Deshielo

PSC y Comuns acercan posiciones en alquileres y cruceros para un acuerdo de presupuesto en Barcelona en enero

Los dos partidos abren una nueva etapa de “confianza” y “entendimiento” en el ayuntamiento tras un inicio de mandato muy tenso

PRIMER PASO | Barcelona tratará de regular los alquileres de temporada mediante un veto urbanístico

LOS SIGUIENTES | Los Comuns exigen a Collboni el cierre de dos terminales de cruceros para aprobarle el presupuesto 2025

El alcalde, Jaume Collboni, y la líder de BComú, Janet Sanz, en una rueda de prensa cuando compartían gobierno en 2020.

El alcalde, Jaume Collboni, y la líder de BComú, Janet Sanz, en una rueda de prensa cuando compartían gobierno en 2020. / Ayuntamiento de Barcelona

Meritxell M. Pauné
Judith Cutrona
Barcelona
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La relación entre PSC y Comuns entra en una nueva etapa en Barcelona. Los dos grupos municipales se han reunido con asiduidad desde septiembre para desatascar la negociación de acuerdos políticos bilaterales, tras un inicio de mandato muy tenso. A un ritmo casi semanal, estos encuentros han permitido llegar a unos primeros compromisos, como una mesa técnica sobre cruceros o la regulación de alquileres de temporada a través del planeamiento urbanístico. Fuentes cercanas a la negociación confirman a EL PERIÓDICO el deshielo entre ambas formaciones, incluso la creación de un nuevo clima “de confianza” y de “entendimiento”. Las conversaciones proseguirán durante la Navidad, rumbo a una aprobación inicial del presupuesto 2025 en enero y la definitiva en febrero.

El pacto está “avanzado pero aún no maduro”, apuntan las voces recabadas, por lo que el gobierno municipal de Jaume Collboni se da un poco más de margen y empezará 2025 con presupuestos prorrogados. Las cuentas de 2024 alcanzan los 3.800 millones de euros y se aprobaron vía moción de confianza al no haber entonces una mayoría política favorable. Un año después, sí parece posible reunir los apoyos necesarios y todo apunta a que la prórroga se mantendrá por poco tiempo.

PSC y Comuns se han puesto manos a la obra para tener las cuentas municipales aprobadas cuanto antes. Las mismas fuentes cercanas a la negociación expresan su “optimismo” ante la posibilidad de cerrar un acuerdo pronto, aunque prefieren encararlo desde la prudencia. “Hay piezas importantes en las que estamos avanzando de forma substancial, pero un acuerdo no está cerrado hasta que se vota”, matizan. Cabe recordar, además, que las condiciones transaccionadas por los concejales deberán lograr también el aval de la militancia de Bcomú en una votación interna.

El horizonte que barajan es enero, es decir, en menos de un mes. Hoy por hoy no hay un calendario cerrado para la tramitación. Una opción lógica sería que el gobierno presentara su propuesta de presupuesto justo después de las fiestas navideñas para someterla a aprobación inicial en la comisión municipal de Economía del 15 de enero. Así se podría votar ya definitivamente en el pleno de febrero tras pasar el período de alegaciones.

Sin embargo, si las conversaciones exigieran algunos días más, el gobierno también podría convocar una comisión extraordinaria a finales de enero. Así ha sucedido con las ordenanzas fiscales de 2025, que se dictaminarán el próximo miércoles 18 de diciembre para poder lograr el aval final en el pleno del viernes 20 y entrar en vigor puntualmente el 1 de enero.

Sintonía y confianza

Los encuentros mantenidos han logrado enterrar los reproches y la hostilidad entre los dos exsocios de gobierno tras las elecciones de 2023. Las diferencias que ya se constataban cuando compartían ejecutivo se agrandaron todavía más cuando el PSC tomó las riendas de la ciudad y los Comuns pasaron a la oposición. A pocos meses del ecuador de mandato, el escenario es completamente distinto.

El gobierno en solitario del PSC se ha consolidado y no renuncia a alianzas multilaterales, mientras que los principales grupos de la oposición han renovado sus liderazgos. En el caso de los Comunes, Ada Colau dejó el consistorio a finales de octubre y ahora preside el grupo municipal Janet Sanz. La actual negociación empezó con la exalcaldesa aún al frente de Barcelona en Comú y ha acelerado en la nueva etapa. Los principales interlocutores son los tenientes de alcaldía Laia Bonet y Jordi Valls y las concejalas Janet Sanz y Gemma Tarafa.

Presupuesto, no gobierno

La construcción de “confianza” política ha requerido de una sucesión de transacciones previas, a modo de pruebas de buena voluntad, como la creación de una mesa de trabajo sobre cruceros que ya se ha reunido varias veces y en la que participan representantes de las dos formaciones y técnicos y expertos portuarios. “Hay muchas cosas en las que estamos de acuerdo”, inciden fuentes consultadas. El camino recorrido también ha permitido "aceptar los desacuerdos", añaden, puesto que cada sigla tiene un ideario y un modelo de ciudad distintos, por ejemplo en cuanto al papel que puede jugar el sector privado en los grandes retos de Barcelona.

Ambas partes confirman que en las citas de este otoño “en ningún momento se ha hablado de pactos de gobierno”. La intensa reivindicación de un tripartito de izquierdas por parte de Ada Colau ha dado paso a una estrategia de oposición influyente. Actualmente los Comunes van por amortizada cualquier posibilidad de entrar en el ejecutivo y encaran el resto de mandato con vocación de visibilizarse como alternativa para reconquistar la alcaldía en 2027. Quieren incidir en las políticas municipales de Collboni y por ello ven determinante "condicionar los presupuestos y que tengan el sello de los Comuns", afirman fuentes del grupo municipal de BComú a EL PERIÓDICO.

Cinco carpetas abiertas

BComú tiene claras sus exigencias, que sintetizan en seis puntos. El primero es regular los alquileres de temporada en la ciudad, demanda que los socialistas les han aceptado y que se encarriló el pasado martes al sumar el apoyo de ERC. La herramienta elegida es una modificación del Plan General Metropolitano para limitar mediante un planeamiento urbanístico este tipo de arrendamientos de corta duración. Una vez cerrada esta carpeta, trabajan en la siguiente, que es reducir las escalas de cruceros en el Puerto de Barcelona eliminando dos terminales. Los detalles todavía están verdes, pero hay una “ventana de oportunidad” por la próxima finalización de dos grandes concesiones.

Las carpetas que todavía no han abierto son ampliar los ejes verdes con ‘supermanzanas’ en el paseo Maragall, la calle Sicília y el eje Sants-Creu Coberta, la creación de una funeraria pública y una óptica municipal, y la gratuidad de comedores escolares. Los Comunes desean recibir respuesta sobre estas tres cuestiones y ven la negociación “demasiado lenta” en este sentido.

La sexta petición era la congelación de las tarifas del transporte público, que no depende estrictamente del consistorio. La Generalitat de Catalunya, donde también gobierna en solitario el PSC, ya ha confirmado que mantendrá en 2025 las actuales y cuantiosas bonificaciones a los abonos de transporte, a la espera de conocer si el ministerio de Transportes también lo hace. Un gesto que evita una subida súbita de precios pero no implica renunciar a aplicarles el incremento del IPC.

Fuentes cercanas a la negociación consideran que se han conseguido “acuerdos interesantes y positivos para la ciudad” y que quitar de la ecuación eventuales pactos de gobierno ha resultado un tanto “liberador” para ambas partes. Así, confían en el progreso de las conversaciones esta Navidad para que el pacto presupuestario pase de buen propósito de Año Nuevo a realidad tangible dentro de un mes.

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