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Entrevista | Enric Vázquez Investigador del CSIC y profesor de la UB

Enric Vázquez: “Hay más de mil pozos cerrados en Barcelona, solo el 5% se podrían reabrir”

Uno de los mayores especialistas catalanes en acuíferos urbanos valora la red existente y las mejoras viables

Tres desafíos de Barcelona ante la emergencia por sequía

El hidrogeólogo Enric Vázquez, en la Facultat de Ciències de la Terra de la UB

El hidrogeólogo Enric Vázquez, en la Facultat de Ciències de la Terra de la UB / Elisenda Pons

Meritxell M. Pauné

Meritxell M. Pauné

Barcelona
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La sequía extrema ha dado protagonismo a reservas hídricas que no forman parte del imaginario colectivo barcelonés, como el agua freática. Los acuíferos subterráneos auxilian a la capital catalana en estos momentos de escasez de agua potable, para posibilitar el riego de zonas verdes estratégicas y la limpieza básica de las calles. La emergencia actual, sin embargo, pone de manifiesto la infrautilización de este valioso recurso natural que antaño ya fue imprescindible para la ciudad.

Conversamos con el hidrogeólogo Enric Vázquez Suñé, uno de los mayores especialistas catalanes en agua freática urbana. Además de dar clase en la UB, es investigador y subdirector del Instituto de Evaluación Ambiental y Estudios del Agua (IDAEA) del Consejo Superior de Investigaciones Científicas (CSIC).

Empecemos con lo más elemental: ¿qué es el agua freática?

Es simplemente agua subterránea, que se encuentra dentro del terreno. Procede de la lluvia y de la relación con otras masas de agua, como ríos o el mar. Está en todas partes, es ubicua, pero no siempre se puede extraer de manera eficiente. Ahí donde podemos hacerlo más fácilmente porque el terreno es más poroso, hacemos pozos para bombearla hasta la superficie. Y llamamos acuífero al lugar donde la hemos encontrado.

No son grandes bolsas finitas de agua que extraer, como si fueran reservas de petróleo, sino de un flujo constante.

Todos los fluidos dentro de la Tierra, sean gas, petróleo o agua, siguen el mismo principio: nunca están quietos, circulan a través del terreno. Si en un río hablamos de caudal, con los acuíferos hablamos de recarga: cuántos hectómetros cúbicos de agua le llegan al año. Si no se extrajera nada, afloraría de forma natural a través de fuentes, riachuelos o del caudal base de ríos cercanos. Hay ecosistemas que dependen de esas salidas, así que tiene que calcularse cuánto puede extraerse de forma sostenible en cada punto y momento. En Barcelona, forzando, podríamos sacar 15-20 hm³ anuales como máximo.

¿Qué calidad tiene actualmente el agua freática en Barcelona?

A priori no es potable, porque tenemos unos estándares superrigurosos para considerarla agua de boca. Pero es relativamente de buena calidad y con un tratamiento adecuado sí se podría beber. Un pequeño apunte histórico: los iberos y los romanos que vivían aquí tenían pozos y bebían esta agua. En los años 60 y 70 todavía había pozos activos de Barcelona para abastecer de agua potable a algunos barrios, hasta que poco a poco se centralizó el suministro. Estas zonas eran autónomas, no estaban conectadas a la red general. Igual que algunos edificios emblemáticos, tipo los de paseo de Gracia, que todos tienen su pozo.

"En los años 60 y 70 todavía había pozos activos de Barcelona para abastecer de agua potable a algunos barrios"

Enric Vázquez

¿Le constan ejemplos concretos?

El hotel Majestic del paseo de Gràcia, por ejemplo, tiene pozo seguro. La mayoría de cines también tenían pozo. Y el ambulatorio al que iba yo de pequeño en la calle Manso, el actual CUAP Manso, tiene dos. No sé si los usa ahora, pero se habían utilizado para llenar los radiadores, porque el agua freática siempre sale a unos 18 o 20 grados de temperatura y así a las calderas les cuesta menos calentarla.

Muchas fábricas de Barcelona también tenían pozos.

Sí. El Poblenou, que a principios del siglo XX era el polígono industrial más grande de España, se abastecía solo de agua freática. Sin embargo, ahí nos pasamos de la rosca: la extracción masiva hizo descender mucho los acuíferos. Tan cerca de las playas, entró agua de mar y se salinizaron. Al perderse la calidad en una parte del litoral, las industrias dejaron de bombear. Pero con los años los acuíferos se recuperaron.

¿Están plenamente recuperados?

Sí, prácticamente la totalidad. Queda alguna zona con intrusión marina puntual, pero es básicamente por bombeos al excavar obras.

El hidrogeólogo Enric Vázquez, en la Facultat de Ciències de la Terra de la UB

El hidrogeólogo Enric Vázquez, en la Facultat de Ciències de la Terra de la UB / Elisenda Pons

Volvamos a la potabilidad. ¿Qué componentes nocivos o inapropiados tiene un litro estándar de agua subterránea barcelonesa que la invalida como potable?

Los acuíferos de una gran ciudad siempre reciben pérdidas de las redes de distribución soterradas, por ejemplo de aguas residuales. En Barcelona tenemos números buenísimos, es muy bajo el porcentaje de pérdidas, pero siempre las hay. En cuanto a metales, hay poca presencia. Se infiltran los días de lluvia al arrastrar porquería de la superficie. Aun así, es agua mucho más buena que la del Llobregat.

¿Potabilizar agua freática es más barato que desalinizar o regenerar?

El tratamiento que hay que hacerle es mucho menor, porque la carga de contaminantes es mucho menor. Los pozos más eficientes para ello son los de acuíferos aluviales, y tanto los del Besòs como los del Llobregat ya se están explotando gracias a procesos de ósmosis. De hecho, el abastecimiento de agua potable en Barcelona contiene un porcentaje de subterránea tratada. Entre el 25% y el 40%, según las necesidades.

Ya bebemos freática, pues.

Claro, del grifo no sale solo agua del embalse de La Baells. Combina procedencias. Incluye agua que se toma del río y de una red de pozos complementarios. Cuando el río viene muy sucio, por ejemplo, toman más del acuífero. Y cuando viene bien, lo dejan descansar.

"Entre 25% y el 40% del agua que bebemos ya es freática"

Enric Vázquez

¿Y esto irá a más, en vista de los embalses secos?

Sería conveniente. O por lo menos es una oportunidad, porque estas aguas no están sobreexplotadas. Ni mucho menos. Es más, por no usarlas a finales de los años 90 aparecieron muchas filtraciones en sótanos, aparcamientos, túneles del metro y otras infraestructuras subterráneas. La gente no sabía de dónde salía aquella agua, si podía ser de la alcantarilla o tuberías… Hubo mucha preocupación, que le llegaba al Ayuntamiento en forma de quejas. Se analizó el agua y se vio que era de los acuíferos, que tras los cierres industriales se habían recuperado mucho. Pasamos al otro extremo, porque cuando no se bombea nada, entonces el acuífero sube hasta su nivel natural. Y a la altura que se había construido un túnel sin topar con agua, años después volvía a haberla y se filtraba.

Nos conviene aprovechar la freática sin llegar a pasarnos, en definitiva.

A raíz de aquello, los expertos estudiamos la dinámica de los acuíferos y propusimos al ayuntamiento que en determinadas zonas delicadas para el metro o para alguna otra infraestructura se pudiera bombear. Se hicieron pozos y esa agua que en el fondo estaba molestando pasó a aprovecharse para usos municipales, como el riego.

No hablamos de pozos como los de los cuentos, redondos y con el cubo colgado. Son invisibles para el ciudadano.

Exacto. Un pozo puede ser solamente un tubo que sale del suelo, de un metro de diámetro, con una bomba que envía el agua a un depósito a través de tuberías. Hay uno emblemático de tres metros de diámetro que se llama El Pou del Fènix, en el cruce del paseo de Sant Joan con la Diagonal. Una obra de arte de la ingeniería que había abastecido a toda la Barceloneta. Otro más conocido es la Torre de les Aigües o ‘playa del Eixample’, donde los niños podían bañarse hasta hace pocos años. Era agua del acuífero, limpia y transparente, con un poco de cloro.

El hidrogeólogo Enric Vázquez, en la Facultat de Ciències de la Terra de la UB

El hidrogeólogo Enric Vázquez, en la Facultat de Ciències de la Terra de la UB / Elisenda Pons

Esta infraestructura municipal hoy incluye una veintena de “sistemas” de extracción y aprovechamiento. Pero al no estar interconectados, los años sin sequía el 80% de zonas verdes aún se riegan con agua potable. Ahora que esta no puede usarse, la subterránea no llega a todos los parques.

Habría que adecuar la red actual. No tener conectados entre sí los sistemas te complica un poco la vida, porque si uno falla se queda aislado. Sería fantástico generar una red secundaria de aguas no potables y complementarla con la recuperación de pozos en las zonas deficitarias.

¿Cuántos pozos hay cerrados en Barcelona?

Por los inventarios que hemos hecho y los estudios que tenemos, hay más de mil.

¿¿1.000?? ¿Qué porcentaje es viable reabrir?

Pocos. Sobre el 5%. La mayoría están demasiado abandonados o ya se han destruido. Pero en determinadas áreas de la ciudad quedan pozos que se podrían aprovechar. En Sant Martí, Sant Andreu, Sant Adrià o Santa Coloma había pozos industriales muy importantes y gran parte se pueden recuperar.

¿Para obtener agua potable o para usos alternativos?

Llevar el agua extraída hasta una planta potabilizadora es un drama, porque hacer conducciones en medio de la ciudad es lento y caro. Por eso, coste-beneficio, lo más viable es una explotación localizada para usos que no sean de boca, como ya hace el ayuntamiento. También podrían servir de aguas grises en nuevos bloques de pisos. El 60% del consumo doméstico es la cisterna del váter: una parte de esa agua podría ser no potable.

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