Transporte estrenado
El tranvía avanza por la Diagonal: "Nos hace la vida más fácil, pero hay que acabar el trabajo"
Varios vecinos han recibido el estreno con entusiasmo y confían en usar el Tram de forma habitual a partir de ahora
El tranvía ya conecta Glòries y Verdaguer entre expectación vecinal y sin acto político

Viaje inaugural del tranvía en el nuevo tramo por la Diagonal entre Glorias y Verdaguer / Marc Asensio Clupés
Estaban a más de 100 metros del punto en el que se concentraba la gente. No había cámaras ni nadie grabándoles, o sea por fuerza ha tenido que ser un gesto auténtico y sincero: cuando el tranvía ha culminado su último serpenteo por la plaza y ha llegado a la estación de Verdaguer, Clàudia Cabré y David Díaz han empezado a aplaudir con timidez pero con una sonrisa cómplice. Ha sido un guiño corto y medio en broma, pero venían a decir algo como "¡Ya era hora!".
Luego, preguntados por este diario, han explicado que es una "gran noticia" tener acceso directo a Glòries y el Poblenou. "Haremos un uso esporádico, durante los fines de semana, pero nos ahorrará transbordos", dice Cabré. Pero enseguida recuerdan que todavía queda trabajo por hacer. "Nos falta poder ir hacia el otro lado", señalan, refiriéndose a la conexión con Francesc Macià.

El tranvía se estrena entre Glòries y Verdaguer entre expectación vecinal y sin acto político / Marc Asensio Clupés
Su punto de vista coincide con el de la mayoría de vecinos de la zona de Verdaguer, Sicília y Monumental que este domingo han estrenado la nueva prolongación del Tram y han sido consultados por EL PERIÓDICO. "Yo trabajo en Glòries y el nuevo recorrido me hará la vida más fácil", cuenta Mercè Piñol. Ha venido con Pol Laguarta a probar el nuevo juguete rodante. Laguarta no se olvida de los dos veranos de obras y su consecuente ruido: "Ha sido duro, pero parece que por fin lo tenemos aquí".
Del Tram al Ebro
Ambos son de las comarcas del Ebro y aseguran que cuando la segunda fase de las obras esté hecha, estarán más cerca de su tierra. "El autobús que va nuestro pueblo sale de la parte alta de la Diagonal y cuando tengamos la conexión lista será mucho más sencillo ir a buscarlo", exponen.
Maribel Servent, mientras espera en la parada de Sicília, también se acuerda lo que ha costado terminar el proyecto: "No entendíamos exactamente qué hacían y por qué se alargaba tanto, pero parece que la cosa ha quedado bien y a mí me servirá para moverme de forma más ágil y ahorrarme buses y metros". Servent entiende que la futura unión es de "sentido común": "No hay otra alternativa".
Insomnio tranviario
A media mañana, Tram avanza hacia Glòries lleno a rebosar. Dentro del vagón, Josep Maria Galindo y Francesc Cuadrench, que se acaban de conocer, disertan acerca del papel del tranvía en las grandes ciudades del mundo. Galindo juega con algo de ventaja. Es miembro de la asociación Amics del Ferrocarril y sabe de lo que habla. "He estado en los tranvías de Boston, Sidney y Melbourne, para que te hagas una idea, en Alemania hay 150 redes", comenta. ¿Cómo se iba a perder el debut del tramo Glòries-Verdaguer?

El tranvía se estrena entre Glòries y Verdaguer entre expectación vecinal y sin acto político / Marc Asensio Clupés
Cuadrench no se queda corto. Hasta hace poco que ha regresado a su Barcelona natal después de años establecido en Andorra, pero hoy ha venido a explorar y a revivir la adolescencia: "Cuando tenía la edad de empezar a desplazarme solo por la ciudad, mi padre me llevaba a recorrer las líneas de autobús de la ciudad enteras para que aprendiera a moverme de forma autónoma". "Esta mañana, en cierta manera, hago lo mismo", confiesa.
Como Galindo, es un enamorado de este transporte. "El día que sacaron el tranvía de la ciudad, estuve noches sin poder dormir, porque vivía en Lesseps y estaba acostumbrado a escuchar el ruido de las ruedas y los frenos", rememora.
Una vez superada la estación de Glòries, suben ciertos pasajeros que no tenían constancia de que la T4 ya llegaba a Verdaguer. A Maria Pensi, que es del Poblenou, se le abre un nuevo mundo con la extensión del itinerario: "Para ir al centro será ideal, mucho mejor que usar la línea amarilla del metro".
Algunos usuarios, aún no han decidido si utilizarán el tranvía o no. Karen, que ha venido con su hijo, dice que se lo tiene que pensar: "Me parece que la frecuencia es un poco menor que la del metro, lo tendré que ir viendo".
Pero no todo son alegrías. Había gente que cogía el tranvía en Sant Adrià, el Fòrum o el Poblenou para ir directamente hasta Ciutadella. Estos, a partir de ahora, han de bajarse en Glòries y cambiar de línea. Muchos estudiantes de la Pompeu Fabra, por ejemplo, viajaban a diario desde Wellington hasta Ca l'Aranyó, para cambiar de facultad. A partir de este lunes, tienen que elegir si apostar por el metro o hacer transbordo en el gran intercambiador.
Árbol sagrado
Una pasajera de Sants, que ha venido a "curiosear", admite que el tranvía le gusta porque es "un buen tipo de transporte". Pero tiene ciertos reparos sobre el paso por Francesc Macià: "Si cruzan la rotonda por el medio, destrozarán un árbol histórico, precioso, que casi nunca ha sido podado".
"Soy antigua y me da miedo que elementos emblemáticos de Barcelona desaparezcan", prosigue. Pero lleva tiempo pensando en una propuesta que cree que los ingenieros deberían estudiar: "Se puede hacer un pequeño rodeo, en forma de triángulo, y sortear este árbol". "Si dejan al árbol con vida, no tengo ninguna queja, luz verde para la unión final", zanja.
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