Rehabilitación pendiente
Barcelona solo inicia una de las cuatro obras previstas este año para reparar la aluminosis en el Besòs
El ayuntamiento se comprometió a desencallar el plan de regeneración previsto desde el 2020, pero la mayoría de las reformas de la primera fase siguen con trámites pendientes de resolver
Barcelona retrasa un mandato más la reparación de la mayoría de pisos con aluminosis en el Besòs
Jordi Ribalaygue
Jordi RibalayguePeriodista
Periodista especializado en información local de Barcelona y el área metropolitana. Ha trabajado en El Mundo, EFE, Público, Ara, Tot Barcelona y medios locales de Sant Adrià de Besòs y Badalona. Ha colaborado en la redacción del libro 'Objectiu Venus', sobre el barrio de La Mina.
El cartel sigue ahí, anunciando unas obras empeñadas en retrasarse y que acabarán más tarde de lo prometido. Hace cinco meses que el Ayuntamiento de Barcelona plantó el rótulo que escenificaba el inicio de una reforma encallada desde hace años y que, en realidad, aún no ha empezado en el número 6 de la calle Marsala, donde el barrio del Besòs y el Maresme apiña bloques ofuscados por la aluminosis y la pobreza. Son los que declaran menos renta en la ciudad, los mismos que aguardan a que se desatasque el gran plan de rehabilitación pendiente desde 2020.
El consistorio proclama desde entonces que las reparaciones se extenderán para poner cura a la endeblez generalizada en numerosos inmuebles de la franja más desvalida del Besòs, construidos con cemento aluminoso hace más de seis décadas y que amenazan con colapsar. Una familia compuesta por tres personas tuvo que abandonar su piso por riesgo de derrumbe a principios de noviembre y no sabe cuándo podrá regresar. Una treintena de escaleras trampea con puntales y redes para que los techos y los balcones no se vengan abajo. En contraste con la urgente necesidad que los refuerzos denotan, solo se ha reformado una de las 10 comunidades incluidas en el proyecto piloto, previsto desde hace cuatro años. Es únicamente el anticipo de la rehabilitación esbozada por el ayuntamiento y que tampoco logrará este año los objetivos que se marcó.
Sirva de muestra el número seis de Marsala, donde el letrero. Allí se diagnostican deficiencias estructurales graves, incluidas grietas y desprendimientos, con al menos tres pisos con techos sostenidos con puntales. El ayuntamiento difundió que, tras años de espera y demoras, la remodelación de la finca empezaría en julio y, según la placa, finalizaría un año más tarde. Sin embargo, ahora se cuenta con que los trabajos comiencen en la primera quincena de enero. Dado que se estima que los arreglos se alarguen entre 12 y 14 meses, será imposible rematar la faena en julio de 2025, como el cartel indica.
El rótulo que sigue pregonando lo que ya no podrá ser es sintomático de que los pronósticos suelen frustrarse en el Besòs. El consistorio predijo que las obras empezarían este año en cuatro de las 10 comunidades incluidas en el plan proyectado en 2020, paradigmáticas de las insuficiencias que, en mayor o menor grado, sufren al menos 64 escaleras, también por problemas en el revestimiento del edificio y dificultades de accesibilidad por falta de ascensores. Sin embargo, solo una de ellas se ha comenzado a apañar.
10 millones de inversión
En enero pasado, el gobierno municipal apalabró que los 204 pisos de las 10 comunidades que preceden al resto de la operación urbanística estén acondicionados antes de que el mandato acabe, en junio de 2027. La inversión se estima en unos 10 millones de euros. A su vez, el ejecutivo identificó que los arreglos son prioritarios en otros 693 domicilios, repartidos en 38 escaleras, pero allí las reparaciones se aplazan a la próxima legislatura y a una fecha inconcreta entre mediados de 2027 y de 2031.
La planificación a principios de 2024 especificaba que la rehabilitación de dos fincas se acometería en abril y en verano se emprendería la de otro par. Sin embargo, el ayuntamiento admite que, por ahora, los operarios solo están en marcha en el número 12 de la calle Prada. “Ya estamos interviniendo a la altura de la cuarta planta”, destaca el ejecutivo local.
El consistorio matizó su calendario en verano, cuando aseguró que seis obras comenzarían entre octubre y marzo de 2025 y todas estarían concluidas antes de junio de 2026. La fecha no es baladí, porque para entonces termina el plazo para echar mano de los fondos europeos Next Generation, a los que se consagra el 25% de la financiación del proyecto. Asimismo, las arcas municipales asumen dos terceras partes del coste y los residentes tienen que desembolsar el resto.
Sin embargo, y al margen del caso de Marsala, el ayuntamiento no precisa ahora fechas para las demás rehabilitaciones ni justifica el porqué de los retrasos. Además, tres proyectos aún no tienen la licencia y uno aguarda que se rubrique un convenio.
En julio, se informó de que la reforma del número 44 de Alfons el Magnànim arrancaría en octubre; aunque está adjudicada, falta “la firma del contrato por parte de la constructora”, explica el consistorio. Pasa igual en el número 6 de la calle Epir. “Ahí la obra se tendría que haber hecho en 2022 y, en enero pasado, dijeron que empezarían en septiembre”, señala Teresa Pardo, de la asociación SOS Besòs/Maresme.
La entidad pide saber por qué el plan piloto sigue interrumpido. “Nos están tomando el pelo y falta transparencia”, reprocha Pardo, escéptica con que el plan de regeneración se despliegue completo en el barrio, a causa de las condiciones para acceder a ayudas que aligeren el gasto a los vecinos: “Se pasa por alto la vulnerabilidad de las comunidades que no cumplen con los requisitos. Es un proyecto que ha nacido muerto”.
Esta semana, el ayuntamiento y el Parlament han aprobado proposiciones a favor de impulsar la rehabilitación del Besòs, ambas a instancias de los comunes. La líder de Barcelona en Comú, Janet Sanz, rogó actuar “con urgencia” y levantando “las trabas que hacen que el plan esté anclado”, sin coste para los vecinos y protegiendo a los inquilinos. La teniente de Urbanismo, Laia Bonet, defendió que “la regeneración avanza”. “Podemos discutir si lo hace con el ritmo que quisiéramos. Obviamente, todos querríamos que fuera más rápido”, dijo.
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