Legado de los Juegos
El deterioro y las restricciones de uso sublevan a los socios de las pistas de tenis de Barcelona 92
Más de 300 abonados del centro municipal de tenis reclaman revertir el envejecimiento de las instalaciones construidas para las Olimpiadas y se oponen a que el uso de las canchas se recorte media hora sin bajar la cuota
Barcelona se compromete a invertir 10 millones para reparar daños en instalaciones deportivas
Jordi Ribalaygue
Jordi RibalayguePeriodista
Periodista especializado en información local de Barcelona y el área metropolitana. Ha trabajado en El Mundo, EFE, Público, Ara, Tot Barcelona y medios locales de Sant Adrià de Besòs y Badalona. Ha colaborado en la redacción del libro 'Objectiu Venus', sobre el barrio de La Mina.
Uno de los grandes escenarios de las Olimpiadas de 1992 está envuelto en penumbra. Cuando cae el sol, la oscuridad ensombrece la pista central del centro municipal de tenis de Vall d’Hebron, donde los tenistas se batieron las medallas en Barcelona. “Está cerrada por la tarde porque no tiene luz”, aclara Jordi, socio desde hace tres décadas del complejo, que alberga más de una decena de canchas. Se inauguraron para los Juegos y parte de quienes las frecuentan lamentan que el brillo de antaño se haya empañado.
“Se habla del espíritu del 92, pero esto está hecho un asco”, reprende Jordi. Como otros abonados, se queja de una “dejadez absoluta”. El recinto es propiedad del ayuntamiento y, desde 2019, la gestionan la Unió de Federacions Esportives de Catalunya y la Federació Catalana de Tennis. Hasta ahora, 327 de los 1.333 socios del centro han suscrito un manifiesto que recrimina las condiciones “inadmisibles” de las instalaciones.
El director del centro deportivo municipal Vall d’Hebron, Xavier Amador, reconoce que se requieren obras. “Las pistas, como concesión municipal, están bastante bien pero son mejorables”, evalúa. “Hay tramos en que el mantenimiento visual puede mejorar -abunda-. Es una instalación en la que se ha ido invirtiendo, pero es un transatlántico pensado para los Juegos. Pese a las inversiones, se puede hacer más”.
Lastre para ejercitarse
El manifiesto advierte del “deterioro considerable que afecta a la práctica deportiva” en seis campos de pádel, incluidos dos con un pavimento muy gastado, con huecos que "pueden provocar lesiones”. Sobre los terrenos de tierra batida, alerta de que, “en general, están en muy mal estado”. “En la pista 12, las líneas están tan desgastadas que sobresalen del suelo y pueden hacer tropezar a los jugadores, lo que representa un riesgo inaceptable”, previene.
“He llegado a dar una vuelta de campana por esas rayas”, atestigua Jordi. Enumera más achaques: “Hay marcadores corroídos, las rejas que envuelven las pistas están oxidadas, algunas puertas están desencajadas, hay paredes de cemento y gradas descarnadas… Y llevamos un montón de años sin aparcamiento”.
“Los vestuarios están dejados de la mano de Dios, el gimnasio está en mal estado y hay pistas con el suelo desnivelado”, prosigue José Miguel. “Hay daños que deberían arreglarse y, en vez de hacerlo, ponen una valla", afea Pere. "Para llegar a ese estado, ha habido un cúmulo de muchos años de dejadez”, remata. Los abonados dan fe de que, en ciertas pistas, se arriesga uno a “jugarse la piel” por disputar un set. “Algunos puntos no tienen suficiente tierra y se juega pisando el cemento”, atestiguan.
Amador asegura que los concesionarios han sufragado 595.000 euros por reformas y prevén más durante este primer trimestre de 2025. Menciona la renovación de dos campos de pádel y del gimnasio, porque “su vida útil ha finalizado”, y de la verja de tres pistas, “porque está muy dañada”. Aparte, afirma que se hacen controles semanales para mejorar el estado de las pistas, afectadas por una orientación desfavorable que causa que el viento disperse la tierra y sea insuficiente en la zona de juego. “Y por debajo pasan un par de rieras que provocan movimientos de tierra en las pistas del fondo”, añade Salvador.
80 euros al mes
La espoleta que ha hecho explotar las quejas ha sido que el límite para ocupar las pistas se recorte de 90 a 60 minutos y sin compensarlo en el coste del abono. El consistorio fija la cuota en 80 euros al mes, más asequible que en los clubes privados de Barcelona. “Pero no es para nada pequeña y no se corresponde de ninguna manera con la calidad del servicio”, opone José Miguel. A su vez, Ángel recalca que “mucha gente se ha dado de baja” al restringirse el uso de las pistas.
Los socios críticos cuestionan también que el margen para reservar cancha se haya reducido a dos días de antelación y que las pistas se alquilen a terceros y escuelas de otros clubes. Cada usuario no puede reservar más de una hora al día: de incumplirlo o falsear la identidad para saltarse el requisito, será sancionado.
“Nos tenemos que pelear por las pistas”, lamenta un abonado. Pere dice que “muchas veces no hay pistas disponibles”. “Están aprovechando unas instalaciones que son del ayuntamiento para lucrarse”, acusa. “Tenemos la sensación de que ganan más dinero alquilándolas a cualquiera antes que a los socios”, remacha José Miguel.
Amador niega la mayor. “Queremos posibilitar que el máximo de usuarios puedan aprovechar las pistas y ahora ofrecemos cinco reservas más por pista al día”, recalca. Sí admite una cierta sobreocupación: “Tenemos unos convenios con otros clubes que provocan unos ingresos pero capan el uso de las pistas para abonados. Valoraremos al final de la temporada qué pistas liberamos. Hemos de velar por los compromisos con la federación y, a la vez, encontrar un punto intermedio”.
El gestor afirma que la regla del ayuntamiento siempre ha limitado el uso de las canchas a una hora, pero no se aplicaba. Cree que la regulación debería ser “más flexible” para alargar los partidos de dobles y pádel, por lo que se compromete a sondear que se pida “un cambio de normativa” al consistorio. “El cumplimiento de la norma afecta, pero intentamos compensar con valor añadido en las pistas”, alega.
Farola derrumbada
En agosto de 2022, Jesús y Ángel estaban en mitad de una partida cuando la farola de la pista anexa se derrumbó sobre la cancha en que jugaban. Tuvieron suerte de que los pillase en un receso. “De haber estado jugando, se le podría haber caído a cualquiera encima”, expresan.
Casi dos años y medio después, el poste que se desplomó sigue arrinconado en un terreno de juego. “A partir de las cinco y media, ya no se puede jugar ahí por falta de luz”, precisa Jesús, que no comprende lo que juzga como una “falta de mantenimiento”. “Es una de las revisiones urgentes” a acometer, indica Salvador.
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