Escuadras de Francia y Uzbekistán

La Mina atrae a equipos internacionales a su Champions infantil de la periferia de Barcelona

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Jordi Ribalaygue

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Una pizca de fútbol internacional ha repartido juego este fin de semana en el extrarradio de Barcelona, para regocijo de un puñado de críos. Un equipo eminentemente de barrio, el Tramontana de La Mina, ha sido capaz de atraer a un conjunto francés y otro de latitudes aún más lejanas, de Uzbekistán, a un humilde campeonato de categorías infantiles, disputado en un campo de la periferia, en Sant Adrià de Besòs, donde el balón apenas ha dejado de rodar de sol a sol este sábado, en que la final de la Champions League acapara la atención. El torneo se reseña como un hito entre quienes llevan meses gestándolo.  

“Nunca antes habían venido equipos de fuera a un campeonato de fútbol del barrio. El rostro de los niños lo dice todo. Tienen una ilusión grandiosa”, cuenta Toni Porto, dinámico vecino de La Mina y uno de los artífices de la jornada. El torneo ha congregado sobre todo a clubes del entorno de Barcelona, incluidos los vecinos del Espanyol, que afinca a sus categorías inferiores en la Ciudad Deportiva de Sant Adrià. En todo caso, la presencia de jugadores de etapas formativas del París FC -el modesto pero histórico rival del todopoderoso PSG en la capital gala- y de la Federación de Fútbol de Uzbekistán ha otorgado empaque y un punto de exotismo a la cita, que ha concentrado alrededor de medio millar de menores. 

Las labores del entrenador de porteros del equipo de La Mina, con experiencia en otros clubes catalanes, fueron decisivas para que ambas escuadras extranjeras se hayan desplazado a jugar a las afueras de Barcelona, aprovechando la estancia que realizan estos días en Catalunya. Como muchas otras iniciativas surgidas en La Mina, el Tramontana pretende ser un aliciente para los jóvenes de un barrio en que la pobreza permanece enquistada en su seno. “Lo fundamos en el 2000, con la intención de sacar a chavales de la calle. Comenzamos con 12 niños y ahora son más de 160. Aquí los niños están un poco dejados y están contentos de tener esta oportunidad”, declara Porto.