniestros de tráfico en Barcelona de toda la historia 'moderna'. Como mínimo, desde principios de los años 80. Fueron 11 víctimas mortales. Lo no tan bueno es que cada día se siguen registrando 18 siniestros con heridos de distinta consideración. Fueron 6.708 entre el 1 de enero y el 31 de diciembre. La mayoría leves, pero también graves, un total de 242 (un 6% más que en 2023). La capital catalana mejora sus cifras de seguridad vial, pero es obvio que el margen de mejora es inmenso. Para ello, el ayuntamiento tiene entre manos un plan local de seguridad vial que prevé aplicar en los próximos cinco años. Como medidas más concretas, más allá de los cambios en la ordenanza de circulación que entran en vigor el 1 de febrero (fuera bicis de las aceras y patinetes con casco, entre otras medidas), el consistorio planea, entre otras medidas, instalar más radares de tramo, previsiblemente en las rondas. Con el objetivo de que, gradualmente, las cosas se muevan más despacio.
Nadie duda de que se ha ido a mejor. En 2014, una década atrás, se producían 24 siniestros al día con heridos (un total de 8,764). Hace 20 años, en 2004, eran 35 las desgracias sobre el asfalto en una sola jornada (12.906 en todo ese ejercicio), el doble que ahora. Cómo se ha llegado a esta mejora es una suma de muchos factores.
Los cambios
Ahora se usa menos que nunca el vehículo privado, los coches son más seguros, hay más gente que viaja en transporte público, andamos como jamás lo hicimos y, en general, hay más consciencia de que la calle está para vivirla, no para recorrerla a toda prisa. Barcelona se mueve de manera más sostenible. ¿Pero también de manera más segura?
Ahí es donde entran los colectivos vulnerables, esto es, los que van a pie, en bici, en patinete o en moto. De las 11 víctimas mortales, seis iban sobre una motocicleta, uno circulaba con un vehículo de movilidad personal (VMP), uno conducía un camión, uno iba de pasajero de furgoneta, otro era acompañante en un turismo y, sorprendentemente, solo aparece un peatón atropellado mortalmente.
Los de siempre...
Los colectivos vulnerables, además, representan el 93% de los heridos graves, sobre todo motoristas, pero también viandantes y, en menor medida, patinetes y ciclistas. Está claro que los motoristas siguen siendo el principal foco de siniestralidad grave de esta ciudad. Con mirada larga, basta con recordar que suponen cerca del 8% de los desplazamientos pero concentran el 52% de los fallecidos desde el año 2010. No se cansaba de repetirlo Manuel Haro, el subinspector de la Urbana que fundó a principios de siglo la Unidad de Investigación y Prevención de Accidentes: "Hay dos tipos de motoristas, los que se han caído y los que se van a caer".

Imagen de archivo de un accidente de moto en Barcelona / Ricard Cugat
Así las cosas, parece que la velocidad es ahora mismo el foco a combatir. La ciudad ya dispone de 29 radares fijos y otros cinco de tramo. Adrià Gomila, el director de los servicios de Movilidad del ayuntamiento, ha compartido este martes, durante la presentación del balance, la voluntad del gobierno municipal de incrementar la partida de cámaras de tramo en la capital catalana.
Ojo con la onda verde
No ha concretado porque es algo que se está estudiando, pero parece obvio que se trataría de parcelar más trozos de la Ronda de Dalt y de la Ronda Litoral, donde ya hay dos tramos con la velocidad limitada a 60 km/h. "No tenemos previstos más radares fijos, pero en ámbitos concretos de exceso de velocidad sí valoramos cambiar uno fijo por uno de tramo". Eso no es viable dentro del casco urbano, porque los semáforos hacen de barrera (aunque luego está la onda verde semafórica que invita a pisar acelerador en vías como Aragó o Gran Via), pero sí en las dos arterias que rodean la ciudad, o incluso en un pedazo de la Ronda del Mig que queda sin controlar (desde Via Augusta hasta pasada la Diagonal) o la entrada por Gran Via (C-31) desde el Maresme.

Peatones cruzando la calle de Aragó ante la atenta mirada de los conductores, en junio de 2022 / Ricard Cugat
El plan local de seguridad vial 2025-2030 no incluye por ahora un derroche de medidas concretas. Es más bien una filosofía que irá desplegando en distintos ámbitos que ha resumido el teniente de alcalde de Seguridad, Albert Batlle: "Velocidades seguras, calles seguras, vehículos seguros, comportamientos seguros y respuesta eficiente tras la colisión". Dónde está el problema real vuelve a tener respuesta en las cifras de siniestralidad del año pasado, puesto que el 70% de los vehículos implicados en accidentes son motos o turismos. Y por aquello de señalar siempre a los mismos, las bicis representan el 6,3% y los patinetes, el 4,9%. Respecto a las causas, un 'déjà vu': falta de atención, no respetar las señales, giro indebido, desobedecer los semáforos o no respetar los pasos de peatones.
Para la teniente de alcalde de Urbanismo y Movilidad, Laia Bonet, las cifras de 2023 marcan "una tendencia positiva" en cuanto a la reducción de la siniestralidad. "Pero todo lo que no sea cero víctimas -ha proseguido- sigue siendo demasiado". Este 2025 tampoco podrá ser: el 10 de enero se produjo la primera muerte del año, un ciclista.
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