Incivismo

Los vecinos del Turó de la Rovira reclaman que se desalojen cada noche los búnkers del Carmel

Residentes en las inmediaciones del mirador más famoso de Barcelona se manifiestan contra las fiestas y botellones en el Turó de la Rovira

Los Búnkers del Carmel durante el atardecer en Barcelona

Los Búnkers del Carmel durante el atardecer en Barcelona / PAU BARRENA/AFP

Xavier Sánchez

Por qué confiar en El PeriódicoPor qué confiar en El Periódico Por qué confiar en El Periódico

Los vecinos del Turó de la Rovira vuelven a la carga por el incivismo en el mirador más famoso de Barcelona. Pese a las medidas aplicadas en los últimos años, el descanso nocturno sigue sin estar garantizado porque los búnkeres del Carmel todavía son escenario de fiestas y botellones a menudo. Por ello, y aprovechando la mayor sensibilidad política en víspera electoral, reactivan la movilización con 7 reivindicaciones, entre ellas desalojar cada noche el mirador tal como se hace en otros puntos de la ciudad, por ejemplo las plazas del barrio de Gràcia.

En una asamblea el pasado viernes 17 de marzo, el consejo de vecinos de las seis calles más cercanas al mirador (Turó de la Rovira, Marià Labèrnia, Gran Vista, Mulhberg, Labèrnia y Doctor Bové) decidió que saldrían a la calle contra una cronificación de molestias que atribuyen a "inacción por parte del Ayuntamiento". La primera protesta ha tenido lugar este viernes por la tarde en la plaza Juan Ponce, y ya se preparan para repetir el viernes 31 de marzo. La acción vecinal, bajo el lema Stop a la invasión turística ¡El barrio no aguanta más!, reclama una solución duradera al consistorio para acabar contra la "violencia turística" que padece el Turó de la Rovira, en palabras de los convocantes.

Aseguran que la presión ha empeorado con el paso del tiempo. Desde las aglomeraciones nocturnas, hasta botellones con equipos de sonido que se han hecho virales por redes sociales, con la consecuente basura acumulada después de las fiestas. Este incivismo provoca una sensación de inseguridad en el vecindario, que también protesta por los atascos que se forman de taxis y el colapso de las líneas de autobuses que circulan por la zona, donde la aglomeración de turistas o jóvenes que suben a los búnkeres comporta dejar en tierra a vecinos o viajar en condiciones incómodas.

Los vecinos no dudan en señalar al Ayuntamiento de Barcelona, aunque reparten la culpa entre varias alcaldías. Consideran que esta situación comienza durante el mandato de Xavier Trias y ha sido tolerada por Ada Colau y Jaume Collboni. Lamentan además haber recibido "diferentes excusas, mentiras y desatenciones" como respuesta a sus quejas.

Por todo ello, proponen ellos mismos 7 medidas como solución a la movilidad y el incivismo. Por ejemplo reclaman la prohibición de entrada de vehículos que no sean vecinales o de servicios en las calles Gran Vista, Dr. Bové, María Labèrnia, Labèrnia y Turó de la Rovira, así como una parada de taxis para carga y descarga de pasaje. Además rechazan que el consistorio amplíe la zona verde de la calle Gran Vista porque perderían una zona de aparcamiento para residentes, como ya les pasó en la calle Dr. Bové.

Otra reivindicación es paralizar el vallado de las baterías anti-aéreas. Consideran que se debería abrir un proceso de debate vecinal y evaluar las consecuencias en las que puede derivar este vallado. Por último, exigen desafectar las 300 fincas sentenciadas en el proyecto de parque de los Tres Turons, un plan que lleva años encallado por falta de consenso político y social.

"En un año estará controlado"

Consultada por este periódico, Rosa Alarcón, concejal de Horta-Guinardó y miembro del PSC, da la razón a los vecinos. Tras la pandemia, el número de visitantes se ha disparado. Esto ha provocado que el Ayuntamiento haya tenido que avanzar el dispositivo de seguridad programado para inicios de abril para poder enfriar la presión que sufre la zona. Se trata de más vigilancia en el barrio y un operativo de la Guàrdia Urbana cortando el acceso a vehículos privados. "Con este dispositivo se nota que la presión ha bajado, pero no desaparecerá del todo", afirma Alarcón.

La responsable del distrito prevé que con las medidas que está tomando el Ayuntamiento, como el vallado de las baterías antiaéreas que estará listo para mayo, la situación estará "plenamente controlada" en un año.

Munición electoral

La situación de los búnkeres del Carmel ya se ha colado en la precampaña electoral. Coincidiendo con la protesta vecinal, la alcaldable de Valents, Eva Parera, ha acudido al mirador y ha recriminado al gobierno municipal los grafitis y la suciedad en la zona. “Este espacio sale en todas las guías y en los últimos años se ha masificado, pero el Ayuntamiento no lo ha sabido gestionar", ha acusado. "Los vecinos llevan tiempo quejándose y la imagen que se da de Barcelona es lamentable”, ha añadido.

Ante estas declaraciones, Rosa Alarcón ha recalcado que ella está al lado de los vecinos, e incluso estaba en la asamblea celebrada por los residentes el pasado 17 de marzo. "Mientras algunos están en clave electoral, otros estamos para ayudar", ha remachado.