Estandarte urbanístico del AMB

Una nueva aprobación inicial sobrevuela el PDU de la BCN metropolitana una década después de iniciarse su redacción

Tras contundentes alegaciones de los ayuntamientos, el horizonte para tener lista definitivamente la hoja de ruta es la segunda mitad del 2027

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Panorámica metropolitana desde Santa Coloma de Gramenet.

Panorámica metropolitana desde Santa Coloma de Gramenet. / Zowy Voeten

Manuel Arenas

Manuel Arenas

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Este próximo 2025 se cumplirá una década desde que el Plan Director Urbanístico Metropolitano (PDUM) empezara a redactarse. Es el estandarte urbanístico del Área Metropolitana de Barcelona (AMB), la determinante hoja de ruta que pondrá las bases del crecimiento de Barcelona y las ciudades de su entorno para los próximos 25 años. Determinante porque aspira a ser la primera piedra para dejar atrás el ya agotado Pla General Metropolità (PGM) de 1976, un proceso que culminará con la futura aprobación de nuevos Planes de Ordenación Urbanística Metropolitanos (POUMet).

El PDUM se aprobó inicialmente en marzo del 2023, justo antes de las elecciones municipales, como gesto político del AMB que en ese momento lideraba Ada Colau (Comuns) para cumplir con el plan del mandato pasado. Las contundentes alegaciones de los ayuntamientos metropolitanos, sin embargo, han propiciado que el AMB se plantee ahora una segunda aprobación inicial del plan para garantizar su seguridad jurídica. Es una fórmula anómala e imprevista que, en su caso, buscará afrontar con garantías las exigencias de las comisiones de Urbanismo de la Generalitat, que deberán darle el visto bueno definitivo.

La nueva luz verde inicial que sobrevuela el PDUM la confirma a EL PERIÓDICO el vicepresidente de Urbanismo y Espacios Naturales del AMB, Damià Calvet (Junts), también concejal del Ayuntamiento de Barcelona y 'exconseller' de Territori de la Generalitat. "No nos importa tener que ir a una segunda aprobación inicial: si hay que hacerla, la haremos. Hemos elaborado un informe final que analiza las alegaciones de particulares e informes de ayuntamientos, el cual expondré políticamente a principios del 2025 en el AMB", explica Calvet, quien tilda el trámite de "decisión política" que estará basada en criterios técnicos.

Lo que implica que se deba proceder a una segunda aprobación inicial es que, de las alegaciones e informes recibidos durante la fase de exposición pública, se desprendan cambios que acarreen una "modificación sustancial" del texto inicial, en términos de la legislación urbanística. Es decir, no ajustes puntuales sino cambios de modelo urbanístico. Calvet corrobora que el informe del AMB detecta que, efectivamente, entre las aportaciones de los ayuntamientos metropolitanos "se detectan algunas potenciales modificaciones sustanciales". El AMB tiene sobre la mesa decidir qué cambios pedidos por los consistorio estima y cuáles no; y, si alguno de los que se incorporan al PDUM es sustancial, la segunda aprobación inicial será irremediable. Calvet lo deja entrever: "El AMB se debe a sus ayuntamientos".

El procedimiento administrativo habitual en los planes urbanísticos pasa por una primera aprobación inicial, una posterior aprobación provisional y, por último, una aprobación definitiva. Sea cual sea el escenario, el AMB trabaja con el horizonte de que el PDUM obtenga el beneplácito definitivo durante la segunda mitad del 2027 —año de elecciones municipales—, a finales del presente mandato o a principios del próximo. En caso de ser sometido finalmente a una segunda aprobación inicial, también deberá abrirse un nuevo periodo, más reducido en este caso, de exposición pública. En él podrían volver a alegar tanto ciudadanos a título particular como ayuntamientos y sectores implicados. El AMB recibió unas 3.000 alegaciones durante la primera fase, que se alargó hasta diciembre de 2023 para la ciudadanía y hasta abril de este 2024 para los ayuntamientos.

Un AVE circula por los terrenos del parque agrario del Baix Llobregat, una de las zonas protegidas del AMB

Un AVE circula por los terrenos del parque agrario del Baix Llobregat, una de las zonas protegidas del AMB / Ferran Nadeu

Diálogo con la Generalitat de Catalunya

Pese a que desde el AMB no precisan en qué cuestiones concretas surgen tensiones entre la actual redacción del PDUM y los consistorios, Calvet admite que el debate urbanístico está en cómo el plan impacta en áreas locales contempladas en ámbitos de centralidad metropolitana, especialmente en lo que se refiere al contacto con las infraestructuras próximas al Baix Llobregat y el Vallès. El PDU estipula dos tipos de ámbitos de centralidad metropolitana: los ordenados —por ejemplo, el sector Porta Diagonal, La Torrassa o el Besòs— y los no ordenados, todavía por desarrollar —Baricentro, el sector Porta Delta o el eje entre el Besòs y la C-31 que divide Badalona—.

Paralelamente a la tramitación del PDUM, el AMB se halla en un diálogo permanente tanto con el Ayuntamiento de Barcelona como muy especialmente con la Generalitat. Dos de sus comisiones de urbanismo, la metropolitana y la de Catalunya, deberán dar el visto bueno definitivo al plan. Calvet asume que el PDUM aprovecha "cada pequeña posibilidad de la legislación urbanística". Y serán los órganos urbanísticos de la administración catalana los que concluyan si el plan se adecúa a la legalidad vigente y si se alinea con otros instrumentos como el Plan Territorial Metropolitano de Barcelona o el Plan Director de Infraestructuras.

Entre los hitos que incorpora el PDUM destacan la construcción de 217.142 nuevas viviendas (120.000 de ellas a precio asequible) o la reducción a la mitad del uso del coche antes del 2050. Otra novedad del plan es la sensibilidad medioambiental a través de la ordenación de la denominada 'infraestructura verde' metropolitana —identifica 870 km de ejes verdes— como base estructural del desarrollo urbano. El PDU propone también diez avenidas metropolitanas que suman unos 240 km, como por ejemplo una Gran Via Metropolitana entre Castelldefels y Montgat.

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