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Whale watching en Barcelona: dónde ir a avistar ballenas

Acaba de empezar la temporada 2024 de rorcuales. Es el segundo animal más grande del mundo. Hay 4 barcos que admiten tripulantes para buscar a estos cetáceos   

Cenas con desconocidos: así se liga ahora en Barcelona

Salto de un rorcual común captado en mayo del 2022 desde el barco 'Ría de Ferrol' en la costa de Barcelona.

Salto de un rorcual común captado en mayo del 2022 desde el barco 'Ría de Ferrol' en la costa de Barcelona. / Mar a la vista

Ana Sánchez

Ana Sánchez

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Sonríes con más confianza que un familiar de Ayuso al buscar trabajo. Agarras los prismáticos en guardia. No ha pasado ni media hora desde que el barco zarpó del Port Olímpic de Barcelona y ya se te ha puesto rictus de documental de La 2. Lo primero que aquí te enseñan a bordo es a reconocer un soplo gigante en el horizonte. "Puede parecer la nube de un barco", te dan pistas. Nadie te mira raro cuando te arrancas a hablar balleno a lo Dory en ‘Buscando a Nemo’. No sería la primera vez que funciona el truco Disney. El año pasado avistaron una ballena a menos de una milla del Hotel Vela. Desde este velero las han visto incluso saltar

 

Ballenas en Barcelona, sí. Acaba de empezar la temporada: de marzo a junio, la costa catalana, especialmente la del Garraf, se convierte en una autopista de rorcuales. Es el segundo animal más grande del mundo, solo por detrás de la ballena azul. Pueden alcanzar 24 metros. De Barcelona, Sitges y Vilanova i la Geltrú salen a buscar cetáceos cuatro embarcaciones que admiten tripulantes neófitos.  

Sergi R. Basolí, el capitán del 'Ría de Ferrol', observa a un grupo de delfines listados en su última salida en busca de ballenas, este martes.

Sergi R. Basolí, el capitán del 'Ría de Ferrol', observa a un grupo de delfines listados en su última salida en busca de ballenas, este martes. / FERRAN NADEU

'Ría de Ferrol', se lee en el casco. Es un velero de madera de esos que crujen con nostalgia: data de 1949. El primer barco tradicional que embarca a turistas para avistar ballenas. Son travesías de 7, 8 horas de ‘whale watching’ con una bióloga desde el Port Olímpic de Barcelona (90 €). “La gente se piensa que es una broma”, aseguran. ‘Mar a la vista’, se llama el proyecto. “Ocio sostenible”, resume el capitán. ¿Su meta? “Crear conciencia a través de la experiencia directa con ellas”. Se protege lo que se conoce.    

Nota a pie de aleta: para salir a observar cetáceos se necesita la autorización previa del Ministerio para la Transición Ecológica y el Reto Demográfico. Hay una normativa que regula la navegación con estos animales: no te puedes acercar a menos de 60 metros, nunca cruzarse en su rumbo, se prohíben los ruidos fuertes e incluso se recomienda no hablar durante el avistamiento.    

Sergi y Nirvana, al timón del velero.

Sergi y Nirvana, al timón del velero. / FERRAN NADEU

“Queremos proteger el mar”, se presenta el capitán del 'Ría de Ferrol': Sergi R. Basolí, 40 años, lleva 10 con Nirvana a pie de timón. Es la perrita que se pasea por el barco con mirada resabiada de Capitán Pescanova. Habrán navegado juntos 16.000 millas. Sergi la adoptó en Cerdeña durante su periplo de cinco años en kayak por el Mediterráneo. Ahora le acompaña a buscar ballenas. Esta será su cuarta temporada de avistamientos. 

Nirvana, la perrita marinera del 'Ría de Ferrol', posa con dos delfines.

Nirvana, la perrita marinera del 'Ría de Ferrol', posa con dos delfines. / FERRAN NADEU

Impresiona cada “¡ballena a la vistaaaa!”. El chorro puede alcanzar casi 10 metros. Piel de gallina general, bocas abiertas, sensación instantánea de paz. “A 500 metros ya las puedes escuchar respirar -dice Julia-. No solo el soplo. A veces hemos escuchado incluso la inspiración. Parece una tubería de metal”. 

8 cetáceos en el Mediterráneo

Julia Gostischa habla de ballenas con pasión de madre. Lleva avistándolas una década. Es la bióloga marina que acompaña a la tripulación del ‘Ría de Ferrol’. “La gente tiene la idea de que cerca de una ciudad grande como Barcelona no puede haber mucha fauna”. Y señala una pizarra con 8 cetáceos dibujados. Las 8 especies que viven en el Mediterráneo: rorcual común, cachalote, delfín mular, listado y común, calderón gris y común y zífio de cuvier. La búsqueda se adereza con ‘masterclasses’ marinas. Moraleja: todos –incita la bióloga- podríamos “ayudar a que el Mediterráneo sea un hábitat mejor para la fauna”. 

La bióloga Julia Gostischa enseña los cetáceos del Mediterráneo.

La bióloga Julia Gostischa enseña los cetáceos del Mediterráneo. / FERRAN NADEU

Hoy no se avistan ballenas. No siempre se ven. “Es la naturaleza, no un acuario”, justifican. “Pero todos los avistamientos tienen su fascinación”, prometen. Y te vas topando con pandillas de delfines, peces luna, algún pez espada saltarín, una tortuga echando la siesta al sol, hasta un tiburón que se pasea sin necesidad de banda sonora de Spielberg. 

El tiburón avistado esta semana desde el 'Ría de Ferrol'.

Tiburón avistado esta semana desde el 'Ría de Ferrol'. / FERRAN NADEU

Hasta junio, prevén salir 2, 3 veces por semana. En breve les llegará un hidrófono que acaban de comprar. “Podremos escuchar los sonidos de los animales debajo del agua”, adelanta Julia. “La idea es que la gente no solo los vea, sino también los escuche –añade Sergi-, y quizá nos pueda ayudar a saber si estamos cerca de algún animal”.   

Tortuga avistada esta semana desde el 'Ría de Ferrol'.

Tortuga avistada esta semana desde el 'Ría de Ferrol'. / FERRAN NADEU

Proyecto Rorcual

“Este año está todo retrasado porque no ha habido lluvias - advierte Eduard Degollada, el presidente de la asociación Edmaktub-. Lo positivo es que hemos podido coger muestras de agua, filtrarlas y detectar ya krill” (el festín de los rorcuales). En una semana o dos –predice-, las ballenas tendrían que estar comiendo ya”.  

Hace una década que esta organización sin ánimo de lucro estudia ballenas con base en el club náutico de Vilanova y la Geltrú. Proyecto Rorcual: es su buque insignia. La primera investigación que estudia en profundidad el periplo de estos mastodontes por la costa catalana: desde Palamós hasta Ametlla de Mar. ¿Su conclusión? Que los rorcuales no están de paso por el Mediterráneo catalán. “Vienen a comer”. De hecho, ellos suelen captar cómo se alimentan a vista de dron. Son pioneros en el uso de drones en la filmación de cetáceos.

“No somos una empresa de whale watching”, advierte Eduard. “Nosotros lo que hacemos es salir a hacer investigación”. Aceptan tripulantes si hay disponibilidad (4 personas por día como mucho). Hacen salidas diarias (siempre que el mar lo permite) a bordo del 'Maktub', así se llama su catamarán. Son jornadas de investigación de 6 a 10 horas en el mar. “Abrimos las puertas a poder enseñar lo que hacemos”, invita Eduard. También se puede descubrir desde el sofá en el corto documental Blow!’, de Neus Ballús, Fue nominado a los Goya y a los Gaudí.  

Están a punto de sacar la memoria del 2023. No fue un gran año en número de avistamientos, pero casi estas alturas de mes ya hicieron el primer avistamiento en 6 años de una cría de ballena entre Coma-ruga y Calafell. Además de los 8 cetáceos mediterráneos, avistaron tiburón azul, rayas diablo y tortuga boba. “El mar tiene una riqueza enorme –apunta Eduard-. Es una pena que la gente no sea más consciente y lo intentemos proteger mejor”. 

Otra entidad sin ánimo de lucro con la que embarcarse a otear aletas es la Associació Cetàcea. También desarrollan proyectos de investigación, detallan en su web. Hacen salidas divulgativas por la costa del Garraf. Ellos parten desde Sitges. Intentan salir cada fin de semana durante todo el año. 

La cuarta embarcación donde avistar cetáceos es la de Depana, asociación ecologista con más de un millar de socios. “Todos voluntarios”, puntualiza David Rodès. Es el responsable de navegación de la entidad. Capitán, geólogo, librero. Cuando no está navegando, está rodeado de libros antiguos en la Llibrería Rodés (Banys Nous, 8).  

Hará ya 15 años que empezó a capitanear las travesías marítimas de Depana. “Lo planteamos como una alternativa a los delfinarios”, apunta. Las retomaron la semana pasada. Suelen hacer una al mes todo el año (excepto agosto, diciembre y enero). La de este febrero la aplazaron por mal tiempo. Salen desde Vilanova i la Geltrú. “El objetivo es la concienciación sobre la conservación y el conocimiento de los cetáceos”, apunta el capitán. “Ya hay gente –asegura- que viene año tras año”.  

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