Mapa delictivo

Los puntos calientes de la inseguridad se expanden del centro de Barcelona a la periferia

Las estaciones, los centros comerciales y las zonas de ocio nocturno dispersan el foco de la delincuencia, concentrado sobre todo en el casco histórico de la capital

Gente paseando por la Rambla, en Barcelona.

Gente paseando por la Rambla, en Barcelona. / MANU MITRU

Jordi Ribalaygue

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Una particularidad del informe anual de victimización del Institut d’Estudis Regionals i Metropolitans de Barcelona (IERMB) es que localiza dónde se han cometido cada uno de los delitos que los entrevistados para el sondeo han sufrido el año anterior. El mapa identifica los lugares en que pequeños hurtos, atracos a la fuerza, agresiones y otros hechos punibles han ocurrido con más frecuencia en la capital y sus cercanías.

A lo largo de los últimos años, los colores vivos que señalan las zonas donde la delincuencia actúa con más asiduidad se apiñan en el centro de Barcelona, una mancha que se ha ido uniformando cada vez más sobre buena parte de Ciutat Vella y tramos del Eixample. No obstante, también han emergido círculos de un tono encarnado que alerta de la criminalidad en zonas más periféricas de la urbe y de ciudades del entorno, en especial en Badalona, L’Hospitalet, Esplugues y Cornellà

“Ahora hay más puntos rojos sobre el mapa que en 2019 o 2020”, observa la investigadora Cristina Sobrino. Explica que, aunque el foco delictivo sigue sobre el centro turístico y altamente transitado de Barcelona, “se ha dispersado un poco la victimización en el ámbito metropolitano”. “No se da en grandes cantidades, pero empezamos a ver que pasan cosas más allá de la ciudad de Barcelona”, percibe. 

Grandes almacenes y estaciones

Aparte del núcleo de mayor densidad delictiva que circunda el casco histórico de la capital, las demás marcas calientes se sobreponen en especial sobre centros comerciales, zonas de ocio y estaciones de transporte público con alta afluencia, tanto en barrios de la capital como en poblaciones de las inmediaciones. “Más allá de Barcelona, hay centros de distribución nodal de transporte en el área metropolitana, donde se producen intercambios, y entornos residenciales donde se dan niveles de victimización que antes no habíamos recogido”, apunta Sobrino.   

En todo caso, se mantiene inalterable que Barcelona atraiga más delincuencia. De hecho, el 64,7% de los delitos declarados por los encuestados sucedieron en la capital, seguida a mucha distancia por L’Hospitalet (6,6%) y Badalona (6,6%). El sondeo plasma que el 21,6% de los consultados aseguraron haber sido objeto de un delito en la capital catalana o su periferia en 2021. Supone un ligero repunte respecto al año anterior, aunque lejos de la tasa registrada antes del estallido de la pandemia, cuando el 27,2% confesó haber sido víctima de al menos un ilícito. 

“Se mantiene la regularidad en los espacios centrales. Es donde hay más actividad y, en definitiva, más oportunidades de que se cometan delitos”, comenta la investigadora Marta Murrià. “La Rambla hasta plaza Catalunya aparece, año tras año, como un espacio de concentración. A medida que han pasado los años, han ido saliendo otros puntos, como la estación de Sants, la de Sant Andreu Comtal o centros comerciales como La Maquinista. También pasa con la zona de ocio nocturno de Badalona”, detalla. 

Más riesgo por la tarde

El estudio muestra algunas particularidades en la actividad delictiva de cada una de las grandes ciudades del área metropolitana. Los robos dentro de vehículos son más usuales en L’Hospitalet de Llobregat que en otras localidades de la corona de la capital catalana. Lo declaran el 8,4% de los entrevistados en la segunda ciudad más poblada de Catalunya, por un 7,2% en el conjunto del área metropolitana. En cambio, en Badalona se contabilizan más damnificados por asaltos a domicilios (4,3%) que en las demás poblaciones de la zona (3,1% de media). 

Aparte, hay patrones inmutables en la criminalidad de Barcelona y su conurbación. Sucede con la concentración de pequeños delitos por la tarde, mayor que en cualquier otra franja horaria. En horario vespertino, se registran el 22,5% de los ilícitos que han aflorado en el informe, mientras que al atardecer o por la noche se dan el 18,5% y el 17,8% de madrugada. 

“Responde a la movilidad y se ajusta a la vida cotidiana de las personas”, aprecia Sobrino. “Es por la tarde cuando más gente se junta al volver de las tareas de cuidados, el trabajo o los estudios. La atracción de delitos se acumula en centros modales de transporte, puntos de intercambio y calles o plazas con mucha acumulación de gente”, precisa. “La mayor victimización por la tarde tiene que ver con delitos contra la seguridad personal, sin violencia y en momentos de mayor movilidad”, completa Murrià.