Cambio climático
Barcelona prevé construir 30 depósitos pluviales más para combatir lluvias torrenciales como las de la DANA
La ciudad empezó a blindarse contra los temporales poco antes de los Juegos del 92 con el objetivo de que la lluvia acumulada no llegue con facilidad e inunde los barrios del litoral
Más de 220 escuelas y 50 residencias catalanas están en zona inundable
Catalunya tiene en marcha importantes proyectos urbanísticos en zonas inundables

Depósito de retención de agua situado bajo el parque de Joan Miró, en una imagen de archivo / Joan Cortadellas


Carlos Márquez Daniel
Carlos Márquez DanielPeriodista
Periodista especializado en Barcelona. En 'El Periódico' desde principios de siglo. Los últimos 17 años, dedicados a la información local: movilidad, urbanismo, infraestructuras, política municipal, barrios, área metropolitana y medio ambiente. Colaborador habitual en los programas de televisión 'Bàsics' (Betevé) y 'La Selva' (TV3).
Riera de Cassoles, riera de Sant Miquel, riera de Sant Andreu, riera Blanca, riera de Horta. Pero también las calles de Balmes, la avenida de Vallcarca, el paseo de Sant Joan, la rambla de Prim, la Via Laietana o la mismísima rambla de Catalunya. La Barcelona que surgió tras la caída de las murallas a mediados del siglo XIX tuvo que aposentarse sobre un llano que contenía un sistema de torrentes que, de manera natural, nacían y morían con la lluvia y se dirigían al Llobregat, al Besòs o al mar. Este excepcional lunes 4 de noviembre puso a prueba toda la maquinaria de colectores y depósitos pluviales, un engranaje que en los últimos 40 años ha dado un salto cualitativo fundamental para evitar males mayores, y que tiene pendientes obras importantes, aunque sin calendario, como una treintena de nuevos depósitos de retención de aguas pluviales en cartera, sobre todo en las zonas del litoral. No se prevé por ahora una Barcelona inundada a consecuencia de un temporal, pero seguro que ese escenario sería mucho más factible sin todo la infraestructura subterránea que esconde pero mantiene vivo el ciclo del agua de la Barcelona anterior al plan Cerdà.
Para que la superficie note lo menos posible la fuerza del agua es necesario construir un sistema de colectores y depósitos pluviales, amén del alcantarillado. Este laberinto bajo tierra (unos 1.700 kilómetros) es lo que permite que todo fluya de manera ágil hacia el mar o hacia las depuradoras. Gustavo Ramon, director de Barcelona Cicle de l'Aigua (BCASA), atiende a este diario para aclarar conceptos, radiografiar el subsuelo y estudiar tareas pendientes. Explica que fue en los años previos a los Juegos del 92 cuando la ciudad empezó a trabajar más y mejor la gestión del agua. "Se hicieron grandes colectores en la Vila Olímpica, y también a partir de 1999 hubo otro gran impulso en materia de depósitos".
La calidad de las playas
La idea, sostiene, era crear una red de depósitos que aliviaran la situación de colapso del alcantarillado en los días de mucha lluvia, evitando que el agua cubriera la superficie o que llegara al mar ante la incapacidad de las depuradoras de asumir tanta carga. Verter agua residual en el Mediterráneo tenía y tiene el indeseado efecto colateral de dañar la calidad del baño en unas playas que se acababan de recuperar y eran uno de los estandartes de la nueva Barcelona. Pero no hacerlo y que el agua emerga sobre la trama urbana trae a la memoria escenas como la de túnel viario de la plaza de Cerdà anegado de agua a finales del siglo pasado.

Septiembre de 1999, los años en los que lluvia intensa era sinónimo de inundaciones en la plaza de Cerdà / Álvaro Monge
A día de hoy, la capital catalana dispone de 15 depósitos de retención de aguas pluviales con una capacidad de almacenaje de 447.020 m3 de agua. El primero se inauguró poco antes de las Olimpiadas, en febrero de 1992, en el Parc del Poblenou, y el más reciente es de febrero de 2013. En esta última década los esfuerzos se han centrado más en la renovación y ampliación de los grandes colectores de la ciudad, como el de la Diagonal, Paral·lel o Sant Joan. El de la Diagonal se va haciendo por tramos y aprovechando las obras de la conexión del tranvía por la avenida. Queda pendiente de desdoblar el tramo que va de Girona hasta Francesc Macià. En Paral·lel y su entorno, las mejoras en el drenaje iniciadas hace más de 10 años está previsto que terminen en 2026 después de que haya terminado la fase del colector de Vila i Vilà
Ciutat Vella, delicada
Ciutat Vella, comparte Ramon, es la zona en la que es más difícil intervenir y planificar mejoras en el subsuelo. Por la densidad urbana y por la antigüedad de la infraestructura. La alternativa es conseguir que el agua llegue lo menos posible a los barrios más canallas de la ciudad. En ese empeño juega un papel fundamental el colector de la Diagonal, un cortafuegos que deriva el agua hacia el lado Besòs, sorteando y aliviando la situación del Gòtic o el Raval.

El depòsito de Doctors Dolsa, con una capacidad de 50.500 metros cúbicos / Danny Caminal
Sin toda esta infraestructura hidráulica, las zonas bajas de la ciudad, y eso incluye Sant Martí y la Zona Franca, sufrirían mucho más los efectos de los temporales. El Plan Director de Saneamiento de Barcelona contempla construir 200 kilómetros nuevos de red local de alcantarillado, 38 kilómetros de red primaria de gran capacidad y multiplicar por cuatro el número de depósitos. Hay planificados 55 más, de los que 31 tienen la reserva de suelo hecha aunque carecen de calendario o financiación asegurada. ¿Pero cuándo se construirán? En la mayoría de casos, señalan fuentes municipales, se sigue la "lógica de la oportunidad", es decir, se aprovechan obras urbanísticas (como el tranvía) para actuar en el subsuelo.
Prim, el siguiente
De este modo, la ciudad pasaría de 15 a 70 inmensos contenedores de agua pluvial repartidos de manera estratégica por toda la ciudad, cubriendo zonas como el cauce del Besòs, la Barceloneta, Bogatell, Montjuïc, Bac de Roda, Vallcarca o la Zona Franca. Hablamos de un plan a muchos años vista, puesto que son obras tan costosas como laboriosas. El que está más cerca de ser una realidad es el de la rambla de Prim, con una capacidad de 94.000m3 de agua, que permitirá reducir los vertidos al mar en un 63%.

Un día de lluvia en el Paral·lel de Barcelona / Jordi Cotrina
Ramon aplaude el trabajo hecho hasta ahora, una evolución que ha permitido que Barcelona "sea resiliente" ante episodios meteorológicos muy adversos. Pero a pesar de todo el trabajo hecho hasta ahora, ¿Puede inundarse Barcelona? No entra dentro de lo probable, más por el trabajo realizado que por la virulencia del clima. ¿Y que puede hacer la población? Muy fácil: "Hay que romper con la cultura de lanzarlo todo por el retrete, porque son residuos que obstruyen la red y no permiten que el ciclo del agua se complete".
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