Salvador Alemany: "No estamos en la mejor fase de consensos en Barcelona; las elecciones deberían ser una oportunidad"

Salvador Alemany encaja bien en el estereotipo de 'hombre del Renacimiento'. Se puede o no estar de acuerdo con sus opiniones, pero no se le puede negar la capacidad de discurrir con soltura y argumentos sobre temas tan diversos como la movilidad, el urbanismo, la cultura, el mundo de la empresa, el tercer sector o el baloncesto, la pasión de la que aprendió muchas cosas, entre ellas el valor de la crítica: "Las cosas no se pueden valorar sin estar dentro, porque hay muchos datos que no sabemos". El presidente de Saba y de la Fundación del Gran Teatre del Liceu ha participado este martes en una de las sesiones de 'Afterwork' que organiza EL PERIÓDICO en la Casa Seat, una ocasión estupenda para, como ha dicho el director del rotativo, Albert Sáez, "desvirtualizar la relación entre los que hacemos el diario y los que lo leen". El público ha escuchado a un hombre ilustrado, prudente y sutil; con la virtud de Miguel Gila de decir las cosas sin decirlas. Como cuando ha versado sobre la Barcelona de la que se ha confesado "enamorado", una ciudad, ha sostenido, que corre peligro de convertirse en un compartimento estanco.

Vaya por delante que Saba se dedica a los aparcamientos, y por ende, al almacenaje de coches, un negocio que atraviesa por un momento de tránsito hacia nuevos horizontes, vinculados a la distribución urbana de mercancías, la carga de vehículos eléctricos, el estacionamiento de bicicletas, el 'sharing'... 'Hubs' de la movilidad, suele decirse ahora. Habrá quien interprete las ideas de Alemany como un intento de barrer para casa. Y a nadie se le escapa que la actual hoja de ruta municipal pasa por reducir el uso del vehículo privado. Pero no estamos ante un empresario al uso, más bien se trata de un verso tan libre como mesurado, tan perspicaz como a la vez directo. Lo ha admitido sin tapujos: "A mi lado siempre he tenido un logo de un coche", en referencia a su pasado en Acesa y Abertis. Pero, por si se lo preguntan, ni una sola mención a la actual inquina del ayuntamiento. Ni a ella, ni a ningún otro político.

El "mantra" climático

Tras admitir cierto reparo por el hecho de hablar sobre la ciudad a escasos dos meses de las elecciones, Alemany se ha animado con algunos mensajes sobre la situación en la capital catalana, siempre con un tono más de construcción que de demolición. "La preocupación por el medio ambiente y la calidad del aire es un mantra que pasa por encima de todo y que provoca actuaciones que para mi son cuestionables. De lo que se planifica, lo más preocupante es el bloqueo de la ciudad metropolitana".

En este punto de su alocución ha introducido la figura del "visitante esporádico", una nueva variante del 'català emprenyat' que ve cómo, en los últimos tiempos, subir o bajar a Barcelona se ha convertido en una pesadilla viaria. "Tienen la sensación de que no se puede venir a la ciudad en coche porque tendrán muchos problemas". Ha puesto el ejemplo de la reforma de Via Laietana, una arteria, la más neoyorquina de la capital catalana, que, curiosamente, nació a principios del siglo XX para conectar la actividad económica del Eixample con el puerto. "Veremos cómo quedan las cosas si para ir al centro desde la Ronda Litoral tienes que ir a buscar Sant Joan o Paral·lel", ha argumentado el presidente de Saba. "Tenemos que dejar de mirarnos el ombligo, dependemos del área demográfica y territorial de la que somos el centro", ha zanjado. Es la eterna pregunta: ¿De quién es Barcelona y en función de quién deben tomar las decisiones sus gobernantes?

Faltan "consensos"

Antes de hablar del Liceu, Alemany ha lanzado una de las frase de la tarde: "No estamos en la mejor fase de consensos de nuestra historia. Las elecciones deberían ser una oportunidad". Lecturas entre líneas, tantas como gusten... Para unos y otros, el 3 de marzo se presentó el proyecto Pro Barcelona 2023, impulsado por un centenar de entidades y del que este veterano empresario es uno de los impulsores. Tras blandir la necesidad de "diálogo" y de más "colaboración público-privada", ha destacado la presencia del tercer sector en esta plataforma. "Tenemos que ser conscientes de que tienen voz propia y de que no podemos hablar por ellos", ha defendido.

Sobre el Liceu ha aplaudido el programa valiente que ha salido de la mente de una dirección joven y emprendedora que ha logrado "una asistencia que hacía años que no se conseguía". Ha recordado la experiencia de 'La gata perduda', una aventura social y artística realizada al alimón con los vecinos del Raval -la experiencia, ha avanzado, se repetirá con otros barrios de la ciudad- y ha celebrado que se haya pasado "de un Liceu de todos a un Liceu para todos". Como resumen del momento por el que traviesa el gran teatro de la Rambla, ha tirado de un lenguaje más propio de la Kings League: "Estamos on fire; nos salimos".