Altercado con decenas de disparos

El tiroteo de La Mina se salda con el destierro de dos participantes y sin detenidos por ahora

Un pacto entre familias acuerda expulsar del barrio durante seis meses a los señalados por ser los primeros en abrir fuego de cada bando, mientras los Mossos d'Esquadra mantienen la investigación abierta

La mayoría de delitos con armas de fuego en Catalunya están relacionados con el narcotráfico

Intenso intercambio de disparos en el barrio de La Mina

Intenso intercambio de disparos en el barrio de La Mina / VÍDEO: EL PERIÓDICO

Jordi Ribalaygue

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La Mina ha recobrado el pulso habitual tras el tiroteo que conmocionó la semana pasada al barrio. Las decenas de disparos que se intercambiaron dos familias enfrentadas en una reyerta en plena calle causaron miedo, estupor e indignación en el vecindario, castigado de nuevo por un suceso violento, aunque más virulento que en otras ocasiones y que llevó al president Salvador Illa a pisar La Mina para mostrar el despliegue de un refuerzo policial en la zona. La policía informa de que siguen sin constar detenidos por la refriega. “Hemos visto a los Mossos el jueves, el viernes, el sábado, el domingo… Los primeros días hubo un poco de revuelo y sentimos temor, pero ya se ha acabado todo”, observa una vecina. Precisamente, las dos familias implicadas en el altercado han sellado la paz a cambio de que un integrante de cada estirpe abandone La Mina durante medio año, según fuentes conocedoras del acuerdo.

Las mismas fuentes identifican a los dos desterrados como los primeros en abrir fuego por cada uno de ambos contendientes: por un lado, los Cascabeles; por el otro, los García, también conocidos como los Gordos. Una pelea entre jóvenes de una familia y otra originó un desencuentro que escaló hasta el punto de que se desenfundaran varias pistolas, con las que se disparó desde algunos pisos y a pie de calle, apuntando hacia los domicilios. El suceso, que se interpreta como una demostración de fuerza, denota que las armas proliferan entre personas ligadas al mercadeo de droga enquistado en ciertas calles y que, por extensión y simplificación, estigmatiza aún a toda La Mina.

Las fuentes enteradas del pacto sostienen que ambas familias se vieron arrastradas a un repentino estallido violento “por la manera de funcionar de un par, que ya están fuera” del barrio. El trato obliga a los señalados por iniciar el intercambio de tiros a no pisar La Mina durante seis meses. En abril pasado, el encontronazo entre otras dos familias que recurrieron a las armas se dirimió con una mediación cerrada con un compromiso similar al de ahora. Aquella vez también se instó a los autores de los disparos de un bando y otro a alejarse del vecindario durante seis meses. No obstante, los Mossos detuvieron a dos de ellos pocos días después. Los agentes los hallaron en un domicilio del barrio.  

La comisaría de los Mossos d'Esquadra del barrio de La Mina, en Sant Adrià de Besòs.

La comisaría de los Mossos d'Esquadra del barrio de La Mina, en Sant Adrià de Besòs. / MANU MITRU

Regreso de los huidos

A la vez que se ha rubricado la expulsión temporal de dos participantes de la última trifulca, ha habido personas que huyeron por temor a represalias que han regresado a La Mina. “La mayoría de las familias ha podido volver”, explican las fuentes consultadas. Otras coinciden en que miembros de los Cascabeles y los García se han hecho visibles de nuevo en La Mina y han recobrado la rutina.

“Las familias viven muy cerca y ya están todos, muchos ni se llegaron a ir”, recalca uno de los consultados, que no cree posible una réplica del suceso de hace unos días tras formalizarse un entendimiento para poner fin a la disputa. Define el tiroteo como una “inconsciencia”, en que subyacía una pretensión de alarde de poder y orgullo. Cree que la forma en que al final se han resuelto las divergencias, sin que haya trascendido oposición entre los involucrados, evidencia que se trató de un conflicto “por nada y para nada”. Los Mossos añaden que la investigación sigue abierta.

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