Plan de movilidad urbana
Barcelona aspira a reducir el uso del vehículo privado un 25% en solo cinco años
La hoja de ruta municipal prevé pacificar 20 kilómetros más de calles, abrir 56 nuevos kilómetros de carril bici y echar de las aceras cerca de 40.000 motos
El consistorio aspira a que 250.000 desplazamientos que ahora se hacen en coche o moto se realicen en transporte público, a pie o en bici antes de 2030
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Tráfico en las inmediaciones del puerto de Barcelona. / JOAN CORTADELLAS


Carlos Márquez Daniel
Carlos Márquez DanielPeriodista
Periodista especializado en Barcelona. En 'El Periódico' desde principios de siglo. Los últimos 17 años, dedicados a la información local: movilidad, urbanismo, infraestructuras, política municipal, barrios, área metropolitana y medio ambiente. Colaborador habitual en los programas de televisión 'Bàsics' (Betevé) y 'La Selva' (TV3).
Barcelona lanza un nuevo plan de movilidad urbana, el cuarto en lo que llevamos de siglo, y su principal novedad es que la mirada ya no está tanto en los modos de transporte, sino en las necesidades y los hábitos concretos de la ciudadanía. Es como intentar mejorar un equipo de fútbol: puedes fijarte en el césped o en el estado de forma de los jugadores. El Ayuntamiento de Barcelona ha presentado este jueves su hoja de ruta para el quinquenio 2025-2030. El objetivo es uno y muy claro: reducir drásticamente el uso del vehículo privado, que /esahora supone el 19,9% de los desplazamientos y bajarlo al 15% (una reducción del 25%, no es cosa menor).
El coche y la moto no son ni mucho menos el demonio, pero el cielo se gana yendo a pie, en transporte público o en bicicleta. Este podría ser el discurso 'polite' de lo expuesto la tarde de este jueves en el seno del Pacto por la Movilidad, el cónclave que reúne periódicamente desde hace más de 25 años a todas las entidades que algo tienen que ver con la manera de desplazarse y vivir en la capital catalana.
Las herramientas para conseguir la reducción propuesta van en el sentido de ponérselo algo más difícil a la movilidad motorizada, mediante la promoción de opciones más sostenibles. Así las cosas, y entre muchas otras medidas, el consistorio prevé pacificar otros 20 kilómetros de calle, abrir 56 kilómetros de carril bici, ampliar los carriles bus para los autobuses de TMB puedan ofrecer mayor velocidad comercial o bajar de la acera 40.000 motos ahora estacionadas en terreno del peatón.
Programa a medida
El desafío, sin embargo, es muy desigual. Por sexos y por origen. Porque los hombres van mucho más en coche que las mujeres, andan menos y usan mucho menos el transporte público. Y porque los que vienen de fuera de la ciudad siguen apostando mucho más por el vehículo particular: son el 41,5% de los desplazamientos de conexión, un porcentaje que en el caso de los movimientos internos cae hasta el 12,5%. Si se echa una ojeada a los motivos para desplazarse, el automóvil despunta en la movilidad laboral y también hay mucho margen de mejora en la escolar vinculada a los mayores de 16 años.
En resumen, Barcelona acumula a día de hoy 8,3 millones de movimientos, el 80,1% de los cuales se realizan de manera sostenible, y la idea, atajando esos colectivos donde hay margen de maniobra, amén de las mejoras en infraestructura y servicio que ahora se detallarán. Si todo sale como está previsto, la movilidad en bicicleta crecerá un 65% (del 3,8% actual al 5,6% en 2030 del total de desplazamientos), los que van a pie serán un 12% y las etapas en transporte público crecerán un 16%. También se estima que 250.000 desplazamientos en vehículo privado vinculados con el trabajo pasen al saco de la movilidad sostenible. De rebote, las víctimas mortales y heridos graves en siniestros de tráfico deberían caer un 50% y las emisiones contaminantes se despeñarán, siempre según la previsión municipal, más del 60%.
32 propuestas
¿Pero cómo se consigue todo esto? ¿Cuáles son las medidas concretas? El plan de movilidad 2025-2030, que debería aprobarse este mismo año para poder desplegarse con comodidad (el de 2019-2024 tuvo el 'ok' definitivo en 2022), presenta un lienzo con un total de 32 propuestas, pero el detalle de cada una de ellas recaerá en el gobierno de turno. Entre ahora y el final de década, pasarán dos mandatos: el actual que encabeza Jaume Collboni y el siguiente desde 2027 hasta mediados de 2031.

Ambiente en en carril bici de paseo de Sant Joan / Jordi Otix
Imposible detallarlas todas, pero hay una decena que merecen un breve resumen. El plan prevé "pacificar 20 kilómetros de la red de movilidad cotidiana, en particular, entornos de equipamientos escolares y sanitarios". Se desconoce el detalle de las calles agraciadas, pero sorprende un tanto después del 'no' a extender los ejes verdes estrenados en el Eixample. La Superilla Barcelona de la era Colau contemplaban 33 kilómetros de pacificaciones, de los que se han ejecutado cinco.
El plan también plantea bajar de las aceras unas 40.000 motos, sobre todo del Eixample, donde más se sufre el mal uso del espacio reservado a los viandantes, básicamente porque la inmensa mayoría están aparcadas en batería cuando la normativa, por anchura (de tres a seis metros), solo permite que se dejen en paralelo a la calzada. Quizás bastaría, de hecho, con hacer cumplir la normativa, cosa que no sucede. El plan de movilidad contempla, además, pintar otros 56 kilómetros de carril bici (se superarían los 310 kilómetros de red ciclable), aparcamientos seguros para bicicletas en paradas de metro y tren, estaciones de autocar, y sobre el Bicing, se espera que crezca un 20% el número de viajes actuales.
Tranvía, lo justo
La hoja de ruta no se olvida de la conexión total del tranvía por la Diagonal, que da por terminada en 2030, pero no concreta la posibilidad de que crezca la red en otros puntos de la ciudad (por Gran Via o por el litoral, aprovechando el ramal que llega al Zoo por la calle de Wellington). Para el bus, promete carriles más anchos para que pueda crecer la velocidad comercial, que no llega a los 12 km/h y es la misma desde principios de siglo. A día de hoy, solo el 50% de los viales reservados al transporte público tienen la anchura recomendada de 3,2 metros. La idea es llegar al 80%.

En tranvía, a la altura de Verdaguer, en noviembre / Marc Asensio Clupés
Llama la atención, sin embargo, que la distribución urbana de mercancías, seguramente uno de los asuntos más deficientes a nivel de movilidad en Barcelona, disponga de tan poco espacio en el plan de movilidad. Se prevé que un 33% de las entregas a domicilio y oficinas (la conocida como última milla) se realicen a través de centro de reparto urbano y que un 40% de las compras electrónicas se vayan a buscar a puntos de recogida. Sin detalle. Pero nada se dice sobre limitar, como han hecho otras ciudades, la acción y los horarios de las furgonetas, que siguen representando entre el 20% y el 25% del tráfico y siguen aparcando en doble fila para descargar lo más cerca posible de su destino. En una ciudad tan densa, y que además pierde carriles en sus arterias principales, no es fácil contentar a todos. Pero este plan, reza el ayuntamiento, pone a las personas por delante.
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