Clamor de vecinos y tiendas de Consell de Cent por la sentencia contra la Superilla: "No más obras"

En los bares y comercios de Consell de Cent solo se hablaba de una cosa este viernes por la mañana: la sentencia que ordena desmantelar el eje verde. Una hipotética desmantelación de la pacificación asusta y enfada a los vecinos, pero sobre todo a los propietarios y trabajadores de los negocios de la zona que no quieren pasar por otra intensa ronda de obras.

"Ya hemos sufrido una bajada de clientes muy severa y no nos conviene volver a pasar por esto", apunta Natalia Arqueros, trabajadora en una panadería, que teme el efecto que tendría la segunda reforma en su local: "No queremos más obras".

Otros comerciantes, como Sergio Torres, tildan de "incomprensible" la eventual demolición de unas obras que aún no se han dado por finalizadas: "Se han gastado tanto dinero en esto para que luego lo deshagan y se lo vuelvan a gastar otra vez para nada...". El propietario de un quiosco de Consell de Cent lamenta que dejar la calle como antes solo es "una pérdida de dinero", ya que, como vendedor, asegura que la calle "ha ganado mucho". Si la sentencia se traslada a la realidad, ya será la segunda vez que a Torres le cambien el quiosco de esquina, cosa que supondría un parón en sus ingresos, otra vez.

La reacción de los vecinos

Al otro lado del mostrador, se encuentran los vecinos del barrio, enfurecidos por la noticia que devolverá el estruendo de las herramientas de los obreros a sus casas. Una de las residentes de la zona, Laura Casafont, salía de su hogar con su bebé sin saber que la reforma de la calle por la que andaba había sido tumbada por el juzgado contencioso-administrativo de Barcelona el día anterior: "¡Me parece fatal! Paseo cada día con mis hijos por aquí y a los niños les va muy bien tener una zona como esta...".

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Los niños y niñas no son los únicos afectados por la inminente reestructuración. Milagros Díaz, vecina del Eixample de toda la vida, confiesa sentirse "triste y apenada" por si un día no puede salir con su nieta a pasear sin tener que preocuparse por los coches. Milagros asegura estar "encantada" con el eje verde y recuerda las facilidades que supone tener una vía así para las personas con discapacidad: "Yo tengo un hijo que no podía casi salir de casa porque no podía ni subir ni bajar las aceras. Ojalá se hubiera hecho antes". La vecina defiende que este colectivo está "muy escondido" por las dificultades que supone pasear por Barcelona: "Ahora se ven más personas con movilidad reducida por esta calle".

Joan y Marta, una pareja de jubilados que vive en la Esquerra de l'Eixample, explican que utilizan el eje verde a diario para ir al centro: "Hemos pasado de ir en metro cada día a ir a pie para llegar a paseo de Gràcia". Un cambio que los dos consideran más saludable para ellos y también para todos los vecinos, que no tienen que oír desde casa el tráfico que pasaba por su calle. Marta subraya que la nueva vía "ha mejorado mucho la calidad de vida de la gente del barrio" y recalca que la nueva sentencia le parece "un completo disparate".