Modelo de ciudad
Barcelona descarta el peaje urbano y cobrar a las motos por aparcar en la calle
El plan de movilidad urbana para los próximos cinco años no contempla cobrar por entrar a la ciudad en vehículo privado porque es una medida de "dudosa eficacia"
Barcelona aspira a reducir el uso del vehículo privado un 25% en solo cinco años
Expertos abogan por un peaje urbano en Barcelona como medida definitiva para reducir coches
Barcelona, una ciudad de motos mal aparcadas

Motos en batería (deberían estar en paralelo a la calzada) aparcadas en la acera de la calle de Aribau / Archivo


Carlos Márquez Daniel
Carlos Márquez DanielPeriodista
Periodista especializado en Barcelona. En 'El Periódico' desde principios de siglo. Los últimos 17 años, dedicados a la información local: movilidad, urbanismo, infraestructuras, política municipal, barrios, área metropolitana y medio ambiente. Colaborador habitual en los programas de televisión 'Bàsics' (Betevé) y 'La Selva' (TV3).
Las serpientes de verano son aquellas noticias que aparecen en agosto, cuando no pasa nada, y que se usan para llenar minutos de televisión o páginas de información. En materia de movilidad, hay un par de asuntos en Barcelona que basculan entre la serpiente de verano, las ganas de discutir y la rumorología. Se trata del peaje urbano para acceder en coche a la ciudad y de la posibilidad de que las motos paguen por aparcar en la calle. Este jueves se ha presentado en el Saló de Cent el plan de movilidad urbana 2025-2030, y ninguna de esta dos medidas está prevista, lo que no significa que no haya otras propuestas para, primero, achicar el número de vehículos privados que acceden a la capital catalana, y segundo, liberar las aceras de motocicletas.

Un cartel de la Zona de Bajas Emisiones (ZBE) de Barcelona, en una salida de la ronda Litoral / Ferran Nadeu
Ya en 2018, un estudio de dos universidades catalanas avalaba la instalación de un peaje, del mismo que habían hecho ciudades como Londres o Estocolmo, o como ha aplicado Nueva York a principios de este 2025. En estos años, la idea de cobrar por entrar en coche a Barcelona ha ido apareciendo con más o menos potencia, pero siempre en boca de expertos en la materia que coincidían en que es una buena medida para contener el vehículo privado. En 2022, fueron entidades sociales y vecinales las que se posicionaron a favor de la restricción, e incluso Barcelona Global aportó un estudio favorable.
"No se contempla"
Pero el ayuntamiento, con mayor o menor grado de entusiasmo, nunca se ha mostrado dispuesto a dar el paso. Ahora, con la presentación del plan de movilidad que debe regir las decisiones en materia de espacio público en los próximos cinco años, la idea del peaje urbano parece que se desvanece del todo. Según señalan fuentes municipales, su eficacia "es dudosa" y su implantación "no se contempla ni es necesaria". "La regulación del estacionamiento en la ciudad -afina la misma voz- es la mejor manera de regular la entrada en la ciudad".

Carteles de la 'congestion charge' de Londres, en una imagen de abril de 2019 / Frank Augstein (AP)
Sucede que Estocolmo, Londres o Nueva York son ciudades en las que fue o ha sido muy sencillo acotar las zonas de control. La capital sueca y Manhattan, por ejemplo, lo han hecho en los puentes que dan paso a la gran concentración urbana. Barcelona, en cambio, es tremendamente porosa, con lo que todo parece indicar que, amén del aparcamiento, la zona de bajas emisiones y el aumento de la oferta de transporte público metropolitano deberían bastar para seducir a una parte del medio millón de conductores que a diario entran en la capital catalana en su vehículo privado.
La prueba de Poblenou
Misma suerte correrá el pago por aparcar en moto en la calle. No se contempla. Pero sí, tal y como estipula el plan de movilidad urbana 2025-2030, está previsto ser más riguroso con el aparcamiento en las aceras, sobre todo en los entornos escolares y sanitarios. Lejos quedan los últimos coletazos del gobierno de Jordi Hereu, cuando a mediados de 2010 se cogió el Poblenou como prueba piloto para echar a todas las motos de las aceras. Se pintaron un montón de plazas de aparcamiento de moto en la calle, con el veterano Paco Narváez como concejal de Movilidad y de Sant Martí. Xavier Trias ganó las elecciones de mayo de 2011, pocos meses después. Y aquí paz y después gloria; las motos volvieron a las aceras en octubre de ese año.
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