Seguridad vial
El Govern abre la puerta a que las motos puedan entrar a Barcelona por los carrils bus-VAO
Territori abraza la idea que Trànsit ya respaldó hace dos años para reducir la siniestralidad de los motoristas, sobre todo en los accesos a la capital catalana por la C-31, la C-58 y la B-23
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Carlos Márquez Daniel
Carlos Márquez DanielPeriodista
Periodista especializado en Barcelona. En 'El Periódico' desde principios de siglo. Los últimos 15 años, dedicados a la información local: movilidad, urbanismo, infraestructuras, política municipal, barrios, área metropolitana y medio ambiente. Colaborador habitual en los programas de televisión 'Planta Baixa' (TV3) y 'Bàsics' (Betevé).
Las motos siguen siendo el talón de Aquiles de la movilidad en Catalunya. Suponen el 2,4% de la movilidad pero generan casi la mitad de los heridos graves y fallecidos en siniestros de tráfico. Se mejoran las carreteras, se limitan las velocidades, se instalan macrocontroles, se hacen campañas sobrecogedoras en la televisión. Pero las cifras no son satisfactorias. Todo esto es la parte mala. La buena, por decirlo de alguna manera, es que se tiene muy localizadas las carreteras y los tramos que concentran más siniestros de motos. Y resulta que están en los accesos de Barcelona. ¿Alguna buena idea? Trànsit ya ofreció una alternativa en diciembre de 2022. Se lo contaba este diario: que los motoristas puedan entrar a la gran ciudad por el carril bus-VAO, de manera que circulen sin tanto obstáculo y con más seguridad. Ahora, por primera vez, el Govern ya no se pone de perfil y abre la puerta a que esto sea una realidad.
Ha sucedido este miércoles durante la presentación del informe iRAP, que desde hace 22 años analiza las carreteras catalanas y crea un mapa de peligrosidad. El director del Servei Català de Trànsit, Ramon Lamiel, ha vuelto a incidir en la idea que ya planteó hace dos años y que volvió a repetir en octubre de 2023: "Cuando se abra el carril bus-VAO de la B-23, consideramos que también sea un vial de motos para entrar en Barcelona". Se refería al pasillo para el transporte público que empezó a construirse en marzo de 2023 tras dos décadas de reivindicación y que permitirá que los 600 autobuses que a diario entran desde el Baix Llobregat (por la Diagonal) se ahorren las interminables colas de la hora matinal.
"Madurar la idea"
David Prat, director general de Infraestructures del Departament de Territori, ha sido el encargado de abrirle la puerta al plan. También presente en la presentación del informe iRAP, en la sede del RACC, ha indicado que el carril bus-VAO de la B-23 (de unos siete kilómetros) estará terminado en el verano de 2025. Primero ha mostrado su plácet con un gesto de asentimiento cuando Lamiel ha abierto el melón. Y después lo ha confirmado de palabra: "Lo hemos hablado con Trànsit, y teniendo en cuenta que la siniestralidad de las motos está concentrada en los accesos a Barcelona, nos parece una buena idea intentar que tengan un espacio seguro que conviva con el transporte público". Ahora, ha proseguido, "hay que acabar de madurar la idea".
Lamiel, ante la predisposición de Territori, ha aprovechado para recordar que la medida ya podría aplicarse en la entrada norte por la C-58 y la C-31, donde ya existen sendos carriles bus-VAO aptos para adoptar a las motos. En el segundo, en la arteria que entra por Gran Via y entra en el casco urbano por el túnel de Glòries, ya es deporte nacional que los motoristas usen ese corredor para saltar las largas colas de la hora matinal. Se trataría, así las cosas, de legalizar algo que se hace de manera habitual. No así en la arteria que va hacia el Vallès, totalmente segregada y más difícil de asaltar por parte de las motos.
Barcelona lo descartó
Tiempo atrás, el Ayuntamiento de Barcelona descartó que las motos circulen por el carril bus al quedar demostrado que sería contraproducente. Así lo indicaban varios informes: uno de Transportes Metropolitanos de Barcelona (lógico, no querían que los buses perdieran velocidad comercial), uno de los servicios municipales de Movilidad, otro de la Guardia Urbana y un último del RACC, que sorprendió al considerar, del mismo modo, que no era una buena idea. Pero se trataba de mezclar motos y autobuses de TMB por el corazón de la ciudad. El plan de Trànsit es distinto, puesto que lo limita a los accesos y solo se adentra en la trama urbana en las principales arterias. En cualquier caso, el diálogo con Territori deberá incluir al consistorio. Lo malo, que el debate acumula dos años de debate. Lo bueno, que Govern y ayuntamiento comparten color político.
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