Reyes Magos

Familias de niños con discapacidad reclaman más espacio y empatía en la Cabalgata de Barcelona: “Nos obstruyen”

El ayuntamiento reserva cinco zonas durante el recorrido y por primera vez cuatro de ellas tendrán tarimas elevadas

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Barcelona Cabalgata de los Reyes Magos de Barcelona 2024.

Barcelona Cabalgata de los Reyes Magos de Barcelona 2024. / JORDI OTIX

Judith Cutrona

Judith Cutrona

Barcelona
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Si hubiera que escoger un día del año en el que la ilusión reina por encima de todas las cosas ese es el 5 de enero, el día en el que los niños se despiertan deseando acostarse de nuevo para descubrir qué les han traído los Reyes Magos. Toda esa emoción se vuelca en la Cabalgata. Las familias cargan con sillas, escaleras, taburetes... Cualquier objeto sirve para ver y saludar a Melchor, Gaspar y Baltasar. También es clave la puntualidad para coger el mejor sitio. No todo el mundo está dispuesto a cederlo o compartirlo y, en alguna que otra ocasión, eso acaba generando que las ganas se transformen en malentendidos y conflictos. Es una situación que suelen vivir las familias de niños con discapacidad, para las que la ilusión se convierte en un momento de frustración.

“Más que disfrutar acabamos enfadados”, lamenta Marie Pierre Caire, del Sindicat de Mares en la Diversitat Funcional, en declaraciones a EL PERIÓDICO. Ella es madre de Bruno, un niño dependiente por una enfermedad rara. “Es un momento mágico”, que todos quieren disfrutar, pero que cada año es una odisea. “Llegas a la Cabalgata y ves que hay una familia que se sienta delante obstruyendo la visibilidad de los niños que están sentados en su silla. Se lo comentamos y nos dicen que es un espacio público. Por favor, un poco de empatía. A nosotros nos obstruyen”.

Con tarimas elevadas

La Cabalgata de este año dispone de cinco espacios reservados para niños con discapacidad y personas con movilidad reducida. Estarán situados a lo largo de todo el recorrido: en la plaza Portal de la Pau, para ver la llegada de los Reyes Magos por el mar, en Pla de Palau, en la plaza de la Carbonera (en Drassanes), en el Mercat de Sant Antoni (en la esquina entre la calle Manso y Urgell) y en la avenida Maria Cristina (en la plaza España). Estos espacios, menos el de Portal de la Pau, estarán elevados con tarimas para garantizar una buena visión. Es la primera vez que el ayuntamiento toma esta medida.

En la presentación de la Cabalgata este viernes, el concejal de Cultura, Xavier Marcé, ha pedido "el máximo civismo posible" para que las personas con discapacidad y con movilidad reducida puedan disfrutar también de la rúa, en primera fila para garantizar una buena visibilidad para, por ejemplo, las que van en silla de ruedas.

"El espacio es insuficiente"

Los acompañantes de las personas con discapacidad pueden acceder también a estos espacios reservados, a los que se recomienda ir con suficiente tiempo de antelación y registrarse previamente con una tarjeta acreditativa. Según Caire, en estas zonas caben unas 100 personas. Teniendo en cuenta que en el censo de Barcelona de 2023 constan 4.875 personas con discapacidad de entre 0 a 15 años, “el espacio es insuficiente”. También hay monitores que controlan el buen funcionamiento de estos espacios.

“Pero ellos nos dicen que no tienen el poder para exigir a la gente que se vayan. Es complicado”, sostiene Caire, que explica que el año pasado tuvo que intervenir la Guardia Urbana para pedir a la gente que ocupaba el espacio reservado que se marchara. La reclamación de estas familias es clara: que se amplíen los puntos reservados y que se controle a las personas que se ponen al frente para evitar conflictos. “Más que pedirlo, lo necesitamos”.

“Los niños no pueden coger caramelos”

Gabriela Hidaldo es otra de las madres que se encuentra en la misma situación, con su hijo de ocho años con autismo. En 2023 decidió ir a la cabalgata de Nou Barris y tuvo que volverse a casa. No había espacio designado para las personas con discapacidad. El año pasado fue a la de Barcelona, era la primera vez y la recuerda con resignación y mucha paciencia. “Con situaciones de conflicto, (su hijo) llora y se pone muy nervioso. Se frustra”, explica a EL PERIÓDICO. “Nos ponen en las curvas y los niños no pueden coger caramelos”.