Entrevista

Daniel Limones: "El principal agujero de las policías locales catalanas es la marcha de agentes de ayuntamientos pequeños"

El director general de coordinación del cuerpo en la Generalitat explica a EL PERIÓDICO los retos de la seguridad en los municipios

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Daniel Limones, director general de Policías Locales de la Generalitat.

Daniel Limones, director general de Policías Locales de la Generalitat. / Marc Asensio

Germán González
Manuel Arenas
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Aunque nunca dejará de ser un policía, Daniel Limones (Santa Coloma de Gramenet, 1980) es desde hace dos meses el nuevo director general de las Policías Locales de la Generalitat de Catalunya. "Algún día me gustaría volver a ponerme el uniforme; no quiero que luego me echen en cara que no hice nada durante mi tiempo en la Administración", bromea Limones durante la visita de EL PERIÓDICO. Basa en su amplia experiencia, desde agente a inspector, en ciudades metropolitanas como Badalona o Esplugues de Llobregat su ánimo para enfrentarse al reto de coordinar los 218 heterogéneos cuerpos de Policía Local en Catalunya.

Pregunta (P). ¿Cuál considera que es la gran carencia que adolecen las policías locales de Catalunya?

Respuesta (R). Yo creo que la primera gran carencia que tienen es que nunca ha habido un liderazgo a nivel Catalunya para homogeneizar una misma línea en las policías. En los últimos años sí se empezó a trabajar en un decreto uniformizador que aún no está publicado. Estamos en la fase de darle empuje desde esta Dirección General. La Policía Local casi siempre es el primer cuerpo de seguridad que actúa en una incidencia, pero siempre está olvidado. Durante años nos quejábamos de que el anterior Govern olvidaba a las policías locales. Y eso ha generado dentro del colectivo mucho rechazo y desconfianza, como estamos viendo ahora. Aun así, hay que decir que los últimos años los ayuntamientos han avanzado muchísimo en la profesionalización del cuerpo.

"Una posible fórmula para solventar el problema de la movilidad sería una especie de cláusula de rescisión a pagar por los agentes"

P. ¿Cómo de complejo es gestionar 218 policías locales habida cuenta de la heterogeneidad en el cuerpo?

R. Es complicado y sencillo a la vez: la mayoría de jefes de Policía Local con los que he hablado se han puesto a nuestra disposición. Ahora ven una oportunidad de cambiar todo aquello que se ha estado criticando durante mucho tiempo y dejar de estar olvidados. Es una de las primeras veces que lo que piden las Policías Locales, esta Dirección General y las asociaciones policiales va dirigido hacia un mismo camino. Hay una muy buena conjunción.

"La primera gran carencia de las policías locales es que nunca ha habido un liderazgo a nivel de Catalunya para homogeneizarlas"

P. ¿Cómo afrontan el problema de la marcha de agentes, sobre todo de ayuntamientos pequeños, para buscar mejores condiciones en otros municipios?

R. Ése es el principal agujero, el principal escollo, que tenemos en el sistema. Nos lo preguntan los sindicatos de policías de base y las asociaciones municipalistas: ¿cómo reducimos la movilidad, que siempre afecta a las policías locales pequeñas? Una propuesta que hacemos es la de promover promociones conjuntas a través de los consells comarcals. Si las promociones coinciden el mismo día, seguramente la movilidad no se producirá porque el que se ha presentado en el Baix Llobregat no podrá hacerlo en el Maresme. Otra posible fórmula podría ser una especie de cláusula de rescisión a pagar por los agentes: si un ayuntamiento pequeño forma a un policía, ¿por qué después de haber hecho un esfuerzo tan grande tiene que ver cómo este se va a Barcelona, por ejemplo? Además, los sindicatos también nos piden un Estatuto único de condiciones laborales, pero por el momento no tenemos capacidad de regular eso.

Daniel Limones, director general de Policías Locales de la Generalitat de Catalunya.

Daniel Limones, director general de Policías Locales de la Generalitat de Catalunya. / Marc Asensio

P. ¿Van a dialogar con ayuntamientos sobre las diferencias salariales?

R. Sí, lo tenemos previsto. Los consistorios también tienen que valorar qué condiciones dan. Por ejemplo, si dos ayuntamientos que son frontera tienen una diferencia de sueldo de 600 euros, quizás haya que hacer autocrítica. Es decir: ¿puedo mantener a mi policía? Si la respuesta es que no, podrán dialogar con la Generalitat para buscar cómo compensar esas situaciones.

P. ¿Qué soluciones puede haber sobre la mesa?

R. Es uno de los elementos que más nos va a costar, pero la voluntad de todos es resolverlo. Es un problema complejo porque depende de cada ayuntamiento. Una opción pueden ser los convenios de colaboración policial entre ayuntamientos. Otra, que en los ayuntamientos de menos de 10.000 habitantes la Policía Local pueda no ser 24 horas. ¿Por qué no pueden ser como un CAP, con un horario de 8:00 h a 20:00 h y, a partir de ahí, encargarse Mossos?

P. ¿Considera que Catalunya tiene un problema de inseguridad o más bien de percepción de inseguridad?

R. Creo que la percepción de inseguridad, sobre todo en Barcelona y su área metropolitana, es bastante elevada pero no se corresponde con la realidad. Ese fenómeno lo explica esta era de las redes sociales, donde se usa a la inmigración o a los jóvenes para vincularlos con la delincuencia. Las estadísticas delincuenciales en Catalunya son buenas: los principales delitos son los hurtos, daños o estafas, pero no tenemos una seguridad violenta. El número de feminicidios sí es elevado pero si nos comparamos con el resto de Europa, creo que estamos muy bien.

P. ¿Cómo se combate esa percepción de inseguridad?

R. Es bastante difícil. Se empieza con un cambio de mentalidad en la cultura de seguridad. Hay que educar en la prevención a los niños desde muy pequeños: cómo cruzar por el semáforo la calle, cómo llamar al 112 en caso de emergencia o cómo cerrar el coche cuando salimos. La mayoría de robos son por descuidos y se pueden evitar con prevención. Y hay que crear espacios públicos en los que se pueda ver lo que ocurre: si yo estoy en un parque sentado en un banco y miro a izquierda y derecha y puedo ver a 30 o 40 metros alrededor, seguramente será más difícil ser víctima y tener mayor percepción de inseguridad.

P. Lo que comenta sobre la educación entronca con la quiebra del principio de autoridad policial.

R. Sí. El desprecio al trabajo policial también se ha producido durante años a nivel político, no sólo en Catalunya sino en general. A mí me ha pasado de estar trabajando y escuchar el típico comentario a un niño de '¡como no te portes bien, te llevaré a la Policía'. Pues hay que cambiar ese concepto. Yo a mis hijos les digo que si algún día tienen algún problema, busquen a alguien con un uniforme. Este problema no ocurre tanto en municipios con policía comunitaria o de proximidad: los chavales conocen el nombre de los policías, y ese vínculo es importante porque es mucho más difícil defraudar a una persona a la que conoces y en la que confías.

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