Infraestructura inadecuada

Un puente sobre el Besòs amenaza con inundar el entorno de las Tres Xemeneies en caso de riada

Sant Adrià pide desde 2008 a Adif que eleve el viaducto por el que Rodalies cruza el río, de una altura escasa que se reveló fatal en la crecida de 1962

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Un puente sobre el Besòs amenaza con inundar el entorno de las Tres Xemeneies en caso de riada

Un puente sobre el Besòs amenaza con inundar el entorno de las Tres Xemeneies en caso de riada / ELISENDA PONS / ANTONIO PONS

Jordi Ribalaygue

Jordi Ribalaygue

Sant Adrià de Besòs
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A las riadas virulentas se les conoce como ‘besossades’ en Sant Adrià. Las crecidas repentinas e incluso destructivas del Besòs marcan la historia del municipio pegado a Barcelona, donde el río vierte al mar. De todas las inundaciones documentadas desde el siglo XII, ninguna resulta más trágica que la del 25 de septiembre de 1962, la misma que arrasó el Vallès y ocasionó un millar de muertos. Es el precedente más devastador hasta la catástrofe que vive la Horta Sud de Valencia.

Los estragos ocurridos en Sant Adrià hace más de medio siglo -similares a los de los pueblos valencianos asolados- se agravaron por el ‘efecto tapón’ que provocó el puente del ferrocarril, a escasa distancia de la desembocadura. Los escombros arrastrados río abajo obstruyeron los ojos del viaducto y las aguas saltaron por ambas riberas, invadiendo los barrios de La Catalana y Sant Joan Baptista. Allí se hallaron 11 cadáveres y 229 viviendas quedaron destruidas

Los Rodalies siguen cruzando por encima del mismo punto donde el río rompió hace 62 años, aunque ahora atraviesan un puente distinto. No obstante, la baja estatura lo asemeja a su predecesor. Un estudio incorporado al proyecto urbanístico de la Generalitat para las Tres Xemeneies avisa que la escasa altura de la pasarela continúa amenazando con obstaculizar el desagüe de la próxima ‘besossada’ y desparramarla de nuevo por zonas habitadas.

Entre el delta y la franja de costa que limita con Badalona, el Govern autoriza la construcción de 1.783 viviendas, plazas hoteleras y un complejo dedicado al sector audiovisual alrededor de la antigua central térmica. El tramo, que se espera que empiece a urbanizarse en 2026, se clasifica como susceptible de quedar anegado en parte por subida del río una vez por siglo. El Plan Director Urbanístico (PDU), aprobado en 2023, incluye un informe de inundabilidad que previene de la “influencia” que el trazado férreo sobre el río podría volver a tener de acontecer la avenida más agresiva que se concibe en el Besòs.

“Restricción considerable”

El estudio hidráulico del PDU -firmado en 2021 por la empresa Greenblue Management- concluye que el puente del tren, “al presentar cotas más bajas, causa una restricción considerable, afectando la capacidad del río de contener la avenida y afectando negativamente en el impacto de la inundación”. Lo advierte en el supuesto de producirse la subida más violenta que se pronostica posible una vez cada 500 años. Atendiendo a las proyecciones, el dictamen apunta al “efecto que tiene el puente sobre el río” ante una crecida: en ese caso, “actúa como restricción del agua y causa el derrame por los muros” que flanquean el Besòs. 

El Ayuntamiento de Sant Adrià lleva al menos desde 2008 pidiendo a Adif que eleve la altura del paso del tren. La última petición es reciente, poco anterior a la última DANA. "Seguiremos insistiendo", afirma el concejal de Territorio y Medio Ambiente, José A. Gras. 

"El puente es un problema por la cota que tiene. Hemos hablado muchas veces con muchas administraciones sobre este problema. Es una cuestión histórica", observa el edil. Comenta que el gestor ferroviario siempre ha replicado que es "una intervención muy difícil", por la cuesta que los trenes deberían remontar de levantarse la vía y que obligaría a abarcar un tramo amplio a remodelar para trazar una pendiente gradual más asumible para los convoyes. Adif no ha respondido por ahora a la consulta de EL PERIÓDICO.

Un tren de Rodalies circulando por el puente del ferrocarril sobre el río Besòs, en Sant Adrià.

Un tren de Rodalies circulando por el puente del ferrocarril sobre el río Besòs, en Sant Adrià. / ELISENDA PONS

El Departament de Territori también señala que reforzar la seguridad del viaducto “está en manos de la administración competente de la infraestructura ferroviaria”. Es decir, Adif. La conselleria añade que el PDU ha adoptado "las medidas necesarias para salvaguardar la inundabilidad del sector de las Tres Xemeneies teniendo en cuenta las condiciones actuales de este puente”.

Como un dique

El futuro barrio se concibe sobre 32 hectáreas deshabitadas. De asaltar el río ese paraje despejado, la masa dispersada al chocar con la pasarela de Rodalies se diseminaría “por toda la zona”, rebasando ambas márgenes, penetrando por calles de los barrios ya dañados en 1962 y “llegando al área de las Tres Xemeneies”, augura la simulación realizada en el estudio de inundabilidad. También desperdigaría la avenida cuando el nuevo vecindario ya se haya alzado, aunque sin llegar al pie de la térmica.

La traba con que toparía la crecida se debe “principalmente al doble puente del ferrocarril”, atribuye el dictamen. Se refiere al viaducto para peatones, vehículos y tranvías que roza al de Rodalies, separados por un hueco estrecho. De todas formas, el riesgo de taponamiento se detecta ante todo bajo el paso del tren, ya que la altura de las arcadas "es de dos a 3,3 metros más baja que el segundo puente”. En la hipótesis de que la pasarela del ferrocarril fuera tan alta como la contigua, el análisis sostiene que se desvanecería la posibilidad de atasco bajo la vía y se evitaría que el río se desbocara por el flanco derecho. 

El puente colindante al viaducto del ferrocarril, con las Tres Xemeneies al fondo, en Sant Adrià.

El puente colindante al viaducto del ferrocarril, con las Tres Xemeneies al fondo, en Sant Adrià. / ELISENDA PONS

Amparándose en el informe citado, la Agència Catalana de l’Aigua (ACA) sostuvo en 2021 que el puente del tren “actúa como una obstrucción que provoca el desbordamiento por los muros de encauzamiento del río”. A raíz de las advertencias de los informes de inundabilidad, la ACA y Protecció Civil, el plan urbanístico de las Tres Xemeneies se corrigió para obligar a instalar alarmas en el futuro vecindario para alertar a tiempo de riadas y colgar rótulos con avisos del peligro de inundación.

El PDU se retocó también para imponer edificios capaces de soportar desbordamientos sin derrumbarse, construirlos a una cota que garantice vías de evacuación sobre la altura que la entrada de agua podría alcanzar y crear una laguna, una mota y una zona verde como líneas de defensa y drenaje. Además, exige que el acceso a los sótanos se alce 45 centímetros sobre la rasante de la calle, si bien tolera garajes subterráneos con la condición de estar blindados frente a las avenidas.

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