Conflicto en el Turó de la Rovira

Barcelona anuncia sanciones si siguen los saraos en los búnkers del Carmel

La concejala de Horta-Guinardó mantendrá los controles policiales, con desalojos y decomisos de equipos de música y luz hasta octubre

Visitantes en los búnkers del Carmel, en Horta-Guinardó.

Visitantes en los búnkers del Carmel, en Horta-Guinardó. / FERRAN NADEU

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La presión turística y de jóvenes de fiesta que visitan de noche los búnkers del Carmel se ha saldado hasta ahora con desalojos, advertencias de la Guardia Urbana y decomisos de equipos de música y luz. Pero la concejala de Horta-Guinardó, Rosa Alarcón, advierte de que "si hace falta" la policía local sancionará el botellón y la organización de fiestas ilegales. También ha anunciado que mantendrá el operativo de control policial incluso cuando finalice la instalación de las vallas perimetrales con las que se quiere cortar el acceso nocturno.

La edila ha asegurado desde 'Els Matins' de TV3 este miércoles que de momento la estrategia es advertir a los infractores, que hasta ahora "dejan de beber" al instante; así como requisar los elementos con los que se hacen fiestas y se causan molestias vecinales. No obstante, ha abierto la puerta a sancionar para frenar estas actitudes incívicas.

Cambios en las redes sociales

Como ya explicó a EL PERIÓDICO, Alarcón cree que la solución definitiva pasa por lograr un "cambio de hábitos" en los visitantes. Según ella, las redes sociales que publicitan los búnkers y sus fiestas, ya están recogiendo información sobre la presión policial en la zona. No obstante, ha defendido las medidas a corto plazo, como la verja en construcción (lista a finales de abril o principios de mayo) y el operativo de la Guardia Urbana, que controla el acceso de vehículos privados e impide la fiestas. Este se mantendrá hasta octubre, ha señalado hoy.

Alarcón cree que la apuesta de descentralizar el turismo no ha funcionado en este caso porque no se ha enfocado correctamente, a su juicio. Lejos de convertirse en referente cultural, se ha convertido en reclamo lúdico y de algunos excesos. "Ha traído externalidades negativas", ha dicho, convencida de que "las soluciones no llegan de un día para otro".

Mientras, los vecinos del Turó de la Rovira prosiguen con sus movilizaciones semanales para exigir medidas más drásticas. Mantienen que las vallas no servirán porque los visitantes las saltarán o bien buscarán otros enclaves próximos con vistas panorámicas de la ciudad, el gran reclamo de este punto que hace más de una década. Entonces estaba algo abandonado y sembrado de basura, pero era un espacio tranquilo solo conocido y visitado por los residentes del barrio.