El colectivo de defensa de la vivienda en Barcelona denuncia la "campaña difamatoria" de los "sicarios" de Desokupa

La elección del lugar no ha sido para nada gratuita. Ni el día. Porque este viernes 26 de mayo se han cumplido nueve años del intento de desalojo de Can Vies, la casa okupada de Sants que resistió el envite judicial, policial y municipal y que ahí sigue como centro social autogestionado, asido al cajón de las vías de tren. Varios movimientos sociales, vecinales y juveniles han unido su voz para denunciar la "campaña difamatoria" contra unas asociaciones, defienden, que lo único que persiguen es el "derecho a una vivienda digna" y "combatir la especulación".

Podía esperarse una rueda de prensa dura, de entrada al tobillo. Porque los cinco portavoces se han situado en el mismo lugar en el que en mayo de 2014 ardió una excavadora que se convirtió en el símbolo de su resistencia. Pero no. Se han limitado a exponer unos hechos, compartir una cronología y desplegar unos objetivos. Berta, portavoz de Heura Negra, ha lamentado la presencia en Barcelona de Desokupa, "una empresa de sicarios avalados por especuladores" y que se han dedicado a "alimentar el mito de la okupación como si fuera un fenómeno extensísimo". Lo que, a su modo de ver, desplaza el problema real: "Los desahucios diarios y las familias que no pueden asumir su alquiler".

Enric, del Sindicat de Llogateres, ha recordado que en Barcelona hay cerca de 10.000 pisos vacíos y ha censurado que haya tanta gente que tenga que cambiar de casa al verse incapaz de hacer frente a las renovaciones de la renta. "La mayoría de las mudanzas son desahucios invisibles. Vivir de alquiler en nuestra ciudad es vivir en una mudanza constante". Sin señalar a nadie en concreto, han denunciado que el movimiento okupa haya entrado en campaña electoral. "Están desplazando el foco de la opinión pública del rentismo inmobiliario y los fondos buitre, que tienen muchas leyes a su favor y todo el poder para seguir ahogando a los arrendatarios". Un cerco, han lamentado, que desde 2013 ha generado cerca de 300.000 desahucios en Catalunya.

Argumentos de siempre

Quizás a través del tono, sin estridencias, los convocantes han querido dejar claro que no piensan hacerle el juego a Desokupa con un cruce de acusaciones y reproches. Se centran en mensajes que no son para nada nuevos. Como si buscaran que el debate vuelva a la senda original, alejada de la maraña generada en torno a las casas okupadas junto a la plaza de la Bonanova, el Kubo y la Ruïna. Por eso han recordado que el 97,7% de las okupaciones de todo el Estado se perpetran en viviendas vacías, se han quejado de los salarios bajos, de la rentas altas y de la "precariedad de los servicios públicos". No parece que persigan caerle bien a nadie, pero tampoco quieren caer mal por razones que consideran inventadas.

Los convocantes también han hecho referencia a la ley de Vivienda recientemente aprobada por el Gobierno. Consideran que aporta "pequeñas mejoras", pero la ven insuficiente ante una situación de "máximos históricos del precio de la vivienda, salarios que se han mantenido casi intactos y una inflación desbocada que ha incrementado todavía más las desigualdades". Ante este paisaje, han dejado claro que no piensan dejar de okupar viviendas y locales vacíos. ¿Por qué? "Porque proporcional puntos de encuentro, de reunión y de organización al margen y en contraposición de las dinámicas capitalistas". "Son espacios -han proseguido- abiertos a todo el mundo que nos permiten desarrollar proyectos sociales, políticos y culturales".