El tetris del paseo de Gràcia: el comercio se mueve para crecer

Que nadie se lleve a engaño aunque vea alguna persiana bajada o algún trajín de cierre en el paseo de Gràcia. En la calle comercial con los alquileres más caros de España sigue habiendo mucha más demanda de operadores que oferta de locales, lo que sucede es que las mudanzas se multiplican por parte de marcas en busca de mejores o mayores locales o emplazamientos, aprovechando la alegría comercial que vive el eje tras recuperar el vigor turístico pospandemia y las oportunidades surgidas tras algunos cierres durante la crisis sanitaria. La tasa de disponibilidad de establecimientos es mínima e incluso sus moradores comerciales no dejan de hacer mejoras para mimar ese cotizado escaparate internacional.

El presidente de la Associació del Passeig de Gràcia, Luis Sans, cree que el paseo, donde la mayor parte de la oferta resistió en 2020 y 2021, "sigue estando muy fuerte". Tanto que "cuesta encontrar locales" y cuando los hay es porque no cumplen con los requisitos de tamaño, precio o ubicación que busca un determinado operador, o porque tiene alguna particularidad o problema. El turismo de lujo ha regresado, en general, y se deja sentir en esta arteria. Pero también el público local se ha volcado en la progresiva implantación de oferta de moda que ha desterrado a oficinas bancarias.

Continuas reaperturas o llegadas

Este mismo fin de semana quien pasee por la zona podrá asistir a la reapertura de Zadig&Voltaire unos números más arriba, en el 79, donde antes se encontraba Escada. En el nuevo enclave estará bien arropado por Hermès (que se instaló en noviembre en el 81 para ganar metros en un fabuloso espacio con jardín y elementos modernistas) y, muy pronto, por la llegada de Van Cleef&Arpels, la prestigiosa joyería francesa que aterrizará próximamente en el 77, como anunció el año pasado.

El eje más caro de España pisa con fuerza tras la recuperación del turismo, las ventas y las mejoras en muchos espacios: tanto en el tramo popular como el de lujo

La semana pasada fue el gigante sueco H&M quien estrenó mejoras en su templo del número 11, adaptado ahora a las nuevas tendencias: de la digitalización a las experiencias en tienda. Es más interactivo, dispone de Social fitting rooms lleno de espejos y donde hasta cuatro personas se pueden probar diferentes 'looks' con luz, música y colores al gusto para poderse retratar y difundir por redes el resultado. O jugar con el maniquí virtual eligiendo prendas, pudiendo comprar in situ u online. La tienda también suma cafetería y zona de descanso, amplia área de Home, Kids, y de deporte, despuntando sobre todo con la implantación de un espacio de segunda mano (Pre-loved) con joyitas 'vintage', prendas dispares de distinta marca y precios asequibles.

Precisamente, otras marcas del grupo se mueven también --como pueden-- en el gran tetris del paseo. Es el caso de COS, que se reubicará en un espacio mayor aún por determinar, aunque Idealista ha publicado la posibilidad de que lo haga en el espacio que ocupa otra de sus enseñas, Weekday, en el 33, o bien en el local donde había anunciado que desembarcaría a otra, Arket (iba a ser la primera de España) en el número 26 que antes ocupó una galería de arte, y previamente la histórica Señor, de uno mil metros cuadrados.

El paseo de oro se agita en sus dos extremos, tanto en el lujo dispuesto al más y mejor, como en el tramo inferior de grandes marcas populares, a medida que vislumbran un hueco. Tras el sonado movimiento de Adidas, que el año pasado estrenó macrotienda en el número 2, dejó libre el 3, adonde se trasladará Stradivarius, de Inditex, a partir del verano, una vez salga a su vez del 11. En el 18, el espacio que ocupó Rolex, que concentra ahora su actividad en el 75, pasa a ser de Swacht.

Muy cerca, la marcha del restaurante Txapela dejó largo tiempo un hueco donde opera desde esta primavera la firma portuguesa Salsa Jeans (en el 8-10). Y el espacio de más de 600 metros cuadrados que dejó en 2020 Armani en el número 6 cuando se mudó al 47, ha encontrado por fin un operador al que cuadran sus condiciones, la firma de cosmética Rituals, que abrirá en breve.

El local perfecto

A la larga lista de movimientos en dominó desde la pandemia (de Nike a Tiffany, que ascendió unos metros en el paseo, dejando hueco a Philippe Plein, o el regreso de Bimba y Lola el año pasado) hay que sumar reformas. Algunos han optado recientemente por cierres temporales para emprender importantes mejoras, como Celine o Sandro, mientras que &Other Stories pierde una planta, por ejemplo.

Otros buscan con ahínco establecimientos más amplios o mejores en los tramos dominados por la oferta de lujo, apuntan fuentes del sector. Esperan el local más propicio que quede libre, como serían los casos de Dior, Chanel o Gucci.

El vaivén parte de diversos cierres durante la crisis sanitaria que permitieron algunos movimientos o ampliaciones, a los que hay que sumar el progresivo trasvase de entidades bancarias hacia el 'retail' o de restaurantes fallidos que acaban siendo comercios, sobre todo de moda.

Huecos y acuerdos

María de Marco, de la consultora inmobiliaria Ascana, recuerda que ese escenario trajo dos años de vorágine comercial, que aún mantiene muchos movimientos encadenados como los relatados. Las opciones teóricamente libres en este momento son escasas, como el espacio que ha dejado Zadig en el 73, otro que la inmobiliaria tiene anunciado en el 82, el que libere Stradivarius en el 11 (que podría ser para cadenas de H&M) y el que ubicó durante tres años a Anthropologie en el 27. Sin olvidar dos locales que dan a paseo de Gràcia del que fue el Bulevard Rosa. Aunque los que dan a otras vías (Rambla Catalunya o València) están alquilados, los del frontal al paseo están operados con una fórmula temporal hasta que llegue un operador interesado definitivamente en ellos, posiblemente unidos. No es fácil, por algunas particularidades del espacio, complejas para grandes marcas.

Domènec Casellas, director de Retail de Cushman & Wakefield, apunta que cualquier local disponible en el paseo de Gràcia en este momento se debe a "falta de acuerdos", que no de novios. Subraya que con contratos a 15 años no es fácil pactar alquileres que satisfagan a las dos partes. Tras los ajustes por la etapa de crisis sanitaria y parálisis turística, para los inquilinos algunas cifras altas aún pueden suponer riesgos, mientras que para los propietarios si son algo más bajas de lo normal pueden implicar perder rentabilidad en próximos años. Recuerda que tras cada movimiento en el paseo, con locales muy grandes, hay "grandes inversiones" para acondicionarlas al gusto del operador.

Suscríbete para seguir leyendo