Movilidad

La ATM baraja prorrogar la expulsión de los patinetes eléctricos del transporte público

Incendio de un patinete eléctrico en el interior de un vagón de Ferrocarrils, a mediados de noviembre

Incendio de un patinete eléctrico en el interior de un vagón de Ferrocarrils, a mediados de noviembre. / VÍDEO: EL PERIÓDICO

Carlos Márquez Daniel

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No hay nada confirmado pero es de esas situaciones en las que es difícil no hacerse una idea de lo que puede suceder. Los patinetes eléctricos están prohibidos en el transporte público de toda Catalunya desde el 1 de febrero y por un plazo de seis meses, lo que implica que, a partir del 1 de agosto, los operadores ya podrían levantar el veto si lo consideran oportuno. Lo harán solo si la Autoritat del Transport Metropolità (ATM), el ente que promovió esta restricción, levanta la prohibición. A un mes y medio de que venza el plazo, hay demasiadas cosas que invitan a pensar que habrá una prórroga del ostracismo al que han sido sometidos los vehículos de movilidad personal (VMP) durante este medio año. Todavía no hay consenso internacional, hay elecciones generales a finales de julio, falta marco legal y la propia Administración no tiene una voz unánime sobre el asunto.

Esta semana se celebra en Barcelona uno de los congreso de transporte público más importante del mundo. Expositores de todo el planeta muestran las últimas novedades del sector, pero también debaten sobre asuntos que no tienen fronteras, como la irrupción de los patinetes eléctricos en la movilidad diaria, la que está vinculada al trabajo y los estudios. Estos vehículos son garante de la intermodalidad, pero en los últimos tiempos han dado no pocos sustos, con unas baterías que, si están en mal estado o han sido manipuladas, pueden generar un aparatoso incendio. Eso es lo que sucedió en un vagón de Ferrocarrils el pasado noviembre. Aquel suceso dejó varios viajeros intoxicados y con quemaduras, y fue el catalizador de un cambio en el derecho de admisión.

Se dijo entonces que se realizaría un estudio sobre los riesgos y las alternativas, los pros y los contras. Este martes, en el estand de la ATM del Global Public Transport Summit, Lluís Alegre, director del área de Movilidad de este organismo, ha dado una charla sobre el tema en la que ha dado algunas pistas sobre qué es lo que puede suceder. No ha confirmado la prórroga del veto y tampoco ha detallado cómo quedará la cosa, pero sí ha considerado oportuno que haya "más tiempo" para tomar una decisión. En cualquier caso, ha remarcado, será el consejo de administración, formado por el Govern (51%), el Ayuntamiento de Barcelona (25%) y el Área Metropolitana de Barcelona (24%) quien tendrá la última palabra.

Un usuario de patinete, el 19 de diciembre, en el interior de un vagón de Ferrocarrils, en la parada de Espanya

Un usuario de patinete, el 19 de diciembre, en el interior de un vagón de Ferrocarrils, en la parada de Espanya / Ferran Nadeu

Alegre ha puesto sobre la mesa todas las opciones, que tienen en común que no suponen una vuelta a la situación previa a febrero de 2023, cuando los patinetes entraban sin restricciones. Si una cosa parece estar clara es que, de un modo u otro, habrá un cierto control. Una alternativa es esperar a enero de 2027, cuando todos los patinetes que circulen tendrán que cumplir con unos requisitos técnicos que marca la DGT. Otra posibilidad es que se les permita la entrada a las instalaciones del transporte público en enero de 2024, cuando esas características ya aplicarán para los patinetes nuevos. Los viejos podrán seguir circulando hasta 2027 pero en seis meses ya se crea un primer filtro de VMP que tendrán el sello de calidad de Tráfico.

Fuera de las horas punta

Hay cierta unanimidad en que, se decida lo que se decida, tendrán la entrada prohibida en las horas punta, los momentos de mayor afluencia en metro y bus, cuando los viajeros van asardinados y el rápido incendio de la batería de litio de un patinete podría terminar en desgracia. También podrían instaurarse controles de acceso para calibrar la calidad de VMP, podría prohibirse la recarga a bordo o crear lugares apartados del pasaje para transportarlos. Más allá de la cita electoral y de la falta de acuerdo internacional, que la ATM hable en estos términos, con todo tan abierto, a menos de dos meses del fin del veto parece indicar que queda mucho camino por recorrer antes de tomar una decisión más o menos definitiva.