Testimonios personales

Una vida marcada por el miedo a respirar amianto en Badia del Vallès: "¿Cuándo se acabará esto?"

Los vecinos de la ciudad vallesana se sienten amenazados por el amianto con el que se construyó toda la ciudad en los años 70

CONTEXTO | Badia del Vallès será en marzo del 2025 la primera ciudad de Europa que iniciará en bloque la retirada de su amianto

DOCUMENTAL CAPÍTULO 1 | La lucha de Badia del Vallès para ser la primera ciudad de Europa libre de amianto

DOCUMENTAL CAPÍTULO 2 | Cómo será vivir en los 'edificios burbuja' en Badia del Vallès durante la retirada de amianto

FOTOGALERÍA | "Vivimos con miedo": Badia del Vallès, el único municipio catalán construido íntegramente con amianto

Clàudia Mas

Clàudia Mas

Badia del Vallès
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La vida cotidiana de los vecinos de Badia del Vallès se caracteriza por un temor tan invisible como omnipresente: el miedo al amianto. “Siempre tengo la ventana de la cocina cerrada, me da miedo abrirla porque la fachada está repleta de este material”. Encarna, de 92 años, vive con la angustia de que el aire que respira la mate, una sensación similar con el relato de Joaquín Noguers, 63 años, quien asegura que no tiende la ropa fuera en la galería desde hace años, ya que puede estar llena de fibras del material tóxico que cuando se degrada desprende polvo: “Nos da miedo que las fibras queden incrustadas en las prendas y las inhalemos constantemente, por eso desde hace años no ventilamos la cocina ni colgamos la prendas fuera”. Una situación radiografiada en el documental de dos capítulos estrenados por EL PERIÓDICO.

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“Siempre tengo la ventana de la cocina cerrada, me da miedo abrirla, porque la fachada está repleta de este material”, Encarna es una vecina de 92 años que vive en el centro de Badia del Vallès. Imagen tomada en la cocina de su casa durante el mes de agosto. / Manu Mitru

La ciudad vallesana, ubicada a apenas 20 minutos de la capital catalana e integrada en el Área Metropolitana de Barcelona (AMB), fue construida en los años 70 con amianto en prácticamente todas sus edificaciones. La urbanización se llevó a cabo a un ritmo acelerado, levantando en menos de dos años 4.156 viviendas prefabricadas, que representan la mayor parte de las 5.372 viviendas actuales. Esta peculiaridad convierte a Badia del Vallès en la única ciudad de Catalunya edificada en su totalidad con este material tóxico, según explica su alcalde, Josep Martínez (PSC). Y, de hecho, en Badia prácticamente todos los edificios residenciales son de protección oficial. El municipio fue concebido como un proyecto de viviendas sociales para acoger a la población trabajadora inmigrante, y la mayoría de sus edificios fueron construidos bajo esta modalidad, explica el alcalde.

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Fotografía tomada en un cuadro ubicado en la Sala de Plenos del Ayuntamiento de Badia del Vallès, municipio que se construyó a un ritmo acelerado, levantando en menos de dos años 4.156 viviendas prefabricadas, que representan la mayor parte de las 5.372 viviendas actuales. / Manu Mitru

De hecho, llegó a ganarse el pseudónimo de ‘material mágico’ por el amplio uso que adquirió en el siglo XX y su versatilidad. Durante la dictadura franquista se empleaba de manera indiscriminada en viviendas, calles, pinturas, frenos, embragues, cortinas de teatro, persianas e incluso canalizaciones de agua. En Badia se utilizó, sin miramientos, para abaratar costes en la construcción acelerada de hogares. Sin embargo, estudios posteriores demostraron que el amianto es altamente cancerígeno, y su uso fue prohibido en España en 2002. Cincuenta años después de erigirse como municipio, las fibras tóxicas presentes en las fachadas, tejados y tuberías de la ciudad han llegado al final de su vida útil y se están descomponiendo de forma simultánea. Hoy amenazan más que nunca el riesgo de la salud pública de los vecinos de la ciudad.

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“Esperamos que llegue pronto, deberían quitar todo esto de una vez. Llevamos años luchándolo”, señala Antonio Ruiz, vecino de la ciudad de unos 73 años que padece cáncer de pulmón y pasea su perro delante de su vivienda. / Manu Mitru

"En 2010, las fibras de asbesto comenzaron a descomponerse en la ciudad. El mesotelioma, un tipo de cáncer de pleura provocado por la inhalación de amianto, reduce la esperanza de vida en unos dos años y tiene un periodo de latencia de 30 a 40 años. Por eso, los primeros casos en Badia del Vallès se esperan entre 2030 y 2035”, alerta por su parte el doctor Josep Tarrés, médico de familia, neurólogo y doctor en medicina experto en amianto pone de relieve la “urgencia” de retirar en cuanto antes el material.  

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Una de las principales preocupaciones son las galerías llenas de amianto. Algunas comunidades de vecinos han pagado de su propio bolsillo para transformarlas en balcones en años anteriores. En la imagen, un vecino de la ciudad mientras cuelga la ropa en dicha galería. / Manu Mitru

El director de la empresa ACM, José Barrios, realizó un mapeo del amianto que hay en la ciudad fruto del empeño de los vecinos que querían dejar clara la evidencia de la situación de emergencia. Se trata de un proyecto pionero a nivel de España que pretendía “demostrar que la situación de la ciudad era, y es, crítica”.

Según explica Barrios, la urgencia que tiene la ciudad es debida a que todo el material se degrada de forma simultánea. “El mapa es crucial para priorizar la retirada de las zonas más peligrosas, pero se tiene que desamiantar toda la ciudad”. De acuerdo con los datos recabados por ACM, la densidad de amianto en la ciudad es de 30 kg por vecino, una cifra que refleja el “riesgo constante para sus habitantes”, ya que todo está concentrado en el espacio residencial. 

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Más allá de la lucha para retirar el aminto, Badia del Vallès es ampliamente conocida por su lucha vecinal, desde la emancipación de Bellaterra hasta conseguir los servicios básicos como escuelas y el CAP. Un grupo de vecinas se encuentran cada día bajo el banco de su edificio, “No creo que lleguemos a ver una Badia desamiantada / Manu Mitru

Los más pequeños, en la lupa

El doctor Josep Tarrés no duda en catalogar la situación de Badia como una "pandemia cancerígena". Tarrés ya ha documentado 1.131 afectados por esta sustancia en la comarca del Vallès Occidental, con 353 muertes confirmadas. “El primer brote fue entre los trabajadores de Uralita y sus familias, pero ahora estamos ante un problema que afecta a todo el vecindario, alerta”. Por su parte, el médico adjunto del Servicio de Neumología (Área de UFFIS Respiratoria) del Hospital Universitari Vall d'Hebron, el doctor Jaume Joan Farrer, coincide en la urgencia de intervenir. “Hay que poner fin al amianto. La situación es crítica, especialmente para los niños, que ya están creciendo expuestos a estas fibras”. “En Badia hay niños que todavía no han nacido, que morirán por culpa del amianto, porque no se habrá retirado a tiempo”, alerta Tarrés.

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El mesotelioma, un tipo de cáncer de pleura provocado por la inhalación de amianto, reduce la esperanza de vida en unos dos años y tiene un periodo de latencia de 30 a 40 años. Una paciente de la Vall de Hebron en una unidad de neumología donde se realizan pruebas relacionadas con el amianto. / Manu Mitru

Albert Castro es un vecino de la ciudad de 42 años. Acostumbra a ir a buscar “al pequeñín” a la guardería. Su hijo acaba de cumplir dos años. Al terminar sus clases le trae la merienda y acto seguido se dirigen a un parque cercano “para que juegue y se canse”, en palabras de su padre. “Todos los parques están repletos de amianto degradado, igual que las viviendas. ¿Qué hacemos?”, se pregunta mientras sostiene el cochecito. Dice ser consciente del riesgo y de la vulnerabilidad de los más pequeños: “Si no se retira van a vivir respirando algo que ya está completamente degradado y que les afecta directamente a la salud”.

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Albert Castro, vecino de la ciudad de 42 años con su hijo al salir de la guardería. Dice ser consciente del riesgo y de la vulnerabilidad de los más pequeños: “Si no se retira van a vivir respirando algo que ya está completamente degradado y que les afecta directamente a la salud”, explica. / Manu Mitru

Una reclamación vecinal

Desde hace más de una década, la Asociación de Vecinos de Badia y la Comisió de l’Amiant, presidida por Juan José Díaz, ha liderado las reivindicaciones para exigirla retirada del amianto. “Nos llegan muchas preguntas: vecinos veteranos que quieren saber cuándo se retirará, o nuevos residentes que dudan en comprar una vivienda por la toxicidad del material con el que se ha hecho. El denominador común es la preocupación por dejar de vivir con el amianto. “¿Cuándo se acabará este problema?”, se cuestiona Díaz.

Pedro García de Ron y Concepción Jiménez, dos vecinos del barrio de toda la vida procedentes del sur de España, no dudan en tildar la situación de la ciudad de ser un problema de clase social: “Si esto pasara en un barrio rico de Barcelona, se habría solucionado hace años. Aquí somos pobres y nos dejan abandonados. Badia está reconocida como una ciudad marginada”, lamenta Pedro. La abogada Esther Costa, del Col·lectiu Ronda, coincide en este análisis: “Badia se construyó para acoger a familias trabajadoras, muchas procedentes de Andalucía, con trabajos precarios. Las viviendas se hicieron con materiales baratos”. 

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Pedro García de Ron y Concepción Jiménez, dos vecinos del barrio de toda la vida procedentes del sur de España, no dudan en tildar la situación de la ciudad de ser un problema de clase social: “Si esto pasara en un barrio rico de Barcelona, se habría solucionado hace años”. Foto tomada en el sofá de su casa de Badia del Vallès. / Manu Mitru

Ante este panorama, la recomendación de Costa para los vecinos es contundente: “Si pudiera dar un consejo a los vecinos, sería que se marcharan. No deberían tener que hacerlo, pero no les queda otra. Por desgracia, muchos no tienen los recursos para irse, y eso nos vuelve a llevar al problema de clase”.

La ciudad, un ‘punto caliente’

El alcalde de Badia defiende el compromiso del consistorio con la retirada del material. “En colaboración con los vecinos, hemos elaborado el mapa de localización del amianto. La retirada, si todo avanza como esperamos, debería empezar en marzo de 2025”. Sin embargo, los vecinos muestran cierto escepticismo. Jordi, vecino de la ciudad, lleva viviendo en la ciudad desde 1975, asegura que les “han enviado cartas tres veces diciendo que lo quitarían, pero nunca ha pasado nada. Seguimos esperando”.

El mapa elaborado por ACM ha supuesto una década de trabajo, con análisis ambientales, toma de muestras y redacción de informes. Barrios destaca que la situación en Badia no tiene precedentes: “El municipio es un punto caliente. Aquí no hablamos solo de un problema de salud laboral, sino de una crisis de salud pública”. Además del peligro en los edificios, hay más de 5 km de tuberías de agua hechas con amianto, lo que incrementa el riesgo de exposición.

Durante el proceso de elaboración del mapa, se evidenció que las fincas de 16 plantas son las más afectadas. Tras llevar a cabo las mediciones y calcular el índice de degradación de las edificaciones, se concluyó que todas superan el límite recomendado. “Es evidente que la situación ha empeorado desde entonces”, reconoce Barrios, reflejando así la urgencia de abordar esta crisis de forma efectiva.

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En la imagen, se observan las fibras de amianto deterioradas que se desprenden de la superficie, lo que representa un grave riesgo para la salud. La descomposición de estas fibras, visibles a simple vista, es un signo del desgaste que han sufrido los materiales de construcción en Badia del Vallès. / Manu Mitru

"Pintamos el edificio para evitar la entrada de fibras"

A pesar del peligro, la vida sigue en Badia. Antonio y Paqui, vecinos desde el primer día, intentan llevar una rutina normal. “Nos gusta vivir aquí. Tenemos colegios, supermercados, estamos cerca de Barcelona, pero es como un pueblo… Además, hemos conseguido prácticamente todos los servicios a través de la lucha vecinal”, explica Paqui con orgullo. Lo único que les molesta es la presencia del amianto: “Es vivir con una pesadilla constantemente”. Ellos viven en un bajo, en los conocidos como los pisos estrella, con un loro que les hace compañía. Año tras año contemplando la degradación del edificio, al final decidieron pintarlo. Según Antonio, una capa de pintura les podía proteger de las fibras que se desprendían del mismo edificio donde viven. Al fin y al cabo, una buena metáfora para escudarse del peligro que enfrenta Ciudad Badia.

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Antonio y Paqui ante su edificio que han pintado para que no “se escaparán más fibras de amianto”. La pareja quiere llevar una rutina normal. “Nos gusta vivir aquí. Tenemos colegios, supermercados, estamos cerca de Barcelona, pero es como un pueblo”, explican durante la entrevista. / Manu Mitru

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